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La "Pepa", de Buchardo: cocinar es su pasión, y se lució en el 1° Festival de Mujeres Asadoras

La historia de Estela Maris Quevedo se hizo viral tras participar de este concurso organizado en General Villegas. A los 52 años disfruta de haber podido hacer estudiar a sus tres hijos con su trabajo, primero como cocinera en un local, luego desde su casa

Cocinar es su pasión y asegura que el fuego “la inspira”. “Con 50 grados bajo sombra me pongo a hacer tortas o cualquier comida que se me ocurra a las brasas”.

Estela “Pepa” Quevedo vive en Buchardo y hace poco más de una semana fue parte del Primer Festival de Mujeres Asadoras, realizado en General Villegas (provincia de Buenos Aires).

Con dos tapas de asado que eligió con extremo cuidado cruzó la frontera provincial y se sumó a este desafío. Otro más en su vida. Mujer resiliente, de 52 años, y tres hijos que crió sola, cuenta de esta primera experiencia en un concurso del que participaron 30 asadoras de todo el país.

Fue la cocina la que en varios momentos de su vida la ayudó a superar dificultades y darle una educación a sus tres hijos. Y en su pueblo del sur cordobés es conocida por criar, faenar y asar a la parrilla cerdos para alguna fiesta, evento o encuentro de familia. También sus escabeches y tortas fritas caseras son las delicias de todos los paladares.

En esta oportunidad, fue un evento regional que hizo que la historia de “Pepa” se viralizara.

Representó a su pueblo, Buchardo, en el Primer Festival de Mujeres Asadoras realizado en Villegas, organizado por “La Peña La Guardería del Cuita”. El evento reunió a mujeres de todo el país, y un jurado integrado por las campeonas argentinas fueron los encargadas de evaluar la carne.

“Todo surgió por redes. Nelson Subarno, que tiene esta peña, tiró la idea de hacer algo por el Día de la Mujer. Y casi en nada se organizó este primer encuentro. Yo pregunté si podía participar porque era de acá, de Córdoba. Y me dijeron que sí”.

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Inmediatamente Estela compartió la novedad con sus contactos de redes y WhatsApp y en poco tiempo logró conseguir 20 patrocinadores, con lo que pudo solventar su participación.

Estela Quevedo es conocida en el pueblo por las delicias que elabora en su cocina o en el asador. Mujer resiliente superó difíciles momentos para sacar adelante a sus tres hijos. “Estando rota me arremangué y salí a trabajar”. Participó del Festival de Mujeres Asadoras, y asegura que su “tapa de asado” estaba de 10”. Estela Quevedo es conocida en el pueblo por las delicias que elabora en su cocina o en el asador. Mujer resiliente superó difíciles momentos para sacar adelante a sus tres hijos. “Estando rota me arremangué y salí a trabajar”. Participó del Festival de Mujeres Asadoras, y asegura que su “tapa de asado” estaba de 10”.

Y además eligió llevar el estandarte de la escuela “José Ingenieros” de Colonia Los Ceibos para representarlos en este evento.

Mientras otras asadoras fueron acompañadas de las “fogoneras”, ella hizo todo sola. Y hasta preparó su espacio llevando otras delicias y pan para luego compartir el asado.

Aunque no logró el premio principal, para Estela, sólo participar fue el mejor regalo. “A todas nos entregaron un trofeo con forma de estaquita y otro presente; y la ganadora, que fue una mujer de Villegas, se ganó un viaje al Tigre”, contó entusiasmada Pepa.

“Nunca creí que el Festival iba a alcanzar esta dimensión. No lo puedo creer todavía. Había mujeres de todos lados. Y el clima fue hermoso. Ya se está pensando en hacerlo todos los años para el Día de la Mujer”.

Destacó Quevedo la generosidad del organizador que puso una cantina, pero llegada determinada hora de la noche, decidió sólo vender bebidas y darle la posibilidad a las asadoras de vender la carne que les quedaba.

Pepa se entusiasma al contar que tuvo en cuenta cada detalle; desde elegir la leña, encender el fuego sin utilizar ningún producto, hasta condimentar en su justa medida las dos tapas de asado. “Una se marcaba para el jurado, y la otra para compartirla”, detalló.

Y a la hora en que pasó el jurado, admite que fue un momento de expectativas.

“Cortaron la carne, y la verdad, yo digo que la mía estaba de 10. Ni roja, ni rosa, a punto. Yo llevé una tapa de 10 centímetros, más que tapa, un tapón de asado. Fue una experiencia divina”, comparte entre risas.

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La familia

Desde niña vio a su padre criar y faenar cerdos en una quinta en la que la familia trabajó desde que llegó a esta zona. “Mis papás vinieron desde San Luis por el ferrocarril y se quedaron acá por siempre. Desde los 6 años estuve en la quinta y con animales”, señala.

Hoy sigue cuidando de este espacio y es la convocada por vecinos y familias de Buchardo si quieren disfrutar de un rico lechón asado. “Yo se los hago en mi casa en la parrilla, y si llueve, en el horno, pero el sabor no cambia”, asegura.

Nueve meses sin poder caminar

Estela debió superar difíciles momentos en su vida, y fue justamente la cocina donde encontró la salida.

Mamá de Federico(28), Franco (24) y Felicitas(20) esta mujer tuvo un accidente a los 37 años que pudo haberla dejado paralítica, por quebraduras y aplastamiento de vértebras. “Estuve 9 meses postrada, y volví a caminar. Quedé sola con mis hijos. Y fue como un renacer. No sé, nació otra Pepa. Empecé a hacer de todo, pero tengo el orgullo de que los chicos pudieron estudiar”, sostiene.

Y agrega: “En ese tiempo no había ni planes, ni asignaciones, ni ayuda de nada. Todo fue a fuerza de trabajo. Logré después una pensión porque tengo una discapacidad que no me permite hacer trabajos pesados”.

“Así rota y todo me arremangué y salí a trabajar. Hice de todo, desde vender joyas por catálogos, poner la primera panchera en la plaza del pueblo y con la que comí y alimenté a mi familia por tres temporadas. Trabajé antes de la pandemia en la cocina de un negocio; pero después en esos dos años me encerré en casa. Tenía mucho miedo. Mi hija me hacía los mandados y yo preparaba las viandas y la comida que me pedía la gente. La verdad que trabajé muy bien. Después de la pandemia decidí parar un poco y disfrutar. Me gusta mucho salir a bailar. Pero sigo haciendo empanadas, crío lechones, los carneo y cocino yo. Y si se me da un día, preparo escabeches o lo que sea y los ofrezco”, sigue compartiendo.

“Hice los cursos de manipulación de alimentos y bromatología, tengo la libreta sanitaria”, puntualiza.

Cuarenta kilos de tortas fritas

En una exposición tradicional que se realiza anualmente en Buchardo, Estela llegó a amasar hasta 40 kilogramos de harina para hacer tortas fritas.

Hoy, además de la cocina, también cría animales de granja en la quinta familiar y hasta representa a artistas de la zona. “Me encanta ir a los bailes, sacarme fotos con los cantantes, disfrutar de la vida”, concluye la Pepa.