Técnicamente, los cuatro llegarán al banquillo de los acusados con los cargos de "homicidio doblemente calificado por precio o promesa remuneratoria y alevosía y homicidio calificado por alevosía en grado de tentativa, en calidad de coautores".
La última acusación, vale aclarar, aplica porque en el mismo ataque armado resultó herido Gustavo Salinas, hermanastro de Torres.
La elevación a juicio lleva la firma del juez Gustavo Echenique Esteve, quien ejerció como juez de control de Tribunales y confirmó el pasado 10 de julio la decisión después de rechazar un recurso de de los abogados defensores para evitar el debate oral.
Echenique Esteve resolvió: “No hacer lugar a la oposición planteada por la defensa técnica de los imputados y, en consecuencia, confirmar el requerimiento de citación a juicio formulado en su contra por el fiscal de Instrucción de tercer turno”.
En tanto, de la investigación surge que había cuatro encargados de la ejecución del plan criminal, contratados por los acusados, que no lograron ser identificados hasta el momento por la Justicia.
Otros acusados y otros hechos
Además, serán juzgados por otros hechos Silvio Alberto Rodríguez, Dante Nicolás Vargas y Víctor Hugo Quinteros por el delito de robo calificado, como coautores, y Pedro Dardo Vilchez, como partícipe necesario.
¿Qué tienen que ver con el crimen de Torres? Es que, para cometer esos delitos, habrían actuado en banda con Cristian Fabián Ortiz y por eso, pese a las quejas de los defensores, entrarán en el mismo proceso.
En otro orden, el juicio, que se llevará a cabo en la Cámara en lo Criminal y Correccional de Primera Nominación, todavía no tiene fecha. De hecho, recién en el día de ayer recibían allí todos los cuerpos de la causa.
La conspiración que terminó con la vida de Torres
A lo largo de una extensa investigación, el fiscal de Instrucción Fernando Moine logró reconstruir la trama de conspiración que terminó con la vida de Claudio Torres, orquestada por quienes integraban su misma organización delictiva.
"Durante los meses de noviembre o diciembre del año dos mil dieciocho, Cristian Fabián Ortiz y Mariano Martín Rivarola, por desavenencias en la compra y venta de estupefacientes y con la intención de ocupar posiciones de liderazgo en la organización criminal, como también alguna ventaja económica, planificaron dar muerte a Claudio Lorenzo Torres.
Fue en un acuerdo delictivo del que participaron personas aún no identificadas por la Instrucción, luego de varias reuniones secretas que habrían tenido lugar en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe. Así, con el aporte de bandas narcocriminales que operan en aquella zona y valiéndose de coartadas previamente organizadas, del conocimiento acerca del horario de llegada de la víctima a su domicilio en esta ciudad de Río Cuarto, del movimiento del barrio y vías de escape que aseguraran la fuga de los autores, acordaron llevar a cabo su empresa delictiva al anochecer del día dieciséis de enero de dos mil diecinueve.
De esta manera, no pudiendo Ortiz y Rivarola ejecutar por ellos mismos el plan por ser conocidos de la víctima y para despejar cualquier hipótesis de sospecha sobre sus personas, ambos encomendaron -a cambio de un precio o promesa remuneratoria- a al menos cuatro sujetos, entre los que sólo se encuentran identificados Néstor Nicolás Robledo y Jonathan Daniel Palacios, la ejecución del plan ideado.
A tal fin, siendo aproximadamente las 20.32 de la fecha precitada, dos de estos sujetos masculinos -cuya identidad no pudo ser establecida aún por la Instrucción- aguardaron el arribo de Claudio Lorenzo Torres a su domicilio sito en calle Laprida 1264 de la ciudad de Río Cuarto.
Para eso, disimularon su intención ubicándose uno en la plaza pública que se encuentra frente a la vivienda de la víctima y el otro en una garita de colectivo enclavada a unos metros de la morada, sobre la misma vereda.
Tras unos minutos, precisamente a las 21:01, aprovecharon el momento exacto en el que, luego de estacionar, Claudio Lorenzo Torres y Gabriel Bossi descendieron del vehículo marca Audi, modelo TT, para encontrarse con Jorge Luis Etcharren y Gustavo Germán Salinas.
Los dos sujetos munidos con sendas armas de fuego, presumiblemente calibre 11.25 y 9 milímetros, se acercaron en dirección a quienes eran sus objetivos y efectuaron al menos quince disparos.
Inmediatamente, corrieron en dirección a la intersección de calles Laprida y Tomás Guido, donde los esperaba un tercer sujeto, cuya identidad no pudo ser establecida pero que era parte de aquellos de la banda sicarial.
A bordo de una camioneta marca Renault Kangoo azul, se dirigieron al kilómetro 598 de la ruta nacional 8, donde se deshicieron del vehículo y lo incendiaron para borrar todo posible rastro que los vinculara con el delito que habían cometido y se dieron a la fuga.
Para ello, contaron con la intervención de un cuarto sujeto, tampoco identificado, que los esperaba expectante en el lugar indicado.
En el ataque armado, Claudio Torres recibió seis heridas de arma de fuego en total. Uno de los disparos mortales le atravesó el muslo izquierdo por encima de la rodilla y le perforó la arteria femoral, mientras que el segundo ingresó por el vientre y salió por la espalda, a la altura de la región lumbosacra, lesionando en su recorrido hígado, intestino y estómago, con una gran hemorragia interna.
“En 2018, Cristian Ortiz y Mariano Rivarola planificaron dar muerte a Claudio Torres”.Fernando Moine, Fiscal de Instrucción del caso.