Rodrigo de Loredo exteriorizó la tensión que por estos días atraviesa a Juntos por el Cambio en Córdoba. El diputado radical, que en alianza con Luis Juez arrasó en las elecciones legislativas de 2021, expresó su preocupación porque el Frente Cívico que lidera el senador se niega a firmar el acuerdo que rubricaron los otros tres partidos de la fuerza -la UCR, el Pro y la Coalición Cívica- para convocar a una interna en la que se defina el candidato a gobernador.
De Loredo señala que las encuestas marcan una paridad entre él y Juez y que la única manera de resolver esa situación es ir a una elección.
- Se habla mucho del lanzamiento que viene anunciando para el 14. ¿Qué va a ser? ¿Lanzamiento para qué?
- Bueno, no spoileemos el anuncio. Pero vamos a estar presentando el resultado de un trabajo que hicimos durante todo este año, en donde recorrimos toda la provincia, trabajamos con las cuencas productivas, que son un potencial muy grande para Córdoba. Lo que el lunes va a pasar es una presentación del resultado de esa tarea, pero también algunos otros anuncios de impacto político para el calendario electoral.
- ¿Cómo está Juntos por el Cambio en la provincia? Parece encontrarse en una discusión todavía con respecto a la metodología para dirimir sus candidaturas.
- Es un momento crucial porque nosotros hemos hecho un planteo desde el comienzo, sin estridencias, sin gritos, pero que es muy firme. Para nosotros, la coalición de Juntos por el Cambio tiene que tener reglas de selección de sus candidatos por varias razones. Una es práctica: es complejo el entramado y, si no, va a ser difícil. Son cuatro partidos, va a haber elecciones en por lo menos 300 municipios. Es muy ingenuo pensar que toda esa realidad política puede encontrar una salida ordenada sin un reglamento. Segundo porque hay una cuestión cultural: Juntos por el Cambio le tiene que ofrecer a la Argentina, un país anómico en el que el peronismo te lleva a una realidad que está al margen de la ley, la vuelta a la legalidad, a la institucionalidad. De manera que Juntos por el Cambio si quiere ofrecer eso para Argentina indefectiblemente lo tiene que tener para consigo. Creemos que tiene que haber reglas. Y las reglas que entendemos son válidas son las internas abiertas. No significa que indefectiblemente se tenga que terminar en una interna pero si no hay un procedimiento de internas va a ser muy difícil que el proceso llegue de forma armónica. Esta semana se ha firmado una propuesta de internas abiertas entre el Pro, el radicalismo y la Coalición Cívica y nos preocupa que el único partido que se está resistiendo a eso es el Frente Cívico.
- No le gusta a Juez la idea de una interna: dice que puede facilitar la intervención del peronismo en el proceso y alterar el resultado. ¿Usted ve ese riesgo?
- No, no lo veo para nada. Porque además tenemos experiencia en ese tema y hemos afrontado procesos internos cerrados y mucho más complejos. Hay mucho de mito en eso: creo que un proceso de discusión interna virtuoso, como los que estamos acostumbrados a dar, no genera consecuencias negativas. Por ejemplo, hemos atravesado internas y estamos en una excelente relación con Mario Negri y con el resto del radicalismo. Después de las Paso la lista que perdió acompañó a la que ganó. Esos mensajes, lejos de ser un problema, son un fenómeno virtuoso. El que esté en condiciones de ganar tiene que ser el candidato; incluso proponemos que haya una encuesta que sea una instancia previa que allane el camino del consenso. Porque las internas también pueden desembocar en caprichos personales y una encuesta evitaría que algún aventurero, que no tenga ninguna chance, arrastre a toda una coalición a un andamiaje interno complejo. Pero si hay paridad, como es lo que está pasando, porque nosotros tenemos encuestas y vemos que estamos en un crecimiento muy grande, no veo otra forma de resolverlo que con la participación del voto de la gente.
- La resistencia del Frente Cívico debe también tener que ver con que al frente hay un aparato bastante más grande como es el radicalismo.
- Está bien, pueden genuina pero equivocadamente tener esa impresión. Pero la verdad es que la figura de Luis no genera hoy, como sí ocurrió en un tiempo pasado, resistencia en el radicalismo. De manera que si proyectás un proceso competitivo, te vas a encontrar con que habrá radicales, de hecho los hay hoy, que están en un extraordinario diálogo con Luis. Están en muy buena sintonía, como apostando a esa idea. Y lo digo sin problema, sin drama. Así funcionan las coaliciones. Por eso creo que si se avanza en un proceso de esas características van a estar distribuidas las pertenencias partidarias del Pro, de la Coalición Cívica y el radicalismo. Si se llegara a dar creo que será un proceso bastante parejo y virtuoso en toda la provincia de Córdoba que va a generar una gran expectativa en la gente y que incluso puede terminar convirtiéndose en uno de los elementos más importantes para desembocar en un triunfo.
- ¿Corre riesgo la unidad de Juntos por el Cambio en este estado de cosas?
- No, en principio no. Porque están bien las relaciones personales y hay una conciencia acabada de la necesidad de estar juntos. Tenemos conciencia de que si no estamos juntos es una tragedia, tenemos un pasado reciente que fue pésimo. Pero reconozco que hay dificultad de abordar las resoluciones. Hay una mirada común para decir: quien esté en condiciones de ganar tiene que ser el candidato. Y sobre ese mantra vienen dos interrogantes:¿las encuestas te van a poder decir quiénes están en condiciones de ganar? Relativamente sí porque, como pasó en Marcos Juárez y en Brasil, si hay diferencias muy exiguas deja de ser una herramienta dirimente. Si una persona gana por 20 puntos, ahí sí es dirimente. No es necesario ir a un proceso interno. Si las encuestas te dan relativas paridades, ¿cómo se ejecuta esa idea común de que pueda ganar el mejor candidato si no es en una interna?
- ¿Puede haber una instancia previa de encuesta y si la diferencia es exigua debe haber una interna?
- Esa es la idea que nosotros propusimos y estamos abiertos a cualquier idea. Por ahí escuché que el que pierde podría ir de vice; no tenemos ningún problema con ninguna pauta que sea común. Nosotros hicimos una propuesta bien concreta: todo el radicalismo, todo el Pro y toda la Coalición Cívica. Ya hay consenso de los tres partidos. Queda por ver el Frente Cívico por estos días.
- ¿Cómo ve el momento del gobierno provincial, que lanzó la campaña el 31 de octubre pero a la vez hilvanó situaciones bastante complejas como la situación de Oscar González y la crisis en la salud?
- Florecen problemas que la estrategia silenciadora del gobierno ya no los puede opacar más. Pero estos episodios esconden problemas estructurales, esconden un desgaste de 24 años de gobierno. El lanzamiento de Llaryora ha sido el más intrascendente de la historia de los lanzamientos del peronismo desde 1998 hasta la fecha. No se enteró nadie. Aparte, fue un mal lanzamiento. De ellos depende el calendario electoral, no lo anuncian y el intendente de Córdoba se lanza en modo candidato tan anticipadamente. Está en su derecho pero está mal porque ellos tienen que dar previsibilidad en las reglas del juego y la imprevisión es total. Cada vez abusan más de la especulación: cambian las leyes, lanzan candidatos, no anuncian cuándo se vota, juegan con la democracia en Córdoba. Y el momento del oficialismo es muy preocupante. Te faltó mencionar uno de sus principales problemas que es la inseguridad, que arrastra décadas de desinversión, de falta de profesionalización de la fuerza, de falta de liderazgo en las fuerzas policiales. Sé que el delito es un tema complejo: nadie puede venir con soluciones mágicas pero Córdoba podría tener mucho mejores estándares de seguridad. El fracaso en esa materia es contundente y total y la resistencia de no sacar al ministro es propia de la vieja política. En el accidente de Oscar González, la Justicia deberá ser transparente, pero ese episodio pone sobre la mesa una serie de elementos que dan cuenta de que hay una cultura del poder, que es hija de 24 años de usufructuar el poder. También cuando el radicalismo fue hegemónico empezó a tener conductas propias de la cultura del poder, caracterizada por la existencia de privilegios y falta de ejemplaridad. Por más que haya una ley, yo personalmente no usaría nunca un auto, menos de alta gama
- Bueno, hubo dirigentes radicales que sí aceptaron.
- Tampoco estoy de acuerdo con un dispositivo que me parece perverso que para defenderse se despliegue un dispositivo que iguala todas las conductas. No se puede comparar un municipio al que le asignan una camioneta con un dirigente que tiene 4 autos de altísima gama en una Córdoba con el 40% de pobres.