En este contexto, la soldadura, una disciplina vital dentro de la industria metalúrgica, también ha experimentado importantes retos a lo largo del 2024. “Desde la necesidad de innovación tecnológica, la brecha en la formación de especialistas, los cambios en los procesos de manufactura, hasta la transición hacia materiales y procesos más sostenibles, han obligado a las empresas a adaptarse rápidamente y al sector en general a reinventarse frente a un contexto global cambiante”, expresó Emanuel Rauchle, Jefe de Marketing de Grupo Baw.
Los retos claves que enfrentara el sector en el 2025:
Escasez de mano de obra calificada: la jubilación de los trabajadores experimentados y la falta de interés de las nuevas generaciones por las profesiones técnicas están generando una brecha de talento cada vez más difícil de cubrir.
Formación tecnológica: la adopción de tecnologías digitales y la automatización de los procesos de soldadura son fundamentales para mejorar la productividad y la calidad, pero a su vez demandan personal capacitado en herramientas digitales, lo que conlleva una importante estrategia de formación por parte de las empresas.
Sostenibilidad: la demanda de productos más sostenibles está impulsando la necesidad de desarrollar procesos de soldadura más eficientes energéticamente y menos contaminantes, así como el uso de materiales reciclados y biodegradables.
Nuevas tecnologías de soldadura: la aparición de nuevas tecnologías, como la soldadura robótica colaborativa y la impresión 3D metálica, ofrece grandes oportunidades, pero también plantea desafíos en términos de inversión.
Normativas y estándares: el cumplimiento de las normativas y estándares internacionales cada vez más exigentes en materia de seguridad, calidad y sostenibilidad es esencial para acceder a nuevos mercados y garantizar la confianza de los clientes
“Para afrontar estos desafíos, es esencial que todos los actores del sector, desde empresas y gobiernos hasta instituciones educativas, trabajen de manera articulada. La inversión en capacitación profesional y en el desarrollo de tecnologías más eficientes será determinante para fortalecer la competitividad global. Además, la colaboración con centros de investigación y el impulso a prácticas sostenibles permitirán a la industria metalúrgica avanzar hacia un modelo de producción más responsable y tecnológicamente adaptado”, explicó Rauchle.
Las expectativas para el 2025 del sector metalúrgico aún son inciertas. Sin embargo, la adopción de tecnologías como la inteligencia artificial y los robots colaborativos (Cobots) representarán un punto de inflexión para la productividad del sector. Por eso aseguran que el futuro dependerá de cómo la industria enfrente los retos y se adapte a las exigencias del mercado global.