Las empresas de biocombustibles que habían festejado la modificación del proyecto original planteado por el oficialismo para el sector, y que incluso fue calificado como favorable a la industria petrolera, se encontraron finalmente con nuevas modificaciones que en determinados temas representan retrocesos o signos de interrogación que antes no estaban.
Vale recordar que la última versión planteaba una obligatoriedad de avance en mayores cortes para el corto y mediano plazo, lo que abría una ventana importante de inversiones para poder satisfacer esa oferta de biocombustibles requerida para mezclar con naftas a futuro. Eso ahora está en zona gris porque ya no se habla de obligaciones de alcanzar esas mezclas sino que plantea la posibilidad de que “la autoridad de aplicación pueda disponer un incremento en el porcentaje de mezcla”. Por supuesto que eso pone en paréntesis cualquier proyecto de ampliación de nuevas plantas o de construcción de nuevas, especialmente de alcohol de maíz que es el sector que tiene más posibilidades de crecimiento.
Concretamente el artículo 285 de la Ley Ómnibus 27.640 dispone que “las naftas de origen fósil deberán contener un porcentaje de mezcla con bioetanol obligatorio, en volumen, medido sobre la cantidad total del producto final del 12%”. Ese primer punto es un paso adelante con respecto al planteo primario que no garantizaba el piso del 12%.
Ahora bien, a renglón seguido, el proyecto del oficialismo plantea que “durante los dos primeros años desde la entrada en vigencia de la presente ley, la autoridad de aplicación podrá disponer un incremento del porcentaje de mezcla hasta el 15%. A partir del 15% de mezcla o corte obligatorio de bioetanol en naftas de origen fósil y no antes de tres años de la entrada en vigencia de la presente ley, la autoridad de aplicación propondrá al Congreso aumentos progresivos de porcentajes de corte obligatorios hasta alcanzar un porcentaje entre el 18 y el 27 por ciento”.
Luego, les abre la posibilidad a las productoras de hidrocarburos a ingresar al mercado, pero eso será recién luego de alcanzar el corte del 18% en etanol y 15% en biodiésel, pero sólo sobre los excedentes de esos cortes respectivos.
Naturalmente que los cambios de último momento pusieron en alerta al sector y generó la reacción, especialmente de los diputados cordobeses de la oposición que seguían de cerca la evolución de ese articulado. Tanto el radical Luis Picat, como el peronista Carlos Gutiérrez, llamaron la atención sobre esas modificaciones que no habían sido acordadas.
Los legisladores, uno de Jesús María y otro de Río Cuarto, coincidieron en que la nueva letra representa un retroceso y apuntaron contra la falta de previsibilidad en los cortes y hasta la incorporación del plástico como posible “biocombustible”. “Es una aberración”, remarcaron.
“El dictamen último de mayorías tuvo una modificación en los artículos referidos a biocombustibles. Lamentablemente sufrió otros cambios esa sección; que no era lo que se venía tratando entre las provincias productoras y la Secretaría de Energía”, explicó Picat.
“Una es la que afecta al sector cañero que tenía 6% garantizado y ahora eso ya no está. La otra cuestión es que la suba de cortes que estaba muy en claro y con una señal de obligatoriedad ahora ya no existe”, apuntó el radical.
Por último hay casi un dato curioso: “Se sumó, y eso antes se había quitado, el tema plásticos con fines de combustibles, algo que es positivo para reciclarlo, pero que de ninguna manera puede ser considerado un material bio, sino que debería estar en los petrocombustibles y tener un tratamiento en ese marco”, coincidieron Picat y Gutiérrez.