En grandes embarcaciones, con un baúl, dejando atrás vínculos, miles de italianos llegaron a tierras argentinas cargados de ilusiones y esperanzas.
Esta es la historia de Lorenzo Rossi y Luisa Tolio, un matrimonio de los tantos que han llegado a la Argentina.
Lorenzo Rossi era integrante del servicio militar cuando se declara la Segunda Guerra Mundial.
En combate, fue prisionero de los ingleses en África, más precisamente en Túnez.
Él regresa de la guerra y, pese a que estuvieron incomunicados, se casa con Luisa Tolio.
En el año 1948, como fruto de este amor, nace María Berica Rossi, la mayor de tres hermanos, Antonietta Rossi y Adriano Rossi.
En el año 1949 Lorenzo Rossi emprende su viaje del Véneto, una región del norte de Italia, con su cuñado hacia la Argentina, ya que un primo que vivía en Bell Ville lo había invitado para crear “La América”.
Luego de un año, Rossi le envía los pasajes a su mujer, Luisa Tolio, y a su pequeña hija, María Berica Rossi.
“Mi papá empezó trabajando en albañilería en una empresa”, remarcó María Berica Rossi.
Fotografías de la familia Rossi y pasaporte de María Berica Rossi.
Tras pasar un tiempo vinieron a la ciudad de Río Cuarto, ya que Tolio tenía a su tío Atilio Lunardi, quien los invitó a quedarse aquí.
“Lunardi nos invita, ya que mi mamá sufría muchísimo el estar sola en Bell Ville”, dijo Rossi haciendo hincapié en la importancia de tener cerca a su familia materna.
Por parte de su mamá, Rossi tiene dos tíos que se radican actualmente en Italia, uno en Milano y otro Vicenza, por lo que mantienen contacto hasta el día de hoy.
Cabe destacar que la familia Rossi, luego de inmigrar, tuvo la posibilidad de volver en varias ocasiones a Italia.
“En mi casa siempre hablábamos con el dialecto de Véneto, muchas veces mis papás mezclaban el español con el italiano”, destacó Rossi y sumó que siempre sus padres se comunicaban con cartas con toda la familia que había quedado allí.
Rossi estudió en el Colegio Remedios de Escalada de San Martín y luego finalizó su secundario en la Escuela Normal Superior Justo José de Urquiza y en el Colegio Comercial.
Frente a la situación económica, Rossi advirtió: “Mi papá no arriesgaba, por lo que no hubo una gran diferencia de nuestro estilo de vida en Italia y en Argentina” y agregó: “La comida generalmente era más estilo italiano, comíamos pasta casera y tenían su quinta en el patio del hogar” y agregó: “Mi mamá muchas veces preveía la mercadería, tenía su alacena con muchos alimentos, esto era producto de haber vivido en guerra”.
La Sociedad Italiana fue uno de los primeros espacios donde compartían los inmigrantes.
“Mi papá jugaba al truco, a las cartas, tomaban café los hombres y tenían reuniones en la Sociedad Italiana” , acentuó Rossi y recordó que en muchos encuentros los italianos cantaban canciones muy alegres.
Rossi empieza a trabajar de muy joven en un comercio familiar y se casa con Aldo Pellegrini.
La mujer agradece profundamente a sus padres, ya que nunca cortaron comunicación con Italia.
“Mi papá tenía seis hermanos y eran superunidos entre ellos. Recuerdo que, ni bien me caso, mis papás les enviaron fotografías del evento para que ellos pudieran estar presentes de alguna forma”, apuntó Rossi.
Sus tíos siguen allí en Italia y también mantienen el vínculo.
Lamentablemente, su papá falleció en el 2011 y su mamá en el 2018.
Frente a estas pérdidas, los tres hermanos deciden realizar un viaje a Italia en el 2019.
“Toda nuestra familia italiana nos hizo una sorpresa, nuestros primos estuvieron con nosotros, disfrutamos momentos hermosos juntos. Fue como volver a la infancia nuevamente y los vínculos seguían intactos” , apuntó Rossi.
Lo que queda para siempre
Las costumbres, las tradiciones y las vivencias nunca se olvidan.
María Berica Rossi, de 74 años, es amante de las pastas.
Además habla muy bien el idioma, ya que tiene un grupo de WhatsApp tanto con su familia materna como paterna, en este medio se comunican en italiano con mensajes escritos o audios.
Su sobrino Paolo Rossi, de 31 años, hijo de Adriano Rossi y Adriana Peirono de Rossi, es nacido allí en Italia.
Sus padres son nacidos aquí en Río Cuarto, pero deciden irse a buscar una mejor vida a Italia, estuvieron aproximadamente más de 15 años allí.
“Mi papá era muy italiano, tenía muchas características de ellos. Amaba el queso y le daba mucha importancia a la comida, algo fundamental del tano”, remarcó Rossi.
Rossi estuvo sus primeros años de vida en Italia, donde realizó “el asilo”, es decir, el jardín de infantes, por lo que sigue conservando a sus amigos.
“Mi papá iba a Italia y yo le daba cartas para que se las lleve a uno de mis amigos y cuando volvía mi papá me daba otras cartas”, dijo Paolo Rossi.
A los seis años regresó definitivamente a la Argentina.
“Cuando volvíamos a Italia por un mes aproximadamente, nos juntábamos con mis primos y la familia y nos comunicábamos en italiano, llegaba a la Argentina y me costaba un poquito arrancar nuevamente con el español”, apuntó Rossi, quien también tiene varias características italianas, como la pasión por la cocina.
De hecho, él decidió abrir una pizzería en Italia, ya que disfruta muchísimo de la pizza estilo italiano.
Frente a otras costumbres que siguen siendo parte de su vida y de su hogar, Rossi subrayó: “Mi mamá tiene la cena lista a las 20 o 20.30 horas y en Italia pasa lo mismo, ya que tienen otro ritmo de rutina”.
Rossi recordó cuando, en una de sus tantas visitas a Italia, tenía 24 años y veía cómo la juventud tenía otra manera de relacionarse.
“En Italia son muy estructurados y organizados. Una juntada se planifica con diez días de anticipación y, si no, no se juntan”, destacó Rossi y sumó: “Cuando me junté con unos amigos de jardín, ellos me decían que entre ellos no se juntaban desde hace un tiempo y eso que viven en el mismo pueblo”.
Frente a la posibilidad de poder ir a residir a Italia, Rossi advirtió que no cree irse, ya que no es fácil el estilo de vida allí.
“En Italia, ya sea que tengas dinero o no, todos tienen una quinta en su patio, ya que cultivan sus propias verduras y frutas”, nombró Rossi.
La familia Rossi, a pesar de la distancia, siempre mantiene el contacto y el encuentro, ya sea en Italia o en Argentina.
“Muchas veces la realidad del trabajador no es la misma que es allá. Mis primos son empleados y han podido venir a pasear y costear el viaje a distintos puntos turísticos del país”, dijo María Berica Rossi y agregó otra diferencia notoria de país a país: “Allá primero está el trabajo, acá se estudia más”.
Su sobrino Paolo Rossi dio algunos detalles sobre la educación.
En Italia, la primaria es hasta sexto grado y después tres años más de educación, que son obligatorios, ya se puede buscar trabajo.
“Tengo varios amigos que realizaron lo que serían tres años de oficios, por ejemplo: pizzeros, enfermeros, administración de empresas, entre otras profesiones y no hace falta ir a la universidad”, dijo Rossi.
Acerca de la universidad comentó que la pública se paga un 10% del sueldo de los padres, por lo que se tiene en cuenta el estilo de vida de cada alumno.
En cambio, la privada ya son otros costos como la que visualizamos en Argentina.
En diálogo con Puntal, finalizaron con que no es fácil el emprender una nueva vida en Italia; aunque ellos poseen la ciudadanía italiana, tienen sus afectos y vínculos, advierten que los costos de vida no son accesibles, por lo que no tienen en sus planes vivir allí.