La Fuerza Aérea israelí ha llevado a cabo una serie de ataques masivos en el sur de Líbano, utilizando aproximadamente 100 aviones de combate para bombardear miles de lanzacohetes pertenecientes al grupo chií Hezbolá. Según el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, los ataques se concentraron en unas 40 posiciones en el sur del Líbano con el objetivo de "frustrar un inminente ataque masivo" contra el norte y centro de Israel.
El operativo, definido por Israel como "defensa propia en tiempo real", ocurrió durante el domingo. Las autoridades israelíes han afirmado que continuarán atacando las posiciones de Hezbolá para eliminar cualquier amenaza potencial. Los bombardeos israelíes ya han causado la muerte de tres personas en el sur de Líbano y de un soldado de la Armada israelí en el norte del país.
En respuesta, Hezbolá ha anunciado el inicio de un "ataque aéreo" a gran escala contra Israel, utilizando un "gran número de drones" dirigidos a objetivos estratégicos dentro del país. Según el grupo, los primeros ataques alcanzaron 11 bases militares israelíes, incluyendo posiciones de artillería y cuarteles tanto en territorio israelí como en los Altos del Golán.
Desde el estallido del conflicto en octubre pasado, la frontera entre Israel y Líbano ha experimentado la violencia más grave desde la guerra de 2006. Hasta la fecha, más de 630 personas han perdido la vida, la mayoría en Líbano y dentro de las filas de Hezbolá, que ha reportado unas 400 bajas, además de la muerte de 124 civiles libaneses. En Israel, 49 personas han muerto, entre ellas 23 militares y 26 civiles, incluyendo 12 menores en un ataque en la ciudad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán.
El grupo libanés, aliado de Irán, prometió intensificar su represalia tras el asesinato de Fuad Shukr, jefe militar de Hezbolá, en un ataque israelí en Beirut. Horas antes, un ataque atribuido a Israel había matado al jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, lo que ha contribuido a escalar aún más las tensiones en la región.