“Podemos tener demanda, pero sin precio el negocio se complica. Y en ese punto me diferencio de algunos analistas que dicen que con la demanda sólida hay posibilidades de negocios. Creo que una sin la otra no sirve”, señaló Urcía.

¿Cómo está la cadena de la carne en estos momentos?

El momento es difícil para el sector aunque China está volviendo a comprar. De hecho hay coincidencia en todos los analistas en que China no sólo se constituyó en el principal comprador de carne en el mundo sino que además lo será por un buen tiempo más. En cuanto a la demanda no hay demasiadas dudas. Ahora, China desde el año pasado hizo un cambio radical que hay que tener en cuenta. Ingresó en una carrera que comenzó a subir los precios y a pagar cada vez más hasta noviembre en que hizo un giro. El Estado se metió porque tiene una gran participación en todo y bajó drásticamente los valores. Hoy lo que vemos son precios muy bajos, tenemos un Brasil que devaluó y está exportando muchísimo y posiblemente sea récord este mes, y convalida esos precios bajos que paga China. Si a eso lo vinculamos con los problemas internos de Argentina en lo económico, que tienen que ver con la competitividad, con los altos costos internos y la presión fiscal en los productos, y los seguimos pateando hacia adelante como siempre, nos encontramos con posibilidades y producto disponible pero no podemos aprovecharlas.

¿Y en la logística?

En abril y mayo hubo exportaciones fuertes de frutas y pescado que nos dejaron con esacasez de contenedores y barcos y que con el coronavirus completaron problemas logísticos para cargar. También depósitos de frío que no son suficientes, y que llevan a un cuello de botella importante.

Pero en abril hubo buen nivel de faena...

En abril hubo buenos niveles. Pero cuando analizamos los números se observa que se trata de un espejismo porque si vemos la faena diaria de abril, que tuvo 22 días hábiles, que es atípico para ese mes, observamos que el nivel diario es inferior a marzo y febrero, con números similares a enero. Y con una participación de la exportación parecida a abril del año pasado que era muy baja. Por eso hablo de espejismo. Si me quedo con la foto me puedo confundir y creer que está todo bárbaro. Pero podemos tener mucha producción sin tener rentabilidad y eso es malo. Todas las variables tienen que dar positivo para apostar a un crecimiento del sector. El buen volumen de abril significó bajo ingreso para el ganadero.

¿Hay ruido en la cadena?

Cuando adentro de la cadena no están todos conformes, el futuro es endeble. Tenemos que ser cautos; China va a demandar pero si será la solución para este contexto actual de la Argentina, es relativo. Es una salida, el mercado más importante del país, hay que apostar por China, pero no creamos que es la salvación.

¿Quién la pasa mal en la cadena hoy?

Hoy el ganadero, como hace más de dos décadas viene con altibajos. Tiene primaveras e inviernos y si hace los números sólo con la ganadería, se le complica. Con la inflación y un dólar desdoblado de $130 y $67, se complica. A nivel de industria se observaron inconvenientes por el lado de la pérdida de valor del cuero y de la menudencia por la llegada del Covid; el recorte de personal en las plantas por las normas de seguridad y empleados que son grupos de riesgo provocó menor ritmo de producción y por lo tanto mayor costo por pieza. Pero el buen nivel de faena de abril permitió de alguna manera disimular los problemas. Porque hay más consumo interno y eso es real, que se logró en base a un precio de la carne muy competitivo.

Se extendió la vacunación contra la aftosa, ¿cómo marcha?

Tenemos que acelerar los procesos, más allá de que venimos bien, para terminar la vacunación este mes como está previsto. Por supuesto que la cuarentena demoró la tarea, pero hay que hacerla y más en un contexto regional en el que hay países que van a dejar de vacunar en algunas regiones y por lo tanto nuestro riesgo aumenta.