El cardenal Angelo Becciu -defenestrado por Francisco en septiembre de 2020 al verse implicado en un escándalo de corrupción, pero que clamaba ser readimitido a la elección-, finalmente dio un paso al costado.
“Teniendo en el corazón el bien de la Iglesia, a la que he servido y seguiré sirviendo con fidelidad y amor, así como para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido obedecer, como siempre lo he hecho, la voluntad del Papa Francisco de no entrar en el cónclave, permaneciendo convencido de mi inocencia”, anunció Becciu, en un comunicado que difundió hoy.
Desde el día siguiente a la muerte del Papa, Becciu, de 76 años, exsustituto de la Secretaría de Estado y persona de confianza de Jorge Bergoglio al principio de su papado, se transformó en una bala perdida. Si bien había renunciado a los derechos cardenalicios por orden del Papa, como aún tiene el título cardenalicio y en los últimos años Francisco, con generosidad, lo había dejado participar de ceremonias y liturgias, inició una campaña a todo trapo para ser reincorporado.