Con el aislamiento y el cierre de los espacios de esparcimiento nocturno, proliferaron las fiestas clandestinas. Por eso, de enero a noviembre del 2021, el Municipio intervino en 10 encuentros ilegales por mes (en promedio). Más allá de los recorridos de rutina, la clave para acceder a los puntos en los que se desarrollan eventos por fuera de la ley son las denuncias de los vecinos.
Desde el Ejecutivo local explicaron que en los procedimientos se han encontrado con todo tipo de dificultades y que, incluso, en algunos los inspectores fueron corridos a los tiros.
En relación a los encuentros típicos de esta época del año, indicaron que muchos se están desarrollando fuera del ejido municipal, por lo que las autoridades comunales no pueden intervenir.
Con respecto a la posibilidad de que los chicos de 16 y 17 años puedan ingresar a los boliches, tal como se aprobó hace unos años por ordenanza, desde el Municipio admitieron que aún no se puso en marcha el registro para que los padres puedan autorizar a sus hijos a concurrir a este tipo de establecimientos. En ese sentido, dijeron que lo harán una vez que se normalice la situación de la pandemia.
Cabe recordar que uno de los motivos por los que se impulsó la creación de la nómina para menores fue la necesidad de evitar que los jóvenes se inclinen por las fiestas clandestinas al tener un espacio habilitado para ir a divertirse.
Trabajo comunitario
Otra de las alternativas que se pusieron en marcha a través del Concejo Deliberante es que, más allá de las sanciones económicas, los organizadores y asistentes a fiestas clandestinas reciban como castigo la realización de trabajos comunitarios a modo de resarcimiento por violar las normativas.
Pese a que la ordenanza ya está vigente, desde el Municipio indicaron que la misma aún no fue aplicada, debido a que las actas se encuentran todavía en proceso administrativo.
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