El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) presentó un trabajo desarrollado por décadas que implica un verdadero avance para contrarrestar la enfermedad Leucosis Bovina, que afecta al 80% del rodeo lechero del país. Aún no es una vacuna, sino la desregulación del virus a partir de modificaciones genéticas, una herramienta que pretende solucionar los problemas alrededor del virus.
Del evento participaron el titular de la cartera de Agricultura, Ganadería y Pesca, Juan José Bahillo, junto al presidente del INTA, Mariano Garmendia, la directora Instituto de Virología del INTA Castelar, Karina Trono (a cargo de quien estuvo al investigación), y la titular del Servicio Nacional del Sanidad y Calidad Agropecuaria (Senasa), Diana Guillén.
“Hoy en el mundo no hay vacunas ni tratamientos, la idea fue tomar uno de los virus del campo y modificarlo por ingeniería genética. Eso lo hicimos en 2007 y llevo todos estos años que las autoridades regulatorias permitieran el uso libre para un producto biológico. Es el primer virus desregulado, no había historia sobre esto, hicimos ese camino por primera vez. Es un evento desregulado, como la soja transgénica”, explicó Karina Trono para Tranquera Abierta.
¿Cómo es el virus y qué impacto genera?
Este virus afecta a los vacunos exclusivamente, está disperso en todo el mundo, en Argentina hay mucho nivel de infección, sobre todo en los tambos, y genera tumores. El 90% de las vacas están afectadas de manera asintomática, son portadoras, contagian, pero no desarrollan el tumor, esto genera que se vea poco la enfermedad en el campo y el veterinario o el propietario no tiene demasiado conocimiento de cuáles son las perdidas. Además de las muertes, las consecuencias de esto están en la no ganancia, pierden leche por esa vaca, terneras que no nacen, abortos espontáneos, son muchos los efectos colaterales y secundarios.
¿Por qué se da en los tambos?
Básicamente es por el manejo del animal y las intervenciones de los sistemas. En los tambos se toca al animal desde que nace, se lo sondea. Es un contexto en el que el humano favorece el contagio sin saberlo y sin entenderlo.
¿Qué impacto tendría una vacuna contra la Leucosis Bovina?
En primer lugar reducir el nivel de tumores, que es lo que los veterinarios queremos, pero también aumentar la productividad y mejorar la compra-venta de material genético. Son muchos los países que no quieren semen o embriones de donantes infectados, este también es un problema. Los beneficios estarán desde el minuto cero que se aplique la vacuna, luego hay beneficios asociados a la venta del producto, por ejemplo de carne y leche, porque reducimos la presencia de virus, que no es una zoonosis, pero igualmente está muy bueno agregarle ese valor.
Implica un valor agregado…
Así es, el mundo tiende a que todo sea cada vez más benigno aunque sea potencialmente benigno, entonces reducir la potencial presencia de algo que tenga un carácter tumoral en un producto de consumo humano siempre le da un plus, es un agregado de valor indirecto y eso es muy bueno.
¿Cómo sigue la investigación?
Hoy estamos en el análisis de las plataformas tecnológicas que podemos usar para hacer la vacuna. Puede ser una vacuna clásica de virus completo, como son muchas vacunas virales, o una vacuna de ADN. Esto último sería lograr un proyecto aún más innovador y más acorde que completaría la cadena de la innovación. Sería ideal, es mi punto deseable. Hay capacidad instalada, no solo para diseñar la plataforma sino para desarrollarla. Lo que se está decidiendo, de parte de las instituciones, es si la produce el Estado o un privado, eso es clave. De igual manera los beneficios serán los mismos.
Fernanda Bireni para Tranquera Abierta