En ese acto habrá militantes pero el objetivo es aparecer junto con gran parte del peronismo y con todos los partidos aliados de Hacemos por Córdoba, con empresarios y dirigentes sociales. El equipo de campaña apuesta al contraste: mientras De Rivas ostentaría el acompañamiento a su candidatura, al frente la exdiputada tendría como único sostén a su grupo histórico de leales. Nazario se lanzaría en los próximos días, aunque no con una actividad presencial, sino con un anuncio en las redes y en los medios.
El actual secretario de Gobierno, quien en las próximas semanas se tomará licencia para dedicarse por completo a la campaña, viene de compartir con Martín Llaryora el lanzamiento de la Guardia Urbana en la ciudad. Como ha ocurrido y como seguirá pasando de ahora en más, cada visita del gobernador contiene un doble componente:de gestión y político-electoral.
En lo gubernamental, Llaryora y el oficialismo riocuartense aparecieron tomando medidas y destinando recursos al tema que más preocupa a los ciudadanos después de la inflación: la inseguridad.
En lo político, al hacer declaraciones a los medios, Llaryora se esforzó por sonar equidistante: dijo que no le corresponde opinar sobre las candidaturas en Río Cuarto porque es una discusión que debe resolverse en la ciudad. Sin embargo, su gestualidad estuvo cargada de contenido político:el gobernador dijo que no se mete en la discusión interna del oficialismo local pero, a la vez, reclamó unidad. A ese planteo no lo hizo en soledad, sino acompañado por De Rivas: fue casi un reclamo para que el resto, pero sobre todo Nazario, evite la fractura y la posible dispersión del voto oficialista.
Por esas mismas horas, también desde la Provincia le habían lanzado una ofensiva mediática a la expareja de José Manuel de la Sota:JuliánOberti, director delCentro Cívico, declaró:“Esa señora no va a ningún lado”. El oficialismo viene sosteniendo que Nazario no dialoga con nadie, está encerrada en sí misma y rodeada por su gente de confianza. “Con ella nunca podemos hablar;siempre te deriva”, se quejan.
Llaryora sigue con atención lo que pasa en Río Cuarto. Será la única elección relevante del año, la primera que enfrentará como gobernador y, por lo tanto, aspira a retener la capital alterna para su fuerza política.Además, se dará en un contexto de visibilización de su figura a nivel nacional y, por lo tanto, el resultado no sólo impactará puertas adentro sino que tendrá alcance nacional.
En la semana que pasó De Rivas no sólo recibió un guiño durante la visita del gobernador, sino que tuvo con él un mano a mano en El Panal. El candidato a intendente se reunió primero con Manuel Calvo, el ministro de Gobierno de Llaryora y el encargado de la estrategia electoral en las elecciones riocuartenses, y con la consultora que está diseñando la campaña. Antes de irse, el secretario de Gobierno tuvo un diálogo a solas con el gobernador.
A Llaryora no le entusiasma tener que intervenir en el peronismo riocuartense para ordenar el panorama y evitar la fractura. Sólo lo hará, sólo se reservará un único y último intento, si es estrictamente necesario. Pero primero pretende que se produzcan algunas condiciones: que la candidatura de De Rivas aglutine a una enorme mayoría del universo peronista y que el candidato siga creciendo en las encuestas.
En el oficialismo, la estrategia ahora está centrada en el alto porcentaje de riocuartenses que no se identifican con ningún candidato.Los famosos indecisos. Ese porcentaje sigue elevado: entre un 20 y un 25 por ciento. El equipo de campaña de De Rivas está enfocado en generar un discurso destinado a esa franja: son votantes que, mayoritariamente, están a tono con el clima de época y se manifiestan ansiosos por encontrar un candidato que prometa atacar el delito y generar orden. Por eso, el secretario de Gobierno continuará haciendo hincapié en la prevención y, además, en medidas de alto impacto como, por ejemplo, construir una nueva cárcel.
En Hacemos Unidos diseñan su propia campaña, apuntan a erosionar la posibilidad de que Nazario se vaya por fuera, pero a la vez siguen con atención lo que está ocurriendo en la oposición. En los días que faltan hasta el 4 de mayo, fecha límite para inscribir las candidaturas, pueden producirse hechos que alteren el escenario electoral, que lo reconfiguren.
En ese punto aparecen dos protagonistas:Gabriel Abrile y La Libertad Avanza. Desde el 17 de septiembre del año pasado, cuando el médico terapista perdió la interna radical contra Gonzalo Parodi, se viene rumoreando que los libertarios querían tentarlo para ser su candidato a intendente. Públicamente, Abrile mantuvo una ambigüedad sistemática que generó especulaciones. Nunca dijo que iría por fuera del radicalismo después de haber competido por dentro, pero tampoco jamás anunció su apoyo a Parodi.
Pero lo cierto es que los supuestos emisarios de La Libertad Avanza no eran figuras que tuvieran relevancia ni gravitación en esa fuerza política que no se caracteriza precisamente por su organización. Los negociadores que sondeaban a Abrile terminaban siendo figuras satelitales y sin poder de decisión en la constelación libertaria.
Eso ahora cambió.
En las últimas semanas, el partido de Milei terminó de armarse en la provincia y quien se quedó con el sello es Gabriel Bornoroni, el empresario de los combustibles que acaba de convertirse en el jefe del bloque del oficialismo en la Cámara de Diputados, después de la bochornosa pelea por la conducción de la comisión de Juicio Político.
Bornoroni tiene llegada directa con Karina Milei -la poderosa hermana del Presidente que instala y eyecta funcionarios a su antojo- y está a cargo de la estrategia de la provincia en general y de Río Cuarto en particular. La propuesta a Abrile es que sea el candidato a intendente de La Libertad Avanza.
El médico terapista, que quedó a escasos cinco puntos de Llamosas en la elección de 2020, analiza por estas horas si acepta o no. A la vez, también mantiene un canal de diálogo con Parodi. Está dudando sobre la conveniencia de romper con su partido y convertirse en candidato libertario.
En la vorágine de las negociaciones que se están produciendo, a Abrile también lo sondearon desde el nazarismo para tratar de llegar a un acuerdo con la exdiputada pero lo descartó rápidamente porque juzgó que era un proyecto sin consistencia.
La decisión final, cualquiera sea, contribuirá a configurar el mapa que tendrá la elección riocuartense. Si no participa y acuerda con Parodi, podrá reforzar a la oposición ante un oficialismo que por ahora aparece dividido. Si opta por irse con La Libertad Avanza, escindirá la oferta opositora pero podría convertirse en un candidato con peso propio que sumaría como activo el sello de moda, en una ciudad donde Milei sigue disfrutando de un índice de imagen positiva que parece blindado a las consecuencias de su ajuste impiadoso.