La escena fue histórica para la salud pública provincial: por primera vez, una cirugía de alta complejidad fue transmitida en vivo desde un hospital público del interior argentino hacia un congreso internacional.
El procedimiento fue un implante percutáneo de válvula pulmonar, una técnica de vanguardia que reemplaza la válvula del corazón sin necesidad de cirugía abierta. Mediante un catéter que se introduce por la vena femoral, los médicos acceden al corazón y colocan la válvula con precisión milimétrica. Esta técnica minimiza los riesgos quirúrgicos, acorta la internación y permite una recuperación más rápida, especialmente en pacientes pediátricos con cardiopatías congénitas.
“El procedimiento fue exitoso, el niño se encuentra en excelente estado y ya inició su recuperación. Pero lo que vivimos va más allá de una buena evolución clínica. Se mostró al mundo lo que puede lograr la salud pública cuando hay voluntad, formación, compromiso y amor por lo que se hace”, expresó con emoción el Dr. Alejandro Peirone, jefe del Departamento de Cardiología del Hospital de Niños.
La transmisión en vivo no fue un simple ejercicio académico. Fue una oportunidad para mostrar, en tiempo real, el talento, la preparación y la humanidad de los equipos de salud que trabajan día a día con recursos muchas veces escasos, pero con una entrega que desborda cualquier presupuesto.
“El hecho de compartir esta intervención en vivo tiene un valor enorme. No solo por el aprendizaje que se genera al mostrar el procedimiento, sino porque también fortalece el trabajo en red y permite visibilizar que, desde un hospital público, se puede estar a la altura de los grandes centros médicos del mundo”, subrayó Peirone.
El niño intervenido padece una cardiopatía congénita que requería esta corrección para mejorar su calidad de vida. Gracias al procedimiento, podrá llevar una vida mucho más plena y activa, sin las limitaciones que impone la disfunción de una válvula cardíaca.
“Esta es una demostración de lo que se puede hacer cuando el conocimiento, la experiencia y el compromiso se ponen al servicio de los que más lo necesitan: los chicos. Porque un niño con una cardiopatía no tiene tiempo de esperar, y nuestro deber es llegar a tiempo, siempre”, añadió el Dr. Peirone.
Lo que ocurrió en la Sala de Hemodinamia del Hospital de Niños fue mucho más que un procedimiento exitoso. Fue un mensaje. Un mensaje que cruzó fronteras y resonó en los salones del congreso internacional, pero también en los pasillos del propio hospital y en los corazones de quienes creen en una salud pública accesible, eficiente y humana.
La emoción fue palpable incluso entre los médicos, acostumbrados a lidiar con tensiones quirúrgicas y decisiones críticas. Cada hito en medicina representa también un nuevo punto de partida. La transmisión internacional de esta cirugía no sólo enriquece la formación de especialistas y fortalece vínculos científicos. También posiciona al Hospital de Niños de Córdoba como un centro de referencia en el tratamiento de cardiopatías pediátricas.
Este tipo de intervenciones, cada vez más frecuentes en el hospital, abren nuevas puertas para que más niños accedan a tratamientos de calidad, sin tener que migrar a grandes centros urbanos ni depender del sector privado.
El corazón de un niño late con fuerza. Y con él, late también la convicción de que una salud pública de calidad no es un privilegio, sino un derecho.