Desde la década del ’90 la presión arterial elevada en la edad media de la vida ha sido asociada con riesgo aumentado de desarrollar demencia en edades avanzadas de la vida. Sin embargo, un reciente análisis de la cohorte de jóvenes finlandeses (Young Finns Study) seguida durante 31 años ha demostrado que, la presión arterial sistólica elevada por encima del percentilo 75 entre los 6 y 12 años de edad se asoció en forma independiente (con características dosis-respuesta), con disminución de la performance cognitiva (memoria y aprendizaje) en la edad media de la vida. Demostrando así que, el impacto de la HTA sobre el cerebro como órgano blanco es un proceso que requiere al menos un período prolongado de tiempo (mayor a 10-15 años) para que el daño se exprese en forma clínica.
En forma reciente han sido identificados dos patrones en la trayectoria de la HTA asociados con riesgo aumentado de patología cognitiva: a) la presión arterial elevada tanto en la edad media como en la edad avanzada de la vida y b) la presión arterial elevada en la edad media con “hipotensión” en edades avanzadas. Ambos patrones incrementan el riesgo de demencia. Siendo así, la hipotensión arterial considerada un predictor de riesgo de demencia en pacientes hipertensos de edad avanzada.
El cerebro como órgano blanco. Daño vascular-cognitivo
La HTA daña las estructuras vasculares subcorticales, desmieliniza las fibras de asociación de la sustancia blanca y desconecta circuitos cognitivos cortico-subcorticales cuya consecuencia es la disfunción cognitiva. La disfunción ejecutiva, el dominio cognitivo más afectado en pacientes con patología vascular cerebral, resulta de la desconexión entre la corteza pre-frontal y los ganglios de la base. Distintos estudios realizados por nuestro grupo de investigación, concordantes con publicaciones internacionales, han demostrado que un tercio de los pacientes hipertensos mayores de 60 años presentan disfunción ejecutiva (Estudio Corazón-Cerebro 36.2%, Programa Corazón-Sano 34.6%) incluso sin presentar daño cardíaco y/o renal.
Las funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades cognitivas que controlan tareas complejas tales como: la planificación, la memoria de trabajo, la atención, el pensamiento abstracto, la visuoespacialidad y la toma de decisiones. El conocimiento del status cognitivo de los pacientes hipertensos, mediante el uso de test neuropsicológicos, permite el diagnóstico del o los dominios cognitivos afectados.
Ahora, considerando que: 1) la carga y progresión de las lesiones de sustancia blanca y por ende su expresión clínica, dependen del tratamiento y control de la HTA durante los años de su trayectoria, 2) resulta imposible la evaluación sistemática o tamizado del daño cerebral mediante el uso de la resonancia magnética en la práctica clínica y, 3) desconocemos cual es el umbral por encima del cual el volumen de lesiones vasculares comprometen la función cognitiva, la evaluación del status cognitivo (función ejecutiva) se convierte en un “subrogante” del daño vascular del cerebro mediado por la HTA al tiempo que, la HTA es considerada el principal factor de riesgo vascular modificable para desarrollar deterioro cognitivo, demencia o Enfermedad de Alzheimer.
Para acceder al artículo completo, hacere clic acá.