Este biocombustible es el resultado de un proceso de reciclaje de aceite vegetal usado, un recurso que la ciudad recolecta desde hace tiempo. Al respecto, Carolina Roldán, responsable del área de Medioambiente, detalló a Puntal cómo funciona este programa de recolección y transformación del aceite. “Hace mucho tiempo que venimos juntando aceite de cocina usado para hacer el intercambio por biodiésel”, explicó.
“Durante las fiestas patronales les entregamos bidones a los food trucks para que recuperen el aceite, y en cada evento seguimos recolectando el aceite usado”. Según la funcionaria, esta práctica se ha extendido a los distintos emprendimientos gastronómicos de la ciudad, e incluso a los propios vecinos, quienes colaboran llevando el aceite que utilizan en sus hogares.
El biodiésel proviene de un acuerdo con Arquea, una empresa de la localidad de Montecristo, cerca de la ciudad de Córdoba. “Ellos transforman el aceite en biodiésel, y esta semana hicimos el primer intercambio”, añadió la encargada de Medioambiente. Este canje se basa en la entrega de aceite usado a la empresa, que a cambio proporciona el biocombustible. En la primera operación, General Deheza entregó 1.500 litros de aceite, acumulados en los últimos cinco meses, y recibió 1.000 litros de biodiésel en un gran contenedor. “Si bien no es un intercambio uno a uno, ya que hay otros componentes que forman parte de la transformación, el biodiésel que recibimos está certificado por la UTN y por el INTI”, aclaró Roldán, subrayando la calidad del combustible.
“Si bien no es un intercambio uno a uno, ya que hay otros componentes que forman parte de la transformación, el biodiésel que recibimos está certificado por la UTN y por el INTI”.
El Municipio está trabajando para que todos los vehículos del Complejo Ambiental puedan operar con biodiésel en el futuro cercano. “Nos estamos preparando para que nuestros vehículos empiecen a usar 100% biodiésel”, comentó. El primer vehículo en hacerlo es una camioneta Ford F100, que antes funcionaba como grúa y ahora ha sido adaptada para operar con este nuevo combustible. “Tuvimos que enviar las especificaciones técnicas del vehículo para asegurarnos de que el motor fuera compatible”, explicó. Gracias a este análisis, se comprobó que el rodado puede utilizar biodiésel sin problemas.
Uno de los principales beneficios de esta iniciativa es la reducción de emisiones contaminantes. Según Roldán, el uso de biodiésel en lugar de combustibles fósiles reduce en un 90% las emisiones de dióxido de carbono, contribuyendo de manera significativa a disminuir la huella ambiental en la ciudad. “No estamos utilizando recursos naturales como el gasoil, que proviene del petróleo”, destacó, resaltando la importancia de este cambio en términos ecológicos.
El proyecto no solo contempla el uso de biodiésel en los vehículos municipales, sino que también fomenta la participación de la comunidad en la recolección de aceite usado. Roldán enfatizó la diferencia entre el aceite que se recolecta y otros tipos de aceites. “El intercambio se hace siempre con aceite vegetal, no de hidrocarburos ni del vehículo”, aclaró. “Estamos hablando del aceite de cocina, como el que se usa para freír papas. Los vecinos deben colocarlo en una botella plástica y llevarlo a los puntos limpios que hemos establecido”.
Una vez que se acumula la cantidad suficiente, la empresa Arquea recoge el aceite y proporciona biodiésel a cambio, en un proceso de economía circular que beneficia tanto al Municipio como al medioambiente, enfatizó la funcionaria.
