A seis semanas de la muerte del subteniente Matías Ezequiel Chirino por una fiesta de “bautismo” en el Grupo de Artillería 3 de Paso de los Libres, los nueve oficiales superiores fueron imputados de homicidio simple y abandono de persona, aunque hay un grado de responsabilidad mayor en cada uno de ellos.
Mientras se realizaba una marcha de silencio pidiendo por justicia en las calles de Holmberg, el fiscal federal Fabián Martínez imputó a los nueve militares que estuvieron en el trágico ritual.
Los familiares y amigos del joven de 22 años piden que el Ejército disponga la baja de los involucrados. Esta semana está previsto que el Tribunal de Disciplina determine las sanciones para los organizadores de la fiesta.
Para el fiscal federal de Paso de los Libre, los sucesos se encuadrarían en el delito de homicidio simple en perjuicio de Chirino y de abuso de autoridad en el caso de Jorge Manuel Chaile y Rufino Ezequiel Meza, quienes debían presentarse el 20 de junio.
La imputación dispuesta por el juez federal Gustavo Fresneda alcanzó a los capitanes Claudio Luna, de 35 años; Rubén Darío Ruiz, de 35, y Hugo Reclus Martínez Tárraga, de 34; al teniente primero Darío Martínez, de 31; a los tenientes Exequiel Aguilar, de 32, y Franco Grupico, de 26, y a los subtenientes Facundo Acosta, de 27, Gerardo Bautista, de 31, y Claudia Cayata, de 33.
En caso de ser encontrados culpables, los oficiales imputados podrían enfrentar penas de entre 8 y 25 años de prisión.
Para el fiscal, Acosta fue el encargado de citar a Chirino para que llegara a la unidad militar dos días antes de su presentación para participar del festejo junto a sus compañeros Chaile y Meza.
En el expediente, Martínez señala que Acosta le indicó que “debían invitar una cena tanto a él como sus camaradas. Lo maltrató al ordenarle que ingiriera bebidas alcohólicas y que se sumergiera en la pileta con agua sucia y a bajas temperatura para, finalmente, cuando perdió el conocimiento, dejarlo en un colchón colocado sobre el suelo de la habitación, destapado y sin ningún medio de calefacción”.
En la acusación sobre la subteniente Cayata, el fiscal la responsabiliza por no haberse opuesto a los maltratos que le ocasionaron los demás oficiales. También ella sabía que lo habían dejado tirado en una habitación fría.
En el caso de Bautista, aseguró que “fue cómplice de dejarlo tirado en un colchón, mientras se hallaba de oficial de servicio donde, además de dar órdenes arbitrarias, no se opuso a los maltratos que le dispensaron los demás oficiales”. Además, se aprovechó de su autoridad superior para maltratar a Chirino y le ordenó que consumiera alcohol.
El fiscal acusó al teniente Grupico de haber impartido la orden para que se cocinaran fideos hervidos, “para que los comiera con la mano, mientras el resto disfrutaba de un asado y una picada”.
También le reprochó de no haberse opuesto a los maltratos que le dispensaron los demás oficiales”.
En el caso del teniente Aguilar, el fiscal planteó que se aprovechó de su autoridad y maltrató al joven y sus compañeros. También le ordenó que en medio de la cena se fuera a comprarle cigarrillos.
También se menciona que el teniente primero Martínez le ordenó que comprara más bebidas y cigarrillos y de que tomara sin parar. También instó al joven a que se arrojara a la pileta y le exigió que hiciera flexiones y corriera alrededor de la pileta cuando se equivocaba en los cantos militares.
Mensaje
Para el fiscal, la participación del capitán Luna fue central, ya que fue el creador del grupo de WhatsApp “donde se gestó y organizó el evento” trágico. Refiere que maltrató a Chirino ordenándole que ingeniera bebidas alcohólicas, “máxime cuando durante el evento habría expresado que se iban a desquitar con el joven porque había tomado de menos y no hizo nada cuando el joven se descompuso.
También dispuso que dejaran los teléfonos sobre la mesa de los oficiales, con el argumento de que los subtenientes “cuentan todo”.
En la continuidad de su acusación, el fiscal aseguró que el capitán Martínez Tárraga le habría ordenado a Chirino que fuera a comprar otras bebidas al referirle que “habían comprado una bebida de ‘negro’: ni cuando era pobre tomaba esa clase de marca”.
Ruiz fue quien le ordenó beber whisky mientras comía fideos con la mano.
Para el responsable del Ministerio Público Fiscal, los nueve imputados sabían que Chirino no estaba acostumbrado a tomar esa bebida alcohólica.
En su dictamen, “el fallecimiento tiene relación de causalidad con los maltratos que aquellos le dispensaron” prevaleciéndose de la autoridad que tenían sobre los jóvenes militares.
El fiscal subrayó que, una vez que los nuevos subtenientes “perdieron el conocimiento, los abandonaron a su suerte en una de las habitaciones, más precisamente, la que previamente se le había asignado a Chaile, donde colocaron otros dos colchones sobre el piso, donde acostaron a Meza y Chirino sin cubrirlos con alguna frazada o elemento similar para resguardarlo de las bajas temperaturas reinantes”.
La segunda autopsia que se realizará en Córdoba será fundamental para despejar las dudas que tiene la familia.