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En la ciudad hay incertidumbre sobre la llegada de los precios bajos de la carne

Creen que lo anunciado por el Gobierno arribará más que nada a grandes cadenas. En carnicerías de barrio dicen que es "imposible" por los gastos fijos. El pollo se posiciona como el mejor reemplazante.

Los precios de cortes de carne vacuna se rebajarán hasta un 30%, en relación a los valores promedios de diciembre. Eso es lo que anunció ayer el Gobierno Nacional tras firmar un acuerdo con las cámaras de frigoríficos, carnicerías y supermercados.

Si bien se informó que esto se ofrecerá en más de 1.600 bocas de expendio de todo el país, en Río Cuarto reina la incertidumbre respecto a si esto realmente va a ocurrir en la ciudad y si efectivamente van a llegar esos precios rebajados.

Fabio Oviedo, secretario general del sindicato de carne de Río Cuarto, afirma que “es muy difícil” que encontremos esos nuevos valores, porque la nuestra “es una ciudad bastante selectiva en cuanto a calidad”.

“Esperemos que algunos empresarios se pongan de acuerdo y bajen los precios. Se tienen que poner de acuerdo los frigoríficos para que puedan bajar algunos cortes, porque realmente es muy difícil con una depresión económica tan alta”, subraya.

Por su parte, Joaquín Loser, propietario de ‘La Carnicería’, coincide en que esos precios van a llegar “a los grandes supermercados, grandes grandes”. Y agrega: “A los más chicos es imposible que lleguen, porque ahí tenés que sacar los gastos de alquiler, de luz, y es imposible bajar algunos precios de asados o de cortes más caros”.

En este escenario, los carniceros, de todas maneras, dicen que hay consumo, que venden, aunque sólo para sobrevivir.

“Estamos contentos por enero, pensábamos que iba a ser más flojo. Hay movimiento y hay consumo, no en gran cantidad”, sostiene Loser.

Al mismo tiempo, confiesa que “la idea es aguantar, ir viendo, sacando números para ir creciendo como comercio y así sustentarse” y vuelve a resaltar el verbo “aguantar”. “Sacar para los gastos fijos y una ganancia mínima para vivir, en este último tiempo es para sobrevivir”, expresa con tono resignado.

Mientras, Oviedo señala que el consumo de carne en la ciudad no escapa a la media nacional y explica: “Hemos tenido una merma en el consumo que todavía no ha resentido a la industria, pero sí a las ventas. El último aumento fue el 14 de diciembre. Estamos luchando para que esto se revierta”.

Y pensando en los puestos de trabajo en este rubro, comenta que hasta ahora no han tenido despidos de ninguna clase. De todas formas, dice que están esperando paritarias y aún no han tenido ninguna propuesta nueva.

“Falta el acuerdo a nivel empresarial, pero ellos también tienen que tener una muestra del Gobierno respecto a que le van a devolver algo de lo que están invirtiendo”, opina Oviedo.

Inclinados hacia el pollo

Si bien Loser argumenta que “está saliendo mucho el asado, porque la gente se junta o se va a pasar el fin de semana a las sierras”, está claro que los precios de cortes de carne vacuna están por las nubes y, de hecho, por eso el Gobierno realizó ese anuncio de rebajas.

Para graficar la situación actual, el carnicero cuenta que “la gente busca mucho también la pulpa, un corte que no tiene hueso y que no tiene desperdicio. Buscan no desperdiciar a la hora de cocinar”.

Se trata de un corte que se puede encontrar a unos 680 pesos el kilo.

Y ante este panorama y con estos valores de la carne vacuna, no hay dudas de que el pollo se empieza a tener en cuenta más que nunca al momento de pensar qué hacer de comer en la familia.

“Ahora, la carne está bastante más cara y la gente se ha volcado un más al pollo, pero a los cortes más baratos”, manifiesta Andrea Miguelez, dueña de la pollería ‘Los Octavios’. Para entender el por qué, justifica del siguiente modo: “El pollo es un producto que sube demasiado, pero baja. Cuando las frigoríficas no venden porque está caro, el pollo baja el precio. Siempre subió y bajó un poquito, no te digo que baja lo que aumenta, pero no es como la carne que sube y no baja más. Esa es la gran diferencia con el pollo”.

Sin embargo, reconoce que “todo ha aumentado entre un 10 y 15% desde mediados de diciembre”, cuando empezaron los aumentos.

“Bajó un poquito la primera semana de enero y volvió a aumentar ahora. Yo vengo trabajando bien, pensé que después de la pandemia iba a ser complicado, pero hace 18 años que estoy en el rubro, así que no me puedo quejar. Subsistimos, tampoco es que tiramos manteca al techo”, aclara.

Por último, Miguelez confía en que la situación mejore o que se mantenga. “La comida es lo último que la gente deja de consumir, no sé la carne, pero la comida sale”, concluye.