Regionales | Coronel Moldes | Kenia | Vanesa Aguilar

Es de Coronel Moldes y viajó a Kenia para ser voluntaria en un orfanato

Se trata de la periodista Vanesa Aguilar. En la institución están alojados unos 130 chicos. "Acá hay mucha violencia hacia los niños, ellos son los últimos para todo", aseguró

Vanesa Aguilar, “Tata”, como la conocen en Coronel Moldes -localidad de donde es nativa- está cumpliendo el sueño que tuvo desde muy chica: ser voluntaria en África. Hace más de 20 días llegó a la isla Mfangano, uno de los archipiélagos de Kenia, para hacer voluntariado en un orfanato. A través de una ONG arribó al lugar que alberga a unos 130 chicos de entre dos y 13 años, que por diversas razones no cuentan con una familia que se haga cargo de ellos.

En diálogo con Puntal, confesó que si bien la realidad que visualiza “es muy dura” por la pobreza y la marginalidad en la que viven los pequeños, la sonrisa y el calor que le devuelven todo el tiempo “le llenan el corazón y el alma”.

Asimismo dijo que, si bien el 10 de diciembre tiene fecha de retorno a Argentina, ya planea volver en el mes de marzo. Aseguró que los chicos necesitan gran contención y apoyo porque en Kenia “hay mucha violencia hacia los niños, ellos son los últimos para todo”.

-¿Cómo surgió la posibilidad de hacer un voluntariado en África?

-En este voluntariado estaba anotada desde hace un par de años por una ONG y se me dio ahora la oportunidad de venir, hice un par de entrevistas y ni lo dudé, emprendí esta hermosa aventura. Es una experiencia inexplicable. Somos 14 voluntarios en el mes, en realidad el tiempo es el que cada uno se quiera quedar, es una decisión bastante personal pero en la casa de voluntarios sólo entran 14.

-¿Qué tarea hacés allá?

-Tenemos actividades para hacer con los chicos, de acuerdo a lo que cada uno tenga ganas de experimentar con ellos. La premisa es dejarles a estos niños el máximo de información y conocimientos para que ellos salgan a la sociedad y sean lo más civilizados posible, y entiendan cosas a las cuales no tienen acceso y les es muy difícil entender. Porque ellos tienen diferentes maneras de pensar, de actuar o la cultura. Hay cosas que están muy mal y que por suerte por ahora están cambiando, por ejemplo una de ellas es la violencia hacia los niños. Les pegan un montón. En la escala de valores los nenes son los últimos, los más importante son los adultos y los chicos quedan al último. Desde ahí que las madres los abandonan. En el caso de los niños que están acá hay algunos que tienen mamá y otros no la tienen, o no la vieron nunca más. También los boicotean de todos lados porque está permitido todo, desde maltratos hasta golpes; en el caso de las nenas hay mucho abuso. Las niñas se dedican a todas las tareas de la casa, se dedican todo el tiempo a lavar, cocinar, están 100% dedicadas a la vida de los otros. Se levantan temprano y lo primero que hacen es bajar al lago a lavar la ropa, se bañan en el lago, van al colegio, después hacen la comida. Son niñas a las que se le están olvidando crecer como infantes, como adolescentes. El continente está atrasado en un montón de cosas, es muy machista. Por eso cada voluntario que va les aporta información acerca de sus derechos, de por qué no se pueden hacer ciertas cosas. Dejarles un mensaje positivo. Yo soy profe de danza, entonces me dediqué con ellos a bailar porque es algo que ellos lo llevan en la sangre, nacen con eso. Por ejemplo, la misa del domingo es una fiesta, ellos bailan desde que empieza hasta que termina y cantan y alaban. Es hermoso porque lo tienen muy arraigado. Mi mensaje también como periodista es ir a dejarles y información recordarles que todo lo que han hecho hasta ahora ha sido increíble; más allá de que haya cosas que no salgan, hay otras en las que triunfan. Son pasos muy chicos los que se dan pero muy importantes. Por ejemplo, la educación sexual o la higiene personal, entonces cada voluntario aporta un montón a estas criaturas. Algo tan simple como lavarse los dientes todos los días, lavarse las manos para comer, cuidarse de las enfermedades, respetarse. Algo que me sorprendió es que acá la enfermedad tiene nombre y apellido. Hay cinco nenes que tienen Sida, los cinco lo saben y todos sus compañeros también. Entonces se les enseña cómo cuidarse y por qué es importante hacerlo, pero no de una manera brusca, sino desde el amor, el cariño y la compasión. Eso me llamó la atención porque nosotros no tenemos esa capacidad y esa conciencia.

Moldes voluntaria 2
Vanesa llegó hace más de 20 días a Kenia para ser voluntaria en un orfanato de la isla Mfangano.

Vanesa llegó hace más de 20 días a Kenia para ser voluntaria en un orfanato de la isla Mfangano.

-¿Cuántos chicos hay en el orfanato actualmente?

-En este momento en el orfanato hay 130 chicos, supo haber 150 pero algunos se van los fines de semana porque tienen su familia. Entonces algunos no duermen en el orfanato pero sí comen y estudian en la escuela del orfanato. Hay niños desde casi dos años hasta los 13 años, luego de esa edad no pueden seguir aquí porque el colegio tiene 5 etapas. Lo podemos equiparar a las escuelas rurales, esto es por niveles, por ejemplo en el nivel cuatro puede haber un chico de 9 años con un chico de 13. También hay otro tema, muchos de los chicos no saben qué edad tienen, no saben cuándo nacieron, no festejan los cumpleaños. Es muy triste, es impensado para nosotros esto que un niño no sepa cuántos años tiene o el día que nació. Por eso ellos conviven todos juntos como si tuvieran la misma edad.

-Se notan la pobreza y la marginalidad todo el tiempo…

-Es muy duro, es cruel ver a tanto nenes vestidos una semana igual con la ropa sucia, rota, con olor. Ellos intentan bañarse en el lago pero no tienen la higiene completa que deberían, no tienen la ropa necesaria, falta calzado. Es muy pobre la gente. Cuando llegué pensé que eso lo tenía súper claro pero cuando después te enfrentás a una realidad muy compleja y dura. Muchos chicos hace dos años que llegaron acá y nunca salieron, no conocen la ciudad, lo básico que conocemos todos. Pese a esto ellos viven el día a día, tienen los sentidos súper desarrollados, habilidades increíbles y son muy inteligentes. Les encanta que llegue un voluntario, nos estrujan y sacan lo mejor de cada uno de nosotros. Terminamos haciendo muchas cosas que ni pensábamos, desde enseñarles español, mostrarles en el mapa el continente, matemática, geografía, baile, música, arte, a usar la computadora o el celular. Cuando llegás te miran pensando que le podés dar un montón de cosas que ellos no tienen al alcance y lo aprovechan. Muchas veces leen mil y una vez los mismos libros y eso te muestra que la necesidad que tienen de información y de aprender es increíble. Saben tres idiomas, el propio que es el lwo, el inglés, que es obligatorio, y el español. También te das cuenta de que ellos tienen muchas cosas que uno no, como el tema de la supervivencia y los sentidos súper desarrollados. Por ejemplo, estábamos todos lavando la ropa y de repente un nene y una nena se paran y nos dicen que había un hipopótamo. Nosotros no nos habíamos dado cuenta pero ellos lo habían visto desde lejos. Todo lo que sean ruidos y olores, perciben todo. Son increíbles pescando.

-¿Cómo viven la pandemia por el Covid-19 y la llegada de la nueva cepa?

-Acá de toda la población sólo el 7% está vacunada, no han llegado vacunas. Con eso te das cuenta cuán pobre es la salud en el país. La desigualdad que hay de vacunas se nota muchísimo en África. Los países más ricos van por la tercera dosis y ellos no tienen ni la primera. Kenia es un país sumamente olvidado. Con el cierre de fronteras la situación se va a poner muy difícil, porque en diciembre y enero comenzaba su época de turismo y toda la economía local siempre se vio favorecida. Con esto de la cepa nueva, la gente no va a querer ni entrar. De todas maneras hay que decir que para ellos el Covid no es la enfermedad más importante. Una mamá fue la que nos alertó lo que estaba sucediendo porque se enteró en la radio de la nueva cepa, pero acá nadie tenía idea. Y uno sabe que de estos lugares pueden salir nuevas cepas porque la mayoría de la gente no está ni vacunada.

-¿Usan las medidas preventivas como el barbijo?

-El barbijo no se usa, por ahí se ve a una o dos personas con barbijo pero nadie lo utiliza. Pero hay otras enfermedades que para ellos son más importantes que el Covid o este problema de la pobreza. Incluso hay personal de salud que no tiene las vacunas. Acá no se habla del coronavirus, no se sabe mucho de las variantes. En mi caso porque mis papás están en Moldes y me cuentan todo. La verdad es que nosotros en la pandemia mirábamos y teníamos a mano para saber cuántos infectados y muertos había por día, pero ellos acá no tienen esa información.

Es muy hermoso sentir que lo básico te llena el corazón, simplemente abrazarlos, mirarlos y sentir el amor, compartir momentos con ellos Es muy hermoso sentir que lo básico te llena el corazón, simplemente abrazarlos, mirarlos y sentir el amor, compartir momentos con ellos

-¿Cuánto tiempo pensás quedarte?

-Hace que estoy hace unos 20 días y me quedo hasta el 10 de diciembre si no ocurre nada y cierran las fronteras. La idea es quedarnos un mes o mes y medio para poder aportar lo máximo que uno pueda a estos nenes maravillosos.

-¿Qué te motivo a presentarte como voluntaria?

-Desde chica que vengo soñando con esto, cómo ayudar a los demás, involucrarme de lleno en un mundo diferente, dar todo de mí y recibir todo de ellos. Fue mi sueño de muchos años y cuando se me dio no lo podía creer hasta que llegué y no podría decir que todo es increíble porque lo que ves es muy duro y más cuando sos mamá. Pero es muy hermoso sentir que lo básico te llena el corazón, simplemente abrazarlos, mirarlos y sentir el amor, compartir momentos con ellos que tienen tanta necesidad. Me emociona que ellos sean tan fuertes, tan luchadores de la vida. Voy a seguir viniendo porque ya me ata y me unen lazos más fuertes de lo que pensaba. Cuando me vuelva voy a estar armando mi próximo viaje para marzo para seguir el voluntariado y dejarles mucha más información, son herramientas que a uno le sobran y a ellos les hace falta un montón. Regalarles mi tiempo, dedicarles mi vida nada me podría hacer más feliz. También pienso en traerme a mis hijas que convivan con esas realidades, que puedan jugar con ellos e intercambiar información, cultura, que vean realidades diferentes, que les ayude a ver el mundo de manera más empática.