Después de un período en el que los números flotaban por arriba de la línea roja y le daban algo de respiro al negocio del encierre a corral, el movimiento del ternero y el abrupto incremento en el precio del maíz por la entrada en vigencia del tipo de cambio diferencial que dispuso el Gobierno para ese grano hicieron que finalmente la ecuación regresara a terreno negativo porque la evolución del precio de salida no acompañó a la misma velocidad. Al menos por ahora.
Según el último informe del estado de situación de los feedlots, realizado por la Cámara del sector, muestra un cambio de tendencia en varios aspectos, no sólo en el resultado final del negocio, siempre hablando en margen bruto. Ese es, seguramente uno de los puntos más relevantes, porque después de tener una ecuación positiva a partir de marzo y por cinco meses, agosto cayó debajo de la línea y dejó en poco más de 4 mil pesos negativos ese margen. Es decir, antes de intereses e impuestos y por cada cabeza terminada.
El estudio de la cámara muestra además que si se computa el costo financiero el rojo escala fuertemente hasta los 51.683 pesos por animal que sale de los corrales.
El relevamiento muestra también que hay un quiebre importante en la cantidad de cabezas encerradas en el arranque del mes. Si bien a partir de agosto el movimiento es esperable, la curva descendente fue pronunciada y una de las razones centrales es debido a que la situación previa era de mayor nivel de ocupación que lo habitual. Hasta aquí, el indicador de ocupación en los corrales venía por encima de la media de los últimos años y allí asoma uno de los efectos claros de la sequía, que llevó a una mayor necesidad de terminar el engorde a corral a falta de alternativas de pastura en los campos. Mucha hacienda tuvo entonces destino de feedlot, lo que hizo también que llegara antes al mercado. Esto último sirvió como contención de los precios en góndola, algo que comenzó a revertirse parcialmente en las últimas semanas.
De hecho, el nivel de ocupación había superado la barrera del 70% en abril cuando en los últimos años se ubicó entre el 50 y el 60 por ciento. En el trimestre siguiente históricamente crece, pero este año siempre se mantuvo algo más por encima. Recién en este balance de inicios de agosto se ve que el porcentaje de ocupación coincide con el promedio y se ubica en el 67%.
Ese proceso se dio especialmente porque en julio se observó que el 50% de los feedlots estaba en un proceso de vaciamiento aunque con ingreso de animales, mientras apenas un tercio de ellos estaba en llenado. En el mismo mes del año pasado las cifras eran del 46 y 41 por ciento respectivamente.
Esto se combina con un indicador que la Cámara de Feedlot elabora y es el Índice de reposición, que este informe es del 0,69. Es decir, que se repone 0,69 animales por cada uno que sale. Eso marca el proceso actual de vaciamiento de los corrales. Vale recordar que en marzo se había alcanzado un pico de 1,71, cuando la salida de animales de los campos era masiva.
Estos procesos cíclicos suelen sostenerse hasta que la ecuación económica vuelve a modificarse. Si la oferta de carne empieza a resentirse es probable que los precios empiecen a recalentarse, algo que los operadores creen posible que empiece a ocurrir en la primavera. Si esos precios mejoran entonces habrá más incentivos para retener producir.
Lo cierto es que también otro indicador muestra con claridad el momento de los corrales, y es el Índice de Ingresos, que establece la relación entre ingresos y capacidad de los feedlots. Mientras en marzo era de 23,5 en el último informe bajó a 13,4.
Como contracara, el Índice de Egreso, que establece la relación entre salidas y capacidad del feedlots, mostraba en febrero un piso de 12,9 y cerró a inicios de este mes casi en 20.
Un elemento más que ofrece el estudio de la Cámara es la permanencia promedio de los animales en el corral, que en agosto mostró el punto más bajo de los últimos 12 meses con apenas 104 días, frente a picos de 156 que tuvo marzo.
En cuanto a las dos puntas del negocio, la relación ternero/novillo también cambió a partir del segundo trimestre del año: hasta ese momento había una caída en esa relación que llegó a un piso de 0,832 en mayo y a partir de allí empezó a trepar hasta ubicarse en julio en 0,985.
De todos modos el negocio está en pleno movimiento y es de esperar que los cambios en los precios no se detengan debido a que el vaciamiento de los feedlots está marcando el fin de la oferta abundante en el mercado. Por fuera de los corrales es poco lo que hay disponible, explican en el sector.
Así lo marcó en el informe semanal del Rosgan la analista María Julia Aiassa: “Sin oferta adicional proveniente de los corrales como hemos visto en los meses previos, y con una intención ya muy firme de retención por parte del criador, ingresaremos indefectiblemente en una fase de retracción de la oferta ganadera”, apuntó.
El mismo informe de la Cámara de Feedlots revela la evolución de los precios y recuerda que el novillito arrancó el año en 348 pesos y en febrero había alcanzado los 460 y en marzo los 515 pesos. Ese fue el primer salto que dio la cadena. A partir de allí hubo leves movimientos en el trimestre siguiente.
Pero este mes arrancó en la misma categoría a 640 pesos y en alza.
En julio y lo que va de agosto las mayores subas se dieron en las categorías que cada vez cuesta más conseguir. El novillo, por su parte, aumentó un 32% y las vacas un 60%, mientras que aquello que ofrecen los feedlots, novillitos y vaquillonas, subió entre un 25% y un 28%.
En tanto, en la comparación interanual el novillo es la primera y -por ahora- única categoría que empata a la inflación- ya que su incremento fue de 122%, que sería el acumulado que informará el Indec la semana que viene. La hacienda de consumo liviano subió el 100% y las vacas un 90%.
Aiassa agregó luego que “dependiendo de cuán pronunciada sea la caída en la oferta, podríamos esperar antes de fin de año nuevas subas en el precio de la hacienda”.
En esa línea, el vicepresidente de la Federación de Industrias de Frigoríficos (Fifra), Daniel Urcía, apuntó que “el precio de la hacienda se movió y ahora llega a las góndolas, a las carnicerías. Esa suba está en torno al 20% y es parcial. Entendemos que la oferta es suficiente y que la verdadera recomposición del precio de la hacienda la seguimos viendo para la entrada de la primavera”.
Y luego recordó: “Los precios bajos es buena noticia para el consumidor pero es mala para el sector productivo porque implica descapitalización. Y si no hay rentabilidad en el sector productivo no habrá inversión y eso generará caída de oferta y precios caros de la carne”.