Un trabajo realizado por el economista jefe del Ieral de la FundaciónMediterránea, Juan Manuel Garzón, junto a Franco Artusso, mostró cuánto y hasta qué punto el nuevo Dólar Soja mejora la ecuación económica de los productores de la oleaginosa en el marco de una campaña marcada por una severa sequía.
El informe analiza la zona núcleo y la extra Pampeana. Sobre esta última muestra que un productor propietario con rendimientos normales (30 quintales por hectárea de soja y 74 quintales de maíz) que vende su producción entre marzo-agosto 2023 al tipo de cambio oficial logra un margen neto de US$ 286 por hectárea (después de impuestos).
Con el programa Dólar Soja 3 (DS3), si vende toda su producción en abril, su margen neto se incrementa a US$ 436 por hectárea (una mejora de 149 US$, +52%).
Por su parte, un productor propietario con rindes entre un 10% y 40% menores a los normales, más ajustados en este caso a la realidad que le puede tocar por el clima, logra mejorar el margen neto en US$ 113 por hectárea promedio; y si la caída de los rindes medios es del 50%, el DS3 logra revertir el margen neto negativo de este establecimiento, que pasará a ser levemente positivo (de US$ –96 a US$ +8 la hectárea); si los rindes se ubican 60% o más por debajo de los normales, el DS3 le permite reducir la pérdida, pero no eliminarla.
Para el productor propietario de esta zona la pérdida total de la cosecha significa un resultado negativo de US$ 555 por hectárea.
Por otro lado, antes de la medida, un productor arrendatario de zona extra pampeana de rindes normales que vende su producción entre marzo-agosto 2023 a tipo de cambio oficial, podía aspirar a un margen neto de US$ 116 por hectárea; con el DS3, el margen neto mejora a US$ 252 la hectárea (US$ 137 o 117% más).
Si sus rindes medios están un 20% por debajo de los normales, el DS3 logra que deje de perder plata (de US$ -39 a US$ +83 por hectárea); y si sus rindes medios están más de un 20% por debajo de los normales, el DS3 atenúa las pérdidas, pero los resultados siguen siendo negativos. En un escenario sin DS3, la pérdida completa de la cosecha implica para este arrendatario un rojo de US$ 741 por hectárea y con DS3 una cifra aún más negativa (US$ 817 por hectárea), por el encarecimiento del costo del arrendamiento.
¿Y por tipo de arrendamiento?
De acuerdo al tipo de arrendamiento acordado al comenzar la campaña hay también distinto tipo de impacto de la medida que acaba de lanzar el ministro Sergio Massa.
El trabajo del Ieral muestra que bajo un alquiler fijado en quintales, que se paga en 12 cuotas mensuales, se encuentra que los programas de Dólar Soja generarían un incremento de los ingresos por ventas que más que compensa el aumento de los costos de arrendamiento, en todos los escenarios de rindes propuestos salvo lógicamente aquel en que se pierde toda la cosecha.
Con el arrendamiento fijado en quintales, a pagar en 2 cuotas bajo una modalidad “50% en siembra y 50% en cosecha”, se mantiene la conclusión del caso anterior: el mayor ingreso por ventas más que compensa los mayores costos de arrendamiento y hay mejora en los márgenes, salvo el caso de pérdida total de la cosecha o el caso de rindes un 90% por debajo de los normales.
Por último, en el arrendamiento fijado en quintales, a pagar en un solo pago a cosecha, la conclusión se modifica respecto de los anteriores: se encuentra que si el productor arrendatario tuvo rindes de hasta 40-50% por debajo de los normales, el DS3 (el único de los programas que lo impacta) lo ayuda en sus resultados económicos, pero si la pérdida de rindes supera el 50% de los rindes normales, el productor arrendatario se ve perjudicado por la medida, el aumento de ingresos que le genera la medida es menor que el aumento de los costos.