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Condenan a 18 años de prisión a "Nené" Bertolotti por el crimen de Rosso

Fue encontrado culpable de homicidio en ocasión de robo a una jubilada de General Cabrera en un episodio acontecido en 2008.

Fue una audiencia maratónica. Comenzó aproximadamente a las diez de la mañana y terminó alrededor de las diez de la noche. Finalmente, en la Cámara del Crimen, en el quinto piso de Tribunales, los jurados populares, por mayoría, hallaron a Gustavo Ernesto Bertolotti (39), alias Nené, autor responsable de los delitos de homicidio en ocasión de robo, robo calificado por el uso de arma de fuego cuya operatividad no fue acreditada y violación de domicilio. Cuando se habla de homicidio en ocasión de robo se hace referencia al episodio ocurrido en General Cabrera, en 2008, cuando murió Dominga Rosso (70).

Los representantes del Estado, además, por unanimidad, lo encontraron también culpable de lesiones leves calificadas reiteradas, coacción y amenazas calificadas reiteradas por hechos de violencia de género.

Por todos los ilícitos, el Tribunal técnico, integrado por Eve Flores (que presidió la audiencia), Edith Lezama de Pereyra y Félix Martínez, lo condenó a 18 años de prisión de cumplimiento efectivo. Asimismo, se le unificó la pena en 19 años de prisión por lo que le resta cumplir de una sentencia anterior.



Más testigos, alegatos

y el veredicto



Primeramente cabe recordar que Bertolotti ya había sido juzgado en otras dos ocasiones, en las Cámaras de Laboulaye y Río Cuarto. En esas oportunidades fue absuelto por el beneficio de la duda. Respecto a esos debates, también hay que decir que Jacobo Maximiliano Bertolotti (hermano) y Matías Emanuel Verón fueron condenados a 18 y 14 años de prisión respectivamente por el mismo episodio, en una serie de debates en los que solamente se los penó a ellos porque no se conocía el paradero de Gustavo.

Como se dijo, el hecho de mayor gravedad por el que se lo condenó a Gustavo ocurrió fue por el del deceso de Rosso. ¿Cómo se produjo? En circunstancias del asalto, mientras Anselmo Carrera (77) fue maniatado y encerrado en el baño, su pareja, Rosso, fue llevada a una habitación. Como gritaba, le colocaron medias de lycra en la boca. Ello le produjo asfixia por sofocación. Ésa es la causa eficiente de su fallecimiento.

Como se informó, para este jueves estaban previstos más testimonios —el miércoles habían comparecido el hijo y las nietas de la víctima—. Ayer, la primera en ingresar a la sala fue María Soledad Lucero. Su declaración fue breve. Contó que se accidentó hace algún tiempo (no se conoció cuándo ni cómo fue el siniestro) y que no recordaba prácticamente nada. Sólo expresó que la última vez que habló fue en Laboulaye. “Estoy con trabajo de parto y muy nerviosa”, manifestó inmediatamente después y rompió en llanto. En esas circunstancias, tanto el Ministerio Público Fiscal como la defensa coincidieron en que era pertinente que se retirara. Y así fue.

La segunda persona que ingresó fue su marido: Sergio Gustavo Charafín. “No me acuerdo nada. Pasó mucho tiempo”, sostuvo. Sin embargo, brindó algunos detalles. Señaló que en el año en que se registró el suceso, vivía en una habitación que le alquilaba el padre de Bertolotti, a quien apodan “Criminal”, y que quedaba al fondo del domicilio, tras atravesar el patio. En la vivienda principal, apuntó, solían estar, entre otros, Jacobo, conocido como Chami, Nene, su pareja y un hijo. Luego, hizo alusión a una conversación que mantuvieron Chami y Nene. En ese diálogo, según relató, el primero de ellos le habría preguntado: “¿Vamos ahora o después?”. Nene le habría respondido: “Después”. Lo que no se sabe, ni se puede saber, es si hablaban sobre el asalto a Rosso y su marido, Anselmo —quien ya falleció hace unos cinco años de muerte natural—. “Yo no lo acuso a él (a Gustavo Bertolotti)”, dijo de repente Charafín. 

Por otra parte, expuso que en los días posteriores al crimen, notó a Chami nervioso. Notó, a la vez, que Verón —que acostumbraba ir a la vivienda de los Bertolotti—, con posterioridad al homicidio, dejó de hacerlo. Notó, asimismo, que la familia que le alquilaba la habitación empezó a llegar con “bolsas con mucha mercadería”. Aclaró que eso no era habitual. Después nombró a Iván Bertolotti. A Iván le dicen el Negro Tom. Dijo que él lo amenazó. El fiscal Márquez leyó la denuncia formulada por Cherafín sobre ello. Contó que el hombre, tras prestar testimonio, fue abordado junto a Lucero por Tom. Tom le fue claro a la mujer: según lo que relató Márquez, le dijo que no “botonee” a Maxi. El matrimonio, por último, se fue de la habitación alquilada.

El tercer  y último testimonio durante la mañana fue el de Sandro Pereyra. El hombre narró otras circunstancias. “Lo conozco como Nene”, puntualizó y, luego describió lo que fue el lunes 27: el día después. Aproximadamente a las diez y media de la mañana, Chami fue a su casa y le preguntó sobre su trabajo. Le pidió diez pesos para comprar cigarrillos y para cargar nafta. Tenía pensado, le expresó, irse al campo. Le contó que habían matado a una jubilada. Chami, al mismo tiempo, añadió que se retiraba porque cuando “estás sucio” la Policía te busco. Luego, el fiscal Francisco Márquez y el abogado defensor, Mariano Torres, continuaron interrogándolo. Así, se dictó un cuarto intermedio. En el transcurso de ese tiempo, se ubicaron a más testigos —por pedido de Torres— que no se habían presentado en su momento.

A las tres de la tarde se reanudó la audiencia. Y los testigos fueron dos más —además de la incorporación por la lectura de la declaración de otra persona—. De esta manera, se prosiguió con los alegatos. El primero en tomar la palabra fue Márquez, quien realizó un pormenorizado análisis de toda la pieza acusatoria. Luego, el querellante particular, Mario Bongianino, coadyuvó y también expuso sus fundamentos. Finalmente, el letrado Torres hizo lo propio, con una alocución detallada que se basó en la falta de material probatorio que acreditaran la participación de su defendido en el hecho.

La penúltima palabra la tuvo Jorge Alberto Carrera, hijo de las víctimas. El “ofendido penalmente” dijo no tener dudas de lo manifestado por el representante del Ministerio Público Fiscal y por su apoderado, Bongianino. Finalmente, la última palabra fue para el imputado Bertolotti. El acusado indicó: “Soy inocente”. Y se dirigió a Carrera. “Jamás fui a la casa de su padre”, expresó. “Quiero recuperar la libertad. Tengo cuatro hijos”, concluyó.

De este modo, y tras un cuarto intermedio de poco menos de una hora en el que quienes asumieron el rol de autoridad pública deliberaron, se conoció el veredicto.

Era tarde. Y mientras la sala se vaciaba, se oyó que Bertolotti dijo: “Tan ciega está la gente”.

Franco Gerarduzzi.  Redacción Puntal Villa María