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Las puertas que abre la prisión de Cristina

Electoralmente, ¿a Milei le conviene que la ex-Presidenta esté presa? En Córdoba, el schiarettismo y el llaryorismo interpretan que la salida de Cristina de la escena nacional genera nuevas posibilidades, como la generación de una alternativa para 2027

Ese acontecimiento, que está a horas de concretarse y que será histórico, que despierta sentimientos de gozo en algunos y de indignación en otros, ¿de qué manera impactará en un escenario político que desde hace casi dos años se ha vuelto imprevisible y casi inescrutable?Cristina presa. Sin posibilidad de ser candidata. A ella, a esa mujer de 72 años que llegó a tener el 54 por ciento de los votos y que fue dos veces presidenta, condenada ahora por la Corte Suprema a pasar 6 años en prisión por corrupción, esa sentencia le dará el argumento político de que para exorcizar el riesgo de que volviera a ganar una elección, para derrotarla, tuvieron que sacarla de la pista. Pero para Milei, ¿qué implica para Milei? ¿Y para el resto?

La Cristina que estará encerrada, en un departamento o en una cárcel, es una figura en declive pero no en retirada. Su radio de gravitación se ha ido achicando, comprimiéndose hasta concentrarse en un sector de la provincia de Buenos Aires pero su figura y su discurso siguen teniendo alcance nacional. Como protagonista o como antagonista. Sin ella, ese peronismo que venía conduciendo queda casi sin dimensión federal; hay peronismos provinciales, distritales, particulares.

Todavía es reciente y confuso.Y las interpretaciones se ramifican casi al infinito. También las especulaciones. Hay una lectura que señala que la decisión de la Corte con Cristina fue sobre todo un mensaje para Milei, una manera de decirle que puede tomar decisiones que alteren el escenario y lo tornen inestable, más inestable de lo que es. Ante los embates que vienen insinuándose, ante la posibilidad de convertir a la Corte en una multitud de hasta 15 miembros, el mensaje puede haber sido de autopreservación. “La Corte dijo:podemos meterlos presos.A Cristina, a Macri y hasta al propio Milei”, interpretó un dirigente cordobés que frecuenta el Panal. El pronunciamiento del máximo tribunal incluso le escatimó al gobierno la centralidad de un dato que venía prometiendo pero que venía mostrándose esquivo:la inflación por debajo del 2%.

Al libertario, que la expresidenta esté presa, inhabilitada, ¿le conviene?El politólogo cordobés Federico Zapata sostiene que, en realidad, una Cristina en actividad es funcional a Milei porque la necesita como fantasma, como monstruo latente, para que un sector de la población siga razonando que es preferible cualquier sacrificio antes que la vuelta del kirchnerismo. “Si nos va mal a nosotros, vuelven ellos. Somos la única posibilidad”, transmite La Libertad Avanza. Si Cristina está presa, la percepción de ese riesgo tenderá a atenuarse. Y pueden empezar a oírse otros discursos.

Hay sectores que ven en ese punto una doble posibilidad: una pragmática y de corto plazo; la otra, con la mirada puesta en 2027, de construcción. El schiarettismo, por ejemplo, hace una lectura dividida en dos grandes ámbitos:el interior y Buenos Aires. En el interior continuarán tratando de configurar una tercera opción con gobernadores, entre ellos Maximiliano Pullaro, y con dirigentes de fuerzas políticas que tienen presencia territorial.

Pero consideran que se abrió una puerta en provincia de Buenos Aires, ese universo con lógica propia y que concentra el 40% de los votos. En el schiarettismo no creen que un armado competitivo esté listo para las legislativas de este año pero interpretan que es la oportunidad de ir configurando un frente anti-Milei o anti-modelo que apunte principalmente a 2027. Una parte de ese armado podría contener a los intendentes del conurbano que se referenciaban en Cristina y que hoy podrían sentirse huérfanos. Pero en el schiarettismo consideran que van a equivocar el camino si acuerdan puntualmente con caudillos bonaerenses y pierden de vista que deben diseñar una opción política al mileísmo. La configuración de una alternativa de poder debe trascender los acuerdos individuales, señalan. Los barones pueden estar pero encolumnados detrás de una estrategia.

Schiaretti, que alcanzó el 7 por ciento en la primera vuelta presidencial de 2023, ahora aspira a duplicar esa performance. Sin Cristina candidata, la conformación de un frente con anclaje peronista pero con otros dirigentes de distintas fuerzas puede encontrar una base de posibilidad mayor. El exgobernador sondea a Elisa Carrió, a Horacio Rodríguez Larreta, a Martín Lousteau, entre otros.

Pero si Schiaretti pretende protagonizar un armado nacional con proyección para 2027, ¿puede no ser candidato este año?¿Puede no serlo en Córdoba, donde las encuestas lo ubican como el único peronista que puede disputarle de igual a igual una elección a Milei?

El ex-Gobernador está más cerca de ser candidato que de no serlo pero, aún así, todavía quedan cuestiones por definir. Hay, por ejemplo, un doble aspecto:si pierde, aunque sea por poco, sus chances de proyección nacional corren el riesgo de diluirse pero, a la vez, una elección digna disiparía, creen en el schiarettismo, el peligro de que la oposición provincial se envalentone prematuramente para la elección de 2027.

Cerca del gobernador Martín Llaryora consideran que el escenario electoral en Córdoba no se altera a partir de la situación penal de Cristina. En la última elección el kirchnerismo se alzó con el 2%. Sin embargo, también postulan que la nueva configuración del escenario nacional, en el que la ex-Presidenta dejará de ser un cuco con el que el mileísmo podrá asustar al electorado, habilita algunas posibilidades.

En el cordobesismo creen que el 2025 será un año de transición, incluso de afianzamiento del poder de Milei, pero que el modelo, sobre todo si sigue afectando a la clase media y golpeando el aparato industrial y productivo, llegará desgastado al final del mandato.

Para el llaryorismo, ya desde la campaña de octubre se podrá ensayar un discurso más crítico con Milei. Porque no podrá pesar la sospecha de que ese cuestionamiento puede ser funcional a una eventual vuelta de Cristina. En el gobierno provincial están sondeando con encuestas la posibilidad de intensificar la veta discursiva del cordobesismo. Una alternativa que se baraja es profundizar la diferenciación. “Nosotros vamos a seguir sosteniendo un modelo de disciplina fiscal, de orden en las calles, como plantea el gobierno nacional, pero nos diferenciamos en la inversión en obras, en la importancia que le damos a la salud pública, a la educación pública, a un Estado que impulse la producción. Nosotros apoyamos a Argentina pero también hay que cuidar a Córdoba porque está en peligro. La Nación saca mucho más de lo que envía a la provincia y esa situación, que lleva 20 años, no se revirtió en el último año y medio;al contrario, empeoró considerablemente. No puede ser que Córdoba, la que más apoyó a Milei, sea la más perjudicada.Es un elemento que hay que poner sobre la mesa en las elecciones”, señalan en el Panal.

Los diputados por Córdoba vienen de votar a favor del aumento en las jubilaciones y de participar de la movida legislativa para impedir el desguace del Inta. El propio Llaryora cuestionó públicamente que el organismo, que hasta ahora no había recibido críticas, esté a tiro de motosierra. En el Panal ya ni siquiera ponen demasiadas expectativas en las reuniones con la Casa Rosada. El último encuentro, al que convocó Guillermo Francos el viernes, navegó en la intrascendencia. “No salió nada de ahí, como de costumbre”, dijeron.

Con Schiaretti el cordobesismo podría aspirar a ganar la elección pero en el llaryorismo señalan que, incluso si el ex-Gobernador no es candidato, las expresiones provinciales que se contraponen a Milei podrían andar en un rango del 25/30% de los votos. Y creen que de allí surgirá la potencialidad de construir una alternativa nacional. Es decir, el oponente del libertario debería surgir, ya sin el extremo de Cristina y con un kirchnerismo en su ocaso, de los liderazgos provinciales.