De acuerdo a datos publicados por Puntal en los últimos días, en la provincia se espera un 29% menos de superficie de maíz, especialmente en los departamentos del norte y el Este, que fueron los más afectados por Spiroplasma. Allí hay hasta 60% menos de superficie en algunas zonas. En cambio, en el sur la situación es menos compulsiva y se anticipan mermas en torno al 17%, como ocurre en el departamento Río Cuarto, según datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba. A ese arrastre de la chicharrita se le suma la actualidad con escasez de precipitaciones que suma complejidad: para escaparle a la plaga la recomendación es sembrar temprano, pero si no aparecen las lluvias eso no será posible.
En ese contexto, lógicamente que los productores no dejarán de sembrar. Por el contrario, buscarán alternativas como soja, sorgo o girasol. Según la misma Bolsa de Córdoba, en Río Cuarto se espera que el 30% de las hectáreas que no irán a maíz esta próxima campaña, tengan destino de sorgo. A diferencia de lo que ocurre en otras regiones, donde la soja pisará fuerte y recuperará superficie, a pesar de que eso no sea una buena noticia para la sostenibilidad del sistema agrícola.
El último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario establece que en la región núcleo se sembró el 15% del maíz previsto. “Pero las reservas de humedad superficial se agotan y tambalean los planes de siembra en el oeste. Ante la limitación de sembrar maíz tardío por temor a ataques de chicharita, aparecen el girasol y el sorgo como alternativas de cultivos en suelos marginales o con limitantes”.
En detalle, el trabajo explica que se sembraron 200.000 hectáreas de maíz que constituye ese 15% previsto. El año pasado, en esta misma fecha, la siembra solo alcanzaba al 5% de los lotes. “Este año, el temor por ataques de chicharrita y la poca humedad superficial disponible fuerza a que se adelanten las siembras, incluso poniendo en riesgo la germinación del cultivo. El centro sur de Santa Fe es la zona más adelantada, con un progreso de 40%”, explicó el trabajo.
“Se siembra con un grado de locura impresionante. Nadie quiere desaprovechar la poca humedad superficial que queda”, mencionan en el informe productores de El Trébol. Allí, solo los lotes con antecesor trigo/soja tienen mejor humedad para seguir sembrando. En Carlos Pellegrini ya no queda humedad para asegurar una buena germinación. “Son los tamberos los únicos que siguen sembrado porque necesitan imperiosamente tener el maíz”, comentan. El sur santafesino sembró el 20% del maíz. En Bigand, los lotes que vienen de soja de primera necesitan de una lluvia de más de 20 milímetros para asegurar la siembra. En el noreste de Buenos Aires se sembró el 7% del maíz, pero esta semana se avanzará con el grueso ya que las reservas de agua son mejores. En el noroeste bonaerense y el sudeste de Córdoba se sembró el 5% del maíz. “Ya no hay humedad para la siembra”, dicen. En la región extenderán la fecha de siembra hasta mediados de octubre. Pero ante la falta de pronósticos de lluvias para los próximos días empiezan a aparecer otras alternativas en los lotes que no puedan sembrarse con maíz.
En áreas de la región núcleo donde el maíz tardío dominaba y la soja no supera los 30 quintales, el girasol y el sorgo están tomando protagonismo. Muchos productores, frente a un año marcado por la incertidumbre climática, los perfiles de los suelos descargados, y la amenaza de la chicharrita, han comenzado a considerar estas alternativas. Aunque no ofrecen los mejores márgenes, son cultivos que presentan ventajas frente al maíz tardío. “Desde el sudeste cordobés, en Noetinger reportan que, históricamente, la producción se dividía entre un 50% de maíz tardío y un 50% temprano. Pero el girasol y el sorgo vienen ganando terreno hace ya tres campañas”, indica el informe de la Bolsa rosarina. Allí, estiman que la superficie destinada al maíz total se reducirá en un 50% por la imposibilidad de realizar maíz tardío. Y, si las lluvias de septiembre no llegan tiempo, la caída podría ser aún mayor, llegando al 70%.
Frente a este panorama, el girasol y el sorgo emergen como una opción defensiva y viable, sobre todo en lotes donde la soja apenas alcanza 25 a 30 quintales. En estos suelos marginales o con limitantes, estos cultivos se perfilan como alternativas viables frente al maíz.
¿Por qué elegir girasol o sorgo?
“Principalmente, por resistencia a la sequía y altas temperaturas”, puntualizan los técnicos. Resaltan que el sorgo, además, presenta una característica particular: la latencia, a través de la cual puede retrasar la floración en periodos secos, aprovechando mejor el agua en momentos críticos y asegurando que el período crítico ocurra cuando mejoran las condiciones. Por otro lado, la cosecha temprana del girasol en febrero permite liberar los lotes para aprovechar la recarga otoñal y sembrar cultivos de cobertura o trigo. Genera ingresos a principios de año y además, se logran buenas productividades: “en la zona de Noetinger, donde tenemos suelos con presencia de sales, llegamos a cosechar entre 25 a 30 quintales por hectárea de girasol y unos 60 quintales en sorgo, cuando una soja no llega a 25 quintales”, explican los técnicos. También juega a favor el precio del girasol en comparación con el de la soja para la cosecha 2024/25. Además recibe bonificaciones por diferencia en contenido de materia grasa según normas de calidad para la comercialización. “La clave con estos cultivos alternativos está en minimizar los costos”, explican. Advierten, sin embargo, que hay puntos clave a considerar como la importancia de anticipar la compra de semillas. "En algunos híbridos de girasol la oferta es limitada y en sorgo la situación es más ajustada", explican los técnicos de Corral de Bustos. Por otro lado, una desventaja del sorgo es que el precio a cosecha no siempre está disponible lo que dificulta la planificación y la fijación de precios anticipada.