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"Mamá, te estoy buscando" Miguel fue entregado a una familia de Deheza, pero quiere conocer a la mujer que lo llevó en su vientre

Miguel Ángel Suárez tiene 35 años. Nació el 4 de junio de 1988 en el Hospital de Oliva. Su madre venía en trabajo de parto en un colectivo que la dejó en esa localidad. Luego él fue entregado en la terminal de ómnibus a un hombre. No tiene rencores ni tampoco intención de juzgar. Solo saber de su vida y agradecerle a esa mujer por su valentía

“Solo quiero encontrarla y tomar un café con ella. Charlar y agradecerle por la valentía que tuvo de mantenerme en su vientre por 9 meses, me cuidó y protegió. Y luego me dio un beso y me entregó a una familia que realmente me dio todo”. Este es uno de los párrafos de una larga charla mantenida con Miguel Ángel Suárez, quien desde su nacimiento vive en General Deheza, pero su primer suspiro de vida lo dio en Oliva casi por “accidente”, ya que su mamá biológica entró en trabajo de parto cuando viajaba aparentemente rumbo a Córdoba y pasaba por esa localidad.

Transcurrieron ya 35 años de ese 4 de junio de 1988, cuando una mujer decidió entregarlo a un hombre que estaba en la terminal de ómnibus. “Me dio un beso, se dio media vuelta y nunca más se supo de ella”, comenta Miguel.

Un video hecho días atrás en Instagram sobre su búsqueda viralizó su historia.

Este vecino dehecino reitera una y otra vez que es feliz y que su familia de crianza fue la mejor. Hoy también tiene la propia con tres hijos. Pero quiere completar su historia. La previa a su nacimiento, esos capítulos que, intuye, esconden algún secreto o dolor de una madre que no pudo hacerse cargo de él.

La búsqueda comenzó unos años atrás, pero recién en la noche del miércoles pasado una historia en su Instagram “explotó” con miles de visualizaciones y réplicas. Lejos de asustarse, se entusiasma, puesto que posiblemente ello ayude a la búsqueda.

El mensaje que se viralizó

“Mamá, te estoy buscando”, es el mensaje sobreimpreso en el video grabado. Y el relato acompañado de fotos de Miguel cuando bebé, luego en distintas edades, pretende servir de referencia y que algún rasgo familiar ayude a dar con la primogénita.

“Yo solo tengo agradecimiento. Mi madre biológica digo que fue tan valiente que me dejó nacer y me entregó a los brazos de un padre y una madre que me amaron hasta el infinito, seguro pensando en darme una mejor vida. No sé eso, pero no tengo nada que reprocharle. No soy quien para juzgarla”, dice Miguel. “Solo quiero compartir un café con ella”.

Aclara una y otra vez el joven dehecino que su búsqueda no es para reclamos ni reproches, sino todo lo contrario, agradecer la valentía de esa mujer que decidió darlo en adopción, vaya a saber los motivos. “Tampoco tienen relevancia. Yo quiero tomarme un café con ella. El café es un instante de encuentro, de charla, de saber cómo fueron las cosas, de intimidad. Y luego si se da otros, serán bienvenidos. Si no, lo respeto”, comparte con Puntal.

“Siempre supe que era adoptado. Si bien no lo hablaba abiertamente, ni tampoco andaba así por todo el mundo con el cartel de adoptado en la calle, siempre lo supe por cuestiones mías internas. Pero abiertamente con mi padre lo hablé ya de más grande y bueno ellos fueron muy francos conmigo”.

Aclara que prefiere no dar los nombres de los papás de crianza, porque fue un acuerdo entre ellos. Su papá falleció durante la pandemia y aún tiene a su madre, a quien quiere preservarla de todo. “Ella sabe de mi búsqueda, pero no quiero exponerla”, demostrando en cada una de sus palabras su total agradecimiento a su familia de corazón.

Fue su padre el encargado de contarle lo poco que sabía de su historia. “Me dijo lo que él conocía que es lo resumido en el video que he publicado sobre mi origen. Él fue el que me recibió en brazos. Me entregó la mujer que me dio un beso, se dio media vuelta y se fue”.

Al consultarle si esos pocos datos surgió alguno que refiera a un rasgo físico, color de pelo, o contextura, pero no tiene respuestas. “Me dijo cómo llegué a la familia, y que fui anotado como su hijo biológico”, añadió Miguel. Al tiempo que agrega que “por muchos años sus papás buscaron un hijo que no llegaba”.

Largos y tediosos trámites de adopción que nunca tenían respuestas.

"Mamá, te estoy buscando", Miguel quiere conocer su madre biológica

Nacimiento, una partera y el beso

“Por lo que me contó mi papá, mi mamá biológica aparentemente viajaba en colectivo rumbo a la ciudad de Córdoba, pero por cuestiones de nacimiento, rompió bolsa y yo estaba a punto de nacer. Así que debieron bajar en Oliva para hacer que ella se bajara del colectivo. La internan en el Hospital Zonal de ahí. Y es ahí donde nazco”.

“En ese lugar trabajaba la partera Clara Norma Ortiz de Mana. Y según me dicen en esa zona de Oliva era donde habitualmente se daban en adopción niños de jovencitas que llegaban a ser madres y que no querían a sus criaturas y las daban en adopción. Era una práctica relativamente común en esa zona”, explicitó.

Para aportar datos a Miguel Ángel Suárez comunicarse al 358-4289649 o al Instagram masuarezgd.

Miguel nació el 4 de junio de 1988 según refiere su partida de nacimiento. Y asegura que es esa la fecha exacta.

El hombre afirma que en el caso de su padre no tenía pactado ninguna adopción en esas condiciones, que no había nada premeditado.

“Esto sucedió porque la mujer, como te digo, de rompe y raje llegó y tenía el nacimiento. No sé por qué motivo o cuál fue la causa no podía tenerme y decidió darme y ahí cuando se contactan con mi papá por una red que ya tenía esta partera armada con algunas amigas que daban el mensaje que puede haber un chico para dar y bueno se contactaban con algún matrimonio que quisiera adoptar. De esa forma mis padres se enteran y van a buscarme a Oliva al otro día de haber nacido”.

La partera parecía ser el “nexo” que podría dar un dato. Pero la mujer hace tiempo falleció. Miguel no bajó los brazos y en ocasiones concurrió al Hospital a pedir registros. Pero recibió distintas respuestas: desde que se quemaron actas hasta que faltaba documentación.

“Mi historia nunca me incomodó”

La niñez y juventud de Miguel la vivió feliz con sus padres de crianza, sin mayores preguntas, solo disfrutar. Hacer amigos, compartir infancia, tener las amistades de su adolescencia que siguen siendo las mismas. Terminado el secundario, estudió el nivel terciario en el Instituto 25 de Mayo y se recibió de Técnico Superior en Administración. Trabaja en General Deheza y está casado hace 12 años con la mujer que conoció en el secundario y es su gran compañera. Ese espíritu positivo que irradia hace que para Miguel este proceso de búsqueda de su mamá biológica no sea tortuoso, sino una etapa en la que solo quiere encontrarla para agradecer que lo cuidó y protegió en su vientre durante 9 meses.

Miguel admite que jamás pensó que contar su historia en una red social tuviera tanto impacto.

En las decenas de entrevistas que respondió por estos días dice que algunos periodistas planteaban “una triste historia”, cuando para él, está muy lejos de serlo. “Yo siempre digo que viví muy cómodo toda mi historia con esto. Nunca me incomodó. Para mí nunca fue un problema . Todo lo contrario. Mis padres adoptivos me han acompañado hasta el infinito y por eso estoy infinitamente agradecido a ellos”.

Sobre ese sentimiento que alberga a quien lo concibió, dice que es solo agradecimiento por su valentía. “A pesar de que seguramente estaba atravesando una situación difícil, que desconozco, me tuvo en su vientre, me cuidó”.

A la espera del café

“Lo único que le pido (a su madre biológica) es un café. El café es todo un símbolo, ¿no? El café es un momento de encuentro. Es un momento que tiene un principio y un final. Pueden surgir otros cafés si te quieren. Pero yo le pido un solo café. Donde podamos encontrarnos. Donde pueda comentarme qué pasó; de dónde vengo... y nada”.

Por cualquier dato a Miguel comunicarse al número telefónico 358 4289649 o al Instagram masuarezgd.

El registro del Hospital, un dato que abre una esperanza

Miguel concurrió varias veces al centro asistencial pero le negaron información

Durante la búsqueda, Miguel Ángel Suárez acudió en varias ocasiones al Hospital Zonal de Oliva. Pedía ver registros o alguna información sobre nacimientos en esa época.

Pero se encontró con respuestas tales como que “las historias clínicas no las tenían, que después de unos años se desechaban. Después, otra vez que fui me dijeron que se guardaban las historias clínicas, pero que se habían prendido fuego y que se perdió mucha información”, apuntó Miguel.

Tras viralizarse la historia, el actual director del Hospital de Oliva se contactó esta semana con Miguel mediante un WhatsApp. “Se puso a disposición para saber qué es lo que yo necesito. Y hay que ver si están los registros”.

Y esta nueva posibilidad que se abre alimenta las esperanzas, pero con cautela. Miguel espera paciente y confía en poder tomarse ese café con su madre biológica.

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