Sin embargo, a pesar de que su voto está definido, en el gobierno provincial no creen que en la Cámara Baja puedan reunirse los dos tercios necesarios para insistir con la ley. La postura del Pro, que dio una voltereta en el aire a la vista de todos y sin sonrojarse, le cerraría el camino a la nueva fórmula.
El partido presidido por Mauricio Macri ejecutó una jugada que en otro contexto político menos caótico podría haber sido un escándalo: los senadores del Pro votaron a favor de la fórmula jubilatoria y contribuyeron a que el Gobierno recibiera una paliza de 61 votos a 8. Después de ese episodio, Macri y Milei se reunieron y, como por arte de magia, los legisladores amarillos pasaron ahora a integrar la mesa de coordinación del oficialismo y sus diputados no sólo votarán en contra sino que garantizarán las presencias necesarias para evitar que la oposición reúna los dos tercios. Primero verdugo, después aliado. Primero a favor de la recuperación del poder adquisitivo de los jubilados, después en contra de la irresponsabilidad fiscal que implicaría darles a esos mismos jubilados el aumento que ellos mismos aprobaron.
Algo debe haber ocurrido en aquella cena entre Macri y Milei.
Para Córdoba, que la ley saliera habría implicado la posibilidad de que llegaran a la Caja de Jubilaciones 476 mil millones de pesos. Una enormidad en un contexto de restricciones como el actual. Sin embargo, en el Panal no dramatizan:“En este tiempo acomodamos los números y, aunque no nos paguen, podemos seguir esperando. Y sin dejar de hacer obras”.
Por supuesto, para Martín Llaryora sería sumamente importante que le depositaran esos fondos pero al capítulo de los jubilados, sumado al caos que es La Libertad Avanza, lo lee principalmente en clave política:cree que contribuye a ir generando las condiciones para que en el país se vaya construyendo una nueva opción política. “Nosotros no sobreactuamos pero estamos convencidos de que la falta de gestión de Milei, más el desastre que es todavía el kirchnerismo, implican una posibilidad para nuestro armado nacional”, indicaron.
En las últimas semanas, el gobernador ha acentuado un discurso que se diferencia del modelo Milei. No confronta con el Presidente, no lo cuestiona abiertamente como hizo al inicio de la gestión porque fue un ensayo que no le dio resultado, sino que postula otra alternativa al ajuste recesivo. “Nosotros somos de derecha en economía porque planteamos el orden fiscal, de centro en política porque apostamos por la moderación, y de izquierda en lo social porque creemos que el Estado tiene que asistir a los que menos tienen”, resumen en el llaryorismo.
El PJcordobés ya mira hacia 2025. Con Juan Schiaretti como la figura central a nivel nacional, los dos principales líderes del oficialismo provincial imaginan la elección legislativa como una escala hacia la presidencial. Aunque, por ahora, difieren en la estrategia:Llaryora preferiría que el exgobernador sea candidato a diputado por Buenos Aires para darle un perfil más nacional a la nueva fuerza pero a Schiaretti esa opción todavía no lo convence. Se definirá recién en marzo o abril.
El año próximo, Hacemos Argentina, el sello que tendrá el peronismo provincial en el país, propondrá aplicar a nivel federal el modelo cordobés. “Nosotros tenemos superávit pero acá elEstado está presente. Hace obras, impulsa la producción. Sin pelearnos, nosotros tenemos en claro que somos opositores a Milei”, dijeron desde el Panal.
El esquema electoral del oficialismo provincial contempla dos grandes frentes:por un lado, está esa intención de empezar a crear una nueva opción en el país pero, por otro, tiene que resguardar su territorio, donde Milei arrasó en las presidenciales y donde mantiene un alto índice de imagen positiva aunque en descenso.
Según las encuestas que maneja la Provincia, la valoración de gestión del Presidente viene cayendo de manera constante y sostenida en Córdoba. En los últimos tres meses bajó 11 puntos. Pasó de un 68 por ciento de aprobación al 57 actual. Aunque el número continúa siendo elevado, el proceso va evidenciando un desgaste que sólo podría detenerse si la economía comienza a recuperarse.
En paralelo, el llaryorismo destaca que la aprobación de la gestión del gobernador, que estaba en 52 puntos, hoy se ubica en 62; es decir, por encima de la de Milei.
Nadie se hace ilusiones de que el Presidente pueda perder en Córdoba el año próximo, aunque las encuestas sigan mostrando un declive. La clave que puede surgir de esos números es la diferencia:no será lo mismo un Milei en su cúspide de valoración que un Presidente que ostente ya los achaques del ajuste.
Llaryora mantendrá su principio de no confrontación con el gobierno nacional;es más, en algunos proyectos clave incluso se mostrará en sintonía. Por ejemplo, en la nueva ley de biocombustibles que se impulsa desde Córdoba y que el propio Milei avaló en una charla que tuvo con el gobernador. Para la provincia, y para el sur cordobés sobre todo, el incentivo a la producción de bioetanol podría estimular las inversiones en ese sector y contribuir, además, al discurso productivista de Llaryora.
En el Panal creen que, incluso con algún grado de erosión importante, en la próxima elección Milei tendrá en Córdoba un caudal de votos de entre el 45 y el 50 por ciento. El oficialismo aspira a aglutinar el voto opositor a La Libertad Avanza que se identifique con otro modelo y con otra idea de Estado y que no se encuentre en el extremo, es decir, en el kirchnerismo que, por otra parte, en Córdoba es cada vez más minoritario.
La elección del año próximo encierra también un inconveniente no menor para otros dos actores centrales del escenario político cordobés:para el juecismo y el radicalismo, que fueron socios -o aún lo son- pero que parecen tener su relación, como esas parejas en crisis, bajo revisión.
Luis Juez ha optado, como ya lo ha hecho en otras ocasiones, por pegarse casi melosamente al Presidente de turno. En las entrevistas que da en Buenos Aires habla de honrar a Milei, de cuidarlo, de cultivar la amistad y el respeto mutuo. Algo similar hizo con Néstor Kirchner y con Mauricio Macri cuando estaban en la cresta de la ola;después, cuando la imagen positiva decaía, el senador decía sentirse desencantado y defraudado en su ingenua y candorosa buena fe.
Juez pretende construir una sociedad electoral con Milei, capitalizar ese caudal de votos. A la vez, busca no perder en el camino a sus socios radicales, a quienes necesitará en 2027 para tratar de concretar, una vez más, su obsesivo sueño de ser gobernador.
Para contenerlos, Juez le dio a Marcos Carasso, expresidente de la UCR, un puesto en el Tribunal de Cuentas, un órgano que elFrente Cívico domina, como una garantía de que no les pisará a los intendentes radicales las obras que acuerdan con Llaryora. Además, el senador le organizó a un grupo de jefes comunales, algunos de ellos del sur cordobés, un encuentro en Buenos Aires con el mismísimo GuillermoFrancos, ministro del Interior de Milei.
Más que una reunión fue un tour porque los intendentes fueron y volvieron con las manos vacías. “No hay forma. Dicen que no hay plata y no soltaron nada:no reactivaron ninguna obra ni prometieron ninguna asistencia. Francos nos mostró un gráfico para convencernos de que todo está bien pero nosotros tenemos cada vez más demanda en los pueblos. Ahora están apareciendo los jubilados a pedir medicamentos porque el Pami no se los cubre”, relató un intendente radical.
Juez los quiso acercar al Gobierno pero el mileísmo más que contenerlos los repelió. Simultáneamente, los intendentes se reunieron con Rodrigo De Loredo, diputado y figura gravitante en el partido, que les pidió que se resistan a los encantos del llaryorismo y les anticipó que en 2025 la UCR irá en soledad a las elecciones. Los intendentes marcaron que ven ahí dos problemas:por un lado, la única puerta que hoy pueden golpear cuando necesitan fondos es la de Llaryora;por otro, en cuanto a estrategia electoral, no quieren acordar con Milei pero tampoco romper conJuez. “Si vamos solos va a ser un papelón; quedamos terceros”, dijeron.
En un escenario político caótico, desintegrado, casi sin puntos de referencia, uno de los desafíos del radicalismo pasa, nada más y nada menos, por definir en dónde ubicarse.