La situación del engorde a corral comenzó a tener un panorama más complejo hacia mitad de año a medida en que la relación entre la compra y la venta se fue desajustando y los costos de la alimentación mostraron un marcado incremento por la escalada del maíz en las pizarras.
“La situación de incertidumbre sobre la ganadería y el sector persiste, aunque algunas cuestiones vayan mostrando de una forma más clara la situación actual y el devenir de la producción intensiva de carne”, explicaron en un análisis desde la Cámara Argentina de Feedlots, que reúne al menos a 200 engordes a corral en todo el país.
El informe recuerda que al iniciar el segundo trimestre del año algunas cuestiones generaban dudas importantes sobre el dinamismo de la cadena, en particular el miedo a los casos positivos en la industria, los problemas de circulación de insumos y productos, entre otros. Pero a pesar de algunos inconvenientes la operación de los engordes, protocolos de por medio, se desarrolló de forma normal y mientras la industria, con algunas demoras por reducción de personal o algunos días sin faena, continuó trabajando. Por lo que toda la cadena logró un funcionamiento que permitió llegar a los consumidores internos y externos con relativa normalidad.
“Por otro lado también se van aclarando algunas cuestiones del mercado, aunque no por más claras, favorables para la actividad”, explicó el informe. Y aclaró: “Las variables principales del negocio se presentan adversas para los resultados de los corrales. El insumo más valioso, el ternero o novillito de invernada, alcanzó unos valores que nada tienen que ver con el negocio del engorde, tornándose para los operadores en un activo destinado al resguardo de valor tal como lo fueron las compras anticipadas de insumos dolarizados durante este año. También el costo de alimentación se vio modificado con la suba del maíz y otros insumos en el último mes y medio. Del otro lado de la ecuación, el novillo gordo parece haber encontrado un valor de alrededor de los $ 114 por kilo para el ternero liviano de consumo que se muestra relativamente estable en las últimas semanas, lo que nos deja con una relación compra / venta desfavorable y un costo de alimentación en crecimiento”, advierte en su parte medular el trabajo.
Juan Eiras, presidente de la Cámara, en una conferencia con periodistas a través de la plataforma Zoom, destacó que “el costo de la alimentación nos dio vuelta la ecuación porque el maíz tenía un costo de 8.500 pesos y ahora está arriba de 11 mil en Rosario. Y cuanto más cerca del puerto está, más transparenta ese valor”, indicó el directivo. Y agregó: “Hoy hacer un kilo nos cuesta 100 pesos”.
De acuerdo al informe de la Cámara, esta ecuación marca un quebranto de los feedlots de alrededor de los $3.500 por animal engordado. Bajo este panorama aquellos productores con posibilidades de flexibilizar su sistema productivo se vuelcan a recrías pastoriles o con distintos grados de suplementación que le permitan diluir la fuerte inversión de entrada que son los kilos de invernada en más kilos producidos en el ciclo. Analizando esta situación, es de esperar que el valor del ternero gordo presente en los próximos meses algún ajuste hacia arriba en su valor, en la medida en que se reduzca la oferta. Por otro lado, esta posible suba se encontrará con un consumo restringido por una situación económica sumamente compleja debido a las situaciones atravesadas en los últimos años y el plus de problemáticas laborales causadas por la pandemia en curso.
En los engordes advierten que están tratando de sumar más kilos por cabeza antes que echar mano a una nueva compra de invernada por los altos costos que tiene.
Eiras insistió en que “está todo muy raro. Incluso con una sequía como la que tenemos antes los productores mandaban todo al feedlot y a un precio más bajo. Hoy no sólo no envían animales sino que si se desprenden lo mandan a una feria o a un televisado y le sacan muy buen precio”.
Para el directivo de la CAF, “la única salida está en que el gordo llegue a 140 o 150 pesos el kilo en un par de meses. Y ahí aparece el problema del consumo, más con un nivel de pobreza creciente”.