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Las riendas de los libertarios

La política de la oposición cordobesa se mueve al ritmo del mileísmo. Juez ofreció incondicionalidad y lo retaron. El senador aspira a que su socio/rival De Loredo salga golpeado de la elección

Luis Juez ofreció su entrega incondicional y le retribuyeron con un reto. Al senador, que viene de declarar que hará campaña por Javier Milei en Córdoba sin pedirle nada a cambio y que sueña con ser en 2027 el candidato a gobernador al que el Presidente le levante la mano, Martín Menem lo mandó a sosegarse. Desde el Festival de Doma y Folclore de Jesús María, el presidente de la Cámara de Diputados dijo que es apresurado hablar de candidaturas y una falta de respeto a la gente. “No le hace bien a la política”, espoleó el riojano.

“Parece increíble. Son del interior pero llegan al poder y pretenden decirte lo que tenés que hacer con una soberbia increíble”, respondieron cerca del líder del Frente Cívico.

Juez viene haciendo una serie de movimientos y declaraciones que lo inscriben en ese éxodo que está manifestándose cada vez con más intensidad hacia La Libertad Avanza, el sello más cotizado de la política por estos tiempos. El cordobés anunció que dejará la presidencia del Pro en el Senado y, a la vez, profesó su adhesión inquebrantable al proyecto de Milei, como ya lo había hecho antes con Carlos Menem o Néstor Kirchner, por ejemplo.

El juecismo remarca una aclaración:que el senador no se irá del bloque del Pro sino sólo de la presidencia y que no pasará a integrar La Libertad Avanza. “Lo que hizo Luis fue expresar que acompañará al Presidente en esta elección sin pedir nada a cambio y que le gustaría ser su candidato en el 2027. Nada más”, indicaron en el Frente Cívico.

En política, entregarse tan desembozadamente suele implicar un riesgo considerable. Primero, porque quien se ofrenda suele bajarse el precio de manera automática. Segundo, porque se expone a que desde el otro lado le digan que no o, al menos, a que no demuestren tanto entusiasmo.

Con algo de eso parece haberse topado Juez en las últimas horas. En parte, porque el mileísmo sabe que en un distrito como Córdoba los votos son del Presidente y que La Libertad Avanza es la que pone condiciones, la que define a quién sube al barco y a quién no. Sus principales figuras, Gabriel Bornoroni por ejemplo, han dicho y siguen diciendo que en la provincia pretenden una “lista pura”, que le asegure lealtad a Milei en el Congreso.

En un país impredecible y en un contexto político fragmentado como el actual, Juez se mueve pensando en el lejanísimo horizonte de 2027 pero, además, lo hace con una dosis de especulación enfocada en sus socios/rivales: los radicales. Y, fundamentalmente, en Rodrigo De Loredo.

El senador pretende dejar pasar la elección de 2025: como no se juega su banca, no tendrá candidatos y aspira a subirse al carro de los ganadores. Todo ganancia. Juez cree que quien está complicado, envuelto en una encerrona, es De Loredo, el único radical que puede disputarle la candidatura opositora a la gobernación en 2027.

El diputado radical no lo dice abiertamente pero también ha dado señales de su intención de pegarse al fenómeno Milei. Su reunión de fin de año con el Presidente fue la última imagen elocuente. Dentro del radicalismo señalan que De Loredo, a quien sí se le vence el mandato este año, sueña con encabezar la lista de diputados de Milei en un acuerdo con La Libertad Avanza. Ahí, ganaría la elección y quedaría posicionado tanto en relación a Martín Llaryora como al propio Juez.

En el Frente Cívico no creen -o no quieren creer- que ese escenario sea posible. Primero por el pretendido purismo de la lista libertaria en Córdoba;segundo, porque especulan con una rebelión interna en el radicalismo que entorpezca la estrategia. Dentro de la UCR, incluso los menos deloredistas no ponen demasiadas fichas en una sublevación radical. Si Milei la aceptara, el diputado conseguiría sacar en el Congreso partidario la alianza con los libertarios.

¿Pero está en condiciones el radicalismo cordobés de negociar con La Libertad Avanza un acuerdo que le dé a De Loredo nada más y nada menos que el número 1 en la lista? Las encuestas parecen no favorecerlo. El juecismo dice que con todo el viento a favor los radicales tienen hoy 5 puntos de intención de voto.

Una versión en la UCR señala que la suerte de De Loredo no dependerá sólo del escenario cordobés sino de lo que ocurra entre Macri y Milei:si el devaluado líder del Pro consigue cerrar un acuerdo con el Presidente, una de las condiciones podría ser que De Loredo encabece la lista. Especulaciones.

El juecismo se regocija con otro escenario: su hipótesis de máxima es que Milei no acepte una alianza con el radicalismo cordobés, que De Loredo se vea obligado a ir por fuera y que quede tercero, muy lejos. Así, cree el senador, se terminaría la discusión de cara a 2027. “Rodrigo vive diciendo que en 2023 Luis juró que era la última vez que iba por la gobernación. En realidad, todo dependerá de lo que vaya pasando. Además, el compromiso que asumimos en esa elección era que De Loredo acompañaba y no lo hizo.Se bajó y lo dejó solo a Luis. Él creía que nosotros podíamos perder y que él la tenía asegurada en Córdoba. Mirá cómo le fue:lo reventaron. Nosotros no nos olvidamos de eso”, dicen los socios/rivales del radical.

Enfrente, para el gobernador Llaryora también será una elección compleja, como suelen serlo todas las de medio término para el peronismo cordobés. Pero al menos ya existe una estrategia definida y la asunción, antes de arrancar, de que Milei será el ganador. El oficialismo cordobés se enfoca en la graduación de la derrota, en conseguir la mejor elección posible. Para eso plantea una disputa simbólico-política y, a la vez, se enfoca en la gestión. Por un lado, en los últimos días se conoció un informe que la Provincia destacó enfáticamente, que dice que Llaryora ajustó más que Milei pero mejor porque nunca interrumpió la obra pública. Ahí está el componente de diferenciación:“Nosotros somos austeros pero no rompemos el Estado”, intenta transmitir el llaryorismo.

Pero, además, en el plano de la gestión, tiene preparada una serie de proyectos de alto impacto tanto en Córdoba como en los principales distritos del interior. En RíoCuarto, la gran apuesta es la obra de la circunvalación, que implicará una inversión de 350 millones de dólares.

El sur será un enclave relevante en la elección de este año, sobre todo después de las derrotas que el peronismo sufrió en las últimas elecciones. Y justamente en ese territorio, el gobernador viene de hacer una movida política que dejó rumiando a más de uno y que todavía genera interrogantes. Llaryora, que había aceptado que Juan Manuel Llamosas armara una estructura política y funcional en el Centro Cívico para convertirse en el hombre fuerte del gobierno en todo el sur, de un día para otro decidió que el exintendente pasara a ser vicepresidente del Banco de Córdoba. Todo el andamiaje que se había diseñado pensando en las elecciones, se desarmó justo cuando esas elecciones están asomando.

Ni bien se oficializó el nuevo cargo, Llamosas manifestó ante los medios que, en realidad, el enroque era superador. En política, si hay que explicar demasiado que un cambio es bueno es porque, en realidad, no lo es tanto.De lo contrario, se expresaría por sí mismo. Lo que parece quedar en evidencia es, como mínimo, que esa figura de asesor con rango ministerial que no disponía de presupuesto ni de capacidad de decisión no fue precisamente funcional.

Además, esa salida de Llamosas del Centro Cívico produce una transferencia política. Ahora, la responsabilidad por el resultado de la elección en la ciudad no será del exintendente, que iba a tenerla como delegado del gobernador en el sur, sino de Guillermo De Rivas. Será, a un año de asumir, su primer test en las urnas. “Es natural que así sea y así se va a asumir. El intendente va a jugar con todo”, indicaron en el Palacio.

Llaryora, Juez, De Loredo, De Rivas, Llamosas son dirigentes que están mirando lo que puede ocurrir hacia adelante. La política suele tener, entre sus componentes esenciales, el futuro, o la idea de futuro que puede proyectar. Pero si algo ha ocurrido en el último año, entre lo mucho que pasó, es que la política se ha vuelto difícilmente descifrable. No todos enfocan hacia el futuro;algunos lo hacen hacia el pasado. Por lo menos, hacia 100 años atrás. Un ejemplo es Mario Lamberghini, que dice ser soldado de Milei hasta el punto de andar citando el Libro de los Macabeos.

En medio del debate nacional por la Ficha Limpia, en sus estados de WhatsApp, Lamberghini, que es concejal de la ciudad, acaba de anunciar que presentará el proyecto “Votante Limpio” para que no puedan votar los vecinos que reciben planes sociales, los que son empleados públicos o los que se hayan jubilado sin aportes. Es decir, el concejal libertario pretende privarles de la condición de ciudadanos con plenos derechos a quienes trabajen para el Estado o sean asistidos por él. No votarían los docentes, los policías, los militares, los médicos, los enfermeros ni los pobres. Algunos reúnen incluso las dos condiciones. No dice nada Lamberghini de quitarles la posibilidad de votar, por ejemplo, a empresarios que mantienen contratos con el Estado y que también tendrían condicionamientos económicos a la hora de elegir.

Su postura es, obviamente, un absurdo. Porque incluso ignora que una ordenanza no puede modificar una ley nacional. Y porque hasta lo dejaría a él mismo afuera del universo de votantes. ¿O quién le paga el sueldo al concejal?

Es brutal, por supuesto, porque es un representante de la población en el Poder Legislativo de la ciudad. Pero no es eso lo peor: lo más peligroso no es lo que diga alguien como Lamberghini sino el hecho de que ese tipo de discursos, que hasta hace poco parecían improbables, no sólo hayan aparecido sino que tengan, además, cierta validación social.