Tras un año complicado para la educación por la interrupción de los procesos por parte del Covid-19 y la necesidad de la escuela de reinventarse desde la virtualidad, con una gran demanda para docentes, estudiantes y familias, el espacio de lo emocional ha cumplido un rol fundamental en la enseñanza y se espera que sea tenido en cuenta en lo que vendrá. Organizaciones como la fundación Educación Emocional, que trabaja por la inclusión de estos conceptos en las aulas, destacan lo importante de contemplar la situación de cada estudiante y proponen que se aprenda de lo vivido en el 2020 para encarar nuevos ciclos lectivos.
"Debe haber un cambio en la enseñanza, donde se contenga a los estudiantes"
La Fundación Educación Emocional trabaja con especialistas de toda América Latina e impulsa el proyecto a nivel nacional para que se incluyan estos conceptos en las aulas argentinas. Consideran que es necesario incorporar herramientas que se utilizaron en el 2020 pensando en lo que serán los próximos ciclos lectivos.
Carlos Sigvardt, vicepresidente de la fundación creada hace 12 años por el psicólogo Lucas Malaisi, destacó que la propuesta es la de “enseñar en las escuelas educación emocional, lo que significa mejorar las habilidades emocionales de cada persona para que se sienta mejor. Si uno lo puede realizar desde pequeño es mejor, porque así tiene todas las herramientas como para hacer frente a las adversidades que le plantea la vida”.
Destacó, en tanto, que es una propuesta “que tenemos en toda Latinoamérica; de hecho, en el marco de la pandemia y con el uso de la virtualidad, nuestra fan page llegó a tener 8 millones de seguidores”, y completó: “En este espacio lo que hacemos es difundir lo que hace la fundación con respecto a las conferencias, encuentros y capacitaciones, pero también todos los días subimos frases empoderadoras para que la gente tenga un momento de meditación, algo que nos agradecen mucho, porque esas palabras de aliento los han acompañado mucho”.
- Si bien trabajan en toda América, ¿dónde funciona la sede de la fundación?
- La sede está en San Juan, pero tenemos espacios de trabajo en todo el país, donde tenemos colaboradores en la difusión de esta temática. Nosotros proponemos la ley de Educación Emocional, pero en cada una de las escuelas a las que llevamos la propuesta se comienza a implementar la enseñanza, y da muy buen resultado su aplicación. Yo soy docente de toda la vida, y si bien estoy jubilado, sigo trabajando en este proyecto porque me interesa dejar una nueva propuesta de educación. Ya no podemos enseñar como nos enseñaron a nosotros; a una persona de 30 o 40 años en la escuela capaz que pocas veces se le habló de emociones, empatía o sensibilidad, y hoy en día el conocimiento está casi todo volcado a la virtualidad, lo que tenemos que aprender es cómo llevarnos mejor entre nosotros mismos.
En este sentido, Sigvardt consideró que “la pandemia, sin quererlo, ha sacado a relucir lo emocional que uno tiene, como el agotamiento de no saber en esta incertidumbre; es muy potente lo que se está viviendo y debe haber un cambio en la educación. Es un planteo que hacemos sobre un sustento científico, nosotros no trabajamos sobre personas con síntomas, sino que buscamos prevenir que lo tengan”, dijo el vicepresidente de la fundación. Ejemplificó: “Si trabajamos con una persona con alta autoestima difícilmente caiga en la droga o tenga un embarazo no deseado, o sea víctima de bullying, porque tiene todas las herramientas emocionales para hacerles frente a esas temáticas que nos interpelan día a día”.
Uno de los grandes objetivos de la fundación es que estos conceptos se comiencen a desarrollar en todos los establecimientos educativos, “que haya una materia que hable de educación emocional, y que se la trabaje de una manera transversal, que todos eduquen en este sentido. Es algo que viene del sentido común, porque los mismos docentes aceptan la propuesta con mucho entusiasmo al sentirse tenidos en cuenta, no se puede enseñar si uno no se encuentra bien, hay que tener en cuenta quién cuida al que cuida”, señaló el referente, y destacó que muchas empresas ya han contemplado esta idea, pensando en que si sus empleados están contenidos emocionalmente producen mucho más.
“El conocimiento por sí mismo es algo que ha quedado vetusto, porque si yo quiero saber algo busco un tutorial o lo googleo, y probablemente esos contenidos pueda perderlos porque no me movieron emocionalmente, eso se tiende a olvidar, quedan en el cerebro aquellas experiencias que movilizaron para bien o para mal, y los niños deben interpretar cómo funciona el cerebro para poder aprender y enfrentar las adversidades sin caer en la generalización”, explicó el especialista.
- ¿Qué tipo de profesionales integran el equipo de la fundación?
- Lucas Malaisi es psicólogo y hay otros que también lo son, pero yo soy licenciado en Educación, y hay referentes de distintas áreas. Lo emocional tiene mucho que ver con la enseñanza-aprendizaje, y para enseñar hay que contener a los chicos.
- A la vez que se debe entender que cada estudiante tiene sus propios tiempos.
- Sí, hay que entender que no todos aprendemos de la misma manera o con los mismos tiempos. En general, en la escuela se felicita al que resuelve instintivamente un problema en segundos, pero al que lo hace un poco más demorado, aunque llegue a la misma conclusión, el sistema educativo no lo contempla. Hay que propiciar que la enseñanza-aprendizaje no sea competitiva, sino que debe ser cooperativa, donde tiene mucha importancia la interrelación entre los alumnos; no hay nada más potente que la enseñanza de un niño a otro, porque se hablan en el mismo idioma. Difícilmente yo pueda hablarle a un niño en el mismo idioma, por una cuestión generacional, pero el chico que entendió el concepto le puede enseñar al compañero de un modo más ameno.
Por lo tanto, Sigvardt destacó que durante todo el año se estuvo capacitando de manera virtual a las instituciones, y se ha observado que algunos estudiantes que en el aula tenían dificultades, desde sus casas han hecho todo perfecto, y a la inversa, hubo algunos que eran buenos en la presencialidad y no tuvieron participación en la virtualidad. “Algo de esto tiene que quedar para seguir enseñando; cuando volvamos debemos revisar el modo de dar clases, que es el mismo desde el 1600, la educación prusiana del aula con el maestro adelante”, sostuvo el educador, y completó: “Acá florecieron muchos otros elementos, como el uso de la tecnología, la reorganización de los tiempos, los gustos de los niños para potenciar su aprendizaje, algo distinto de la educación tradicional que siempre condenó al error; lo emocional aquí tiene mucho que ver, porque debemos mantener la creatividad del niño, que sea curioso”.
- ¿Resulta fundamental para el 2021 aprender lo que se vivió en tiempo de pandemia y aplicar esas herramientas en la continuidad de la enseñanza?
- Algo de esto debe quedar, nunca han sido tan exitosas las reuniones de padres como las de este año, por ejemplo. Aunque debemos tener en cuenta dos tipos de niños: aquellos “hiperrealizados”, los que estuvieron conectados todos los días, con pantallas, accesorios y buena conectividad y los que estuvieron los desrealizados, que no sabemos dónde están. La brecha educativa ha sido enorme, porque hay un número importante que el sistema no ha logrado contener por diversas situaciones, en especial la conectividad. Algo que me intriga del 2021 es qué ocurrirá con los chicos que estuvieron desconectados un año, qué iniciativa tendrán de volver. Este tiempo ha sido de incertidumbre, y cuando no hay certezas nos angustiamos mucho, es algo que debemos revisar y los adultos tienen el compromiso de contener a los niños.
- ¿En qué instancia se encuentra el proyecto de ley?
- Hemos presentado el proyecto al Congreso, pero también lo llevamos a todos los legisladores que lo consideren útil. De este modo, en Corrientes y Misiones ya es ley, cada provincia lo tomó como iniciativa para que en las escuelas de estos territorios se enseñe educación emocional. Además, Salta adhirió y decidió que se dicte en el secundario por decreto del gobernador, aunque nosotros consideramos que es mejor empezar a enseñarlo desde el primario.