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La digitalización, clave para garantizar inclusión y eficiencia en la agricultura

La FAO destacó que en el actual contexto, el sistema agroalimentario necesita soluciones innovadoras y urgentes y la digitalización es un camino a seguir

El último informe de la FAO conocido esta semana remarca la relevancia que, en tiempos de pandemia y fuerte crecimiento de la pobreza a escala planetaria, comienza a mostrar la digitalización en la agricultura y la expansión de las TICs en el sector.

“Los impactos de la Covid-19 crecen a diario. La pandemia ha desatado una crisis no solo sanitaria, sino también económica. Sus consecuencias y duración aún se desconocen, pero sabemos, por ejemplo, que su impacto sobre los índices de pobreza y la seguridad alimentaria no tiene precedente reciente alguno”, señala la FAO. A continuación remarca que de acuerdo con ciertas estimaciones, a causa de la Covid-19 la pobreza a nivel global aumentará en 548 millones. También habrá un incremento en el número de personas que padecen inseguridad alimentaria, el que se estima en 183 millones. En Latinoamérica, la región más desigual del mundo, se prevé que la pobreza aumente en un 4,4%, es decir, 30 millones adicionales de personas.

Contexto complejo

“En semejante escenario – en el que lograr la sostenibilidad económica, social y ambiental es cada vez más indispensable para el planeta –, el sistema agroalimentario necesita soluciones urgentes e innovadoras. Al respecto, la digitalización es un camino recomendable a seguir”, indica la FAO.

Y agrega: “La digitalización se ha convertido en un motor fundamental para la transformación rural, creando nuevas oportunidades para los agricultores. El futuro de los sistemas agroalimentarios dependerá, en gran medida, de cómo las partes interesadas en la agricultura podrán aprovechar la transformación digital para mejorar la inclusión, eficiencia e impactos ambientales”.

En ese punto, el estudio remarca que la transformación digital “se puede definir como la migración de empresas y sociedades a una etapa en que las tecnologías digitales pasan a ser la columna vertebral de sus productos y servicios, lo que da pie al desarrollo de nuevas formas de operación y nuevos modelos de negocios”.

Requisitos

Sin embargo, también advierte que se deben dar ciertas condiciones básicas para el uso de las tecnologías digitales y, por tanto, para la transformación digital del sector agroalimentario. Entre ellas se cuentan modificaciones en: infraestructura y conectividad – suscripciones móviles, cobertura de la red, acceso a Internet y suministro eléctrico –, accesibilidad, grado de instrucción – alfabetización, educación sobre Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) – y en los niveles de apoyo institucional.

Pero al mismo tiempo asegura que el ecosistema móvil en América Latina y el Caribe es propicio para el desarrollo de servicios digitales. La región tiene una base única de suscriptores móviles, más de 416 millones, de los cuales un 78% (326 millones) tiene acceso a internet móvil. Se proyecta que para 2025, el 90% de los suscriptores móviles sean usuarios de internet móvil.

En la región, un 66% de las mujeres usan internet móvil, tasa superior a la media mundial, que es de un 48%. Por lo tanto, la brecha de género en el uso de internet móvil es de solo un 2%, muy inferior al 23% mundial.

En las zonas rurales, sin embargo, la realidad es diferente. Para empezar, la cobertura de redes sigue siendo limitada. Si a nivel global el 90% de las personas cuenta con acceso a internet (a través de la red de tercera generación - 3G - o de mayor calidad), solo un tercio de las poblaciones rurales en los Países Menos Adelantados (PMA) disfruta de una cobertura similar (GSMA, 2019b).

Por otro lado, “en las economías emergentes y las zonas rurales, la deficiente infraestructura tecnológica, los elevados costos de la tecnología, los bajos niveles de alfabetización electrónica y de aptitudes digitales y el acceso limitado a los servicios, son un obstáculo significativo para el uso de las tecnologías digitales. Hoy, con las nuevas demandas a causa de la Covid-19, este desfase entre las zonas rurales y urbanas es aún más evidente”, finaliza el estudio de la FAO.