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"Veníamos año a año evolucionando y con muchas ganas de llegar a la instancia final"

Galo Álvarez Quiñones, parte integrante del staff que llevó a la cima al Jockey Club de Córdoba después de 28 largos años de espera en la Unión Cordobesa, dialogó con Puntal y analizó la consagración

Veintiocho largos años fueron los que tuvieron que pasar para que Jockey Club de Córdoba vuelva a ser el monarca del rugby cordobés. En 1993 el Hípico había festejado por última vez.

Hasta el último sábado, cuando el maleficio se rompió en Villa María, escenario de una final que tuvo todos los condimentos posibles. Al punto que el try de Martín Bogado para quedar a uno fue en el minuto 82 y hasta la conversión debajo de los palos de Ignacio Plans tuvo su cuota de dramatismo con un remate que debió ejecutarse dos veces.

Galo Álvarez Quiñones es uno de los entrenadores del equipo y en exclusiva para El Deportivo analizó lo que fue la consagración, además de hablar de los Planes de Alto Rendimiento (Pladar) de la UAR, donde trabaja hace más diez años.

-Muy contento de lo que pasó el sábado, el club hacía tiempo que venía en búsqueda de esto y gracias a Dios se dio en el minuto 82.

-Y un final muy intenso donde parecía que se les escapaba, pero pudieron vulnerar la defensa de Tablada.

-Fue una locura, si bien en el segundo tiempo tuvimos muchas ganas de ir a buscarlo y los chicos incansablemente fueron por lo que les significaba y querían. Vino ese minuto 82 que fue mágico, ese día no entendía mucho qué había pasado, quería verlo de nuevo en cámara lenta y sacar las conclusiones de los últimos minutos. Y después la conversión que se pateó dos veces, casi lo tapan a Ignacio Plans. Un montón de condimentos espectaculares, finalmente pudo ser y pudimos festejar.

-¿Cómo fue transitar estos años tan difíciles, con los parates por la pandemia y todo lo que eso significaba?

-Nosotros veníamos año a año evolucionando y con los chicos con más ganas de llegar a esta instancia final. Cuando nos agarró la pandemia nos golpeó duro porque teníamos muchas ganas de jugar el 2020. La realidad fue que los chicos no aflojaron, ni dejaron de entrenar. Todos los martes, jueves y sábado en pandemia sin parar y esto es el resultado de tanto esfuerzo. Todo lo que hemos hecho con conferencias por Zoom, hablar el plan del juego por ahí, la preparación física también, fue realmente duro y con un objetivo bien claro en la cabeza de ser los mejores de Córdoba y eso era lo que los motivaba a que se entrenen de esa manera. Cuando pudimos volver a jugar veníamos con esas ganas y quizá no con un rendimiento deportivo adecuado. Porque si bien jugábamos y queríamos ser los mejores, no lo estábamos logrando.

-Y encuentran la mejor versión justo en la parte final del torneo, cuando debían lograrlo para perfilarse como serios candidatos.

-Hubo ahí una parte importante después del parate de la segunda ola y cuando se largó de nuevo habíamos hecho un click, nos largamos a jugar el campeonato como queríamos. Salvo el partido con el Bajo, que lo perdimos en el último minuto, todos los partidos fueron sumamente ajustados pero gracias a Dios los pudimos ganar bien. Después la final fue muy dura, sin duda que fue virtud de Tablada, que hizo un planteo estratégico sobre todo en el primer tiempo, espectacular, y nos costó mucho vulnerarlo, al punto que lo conseguimos en el minuto ochenta de partido.

-Te lo pregunto cómo hincha, casi 30 años sin ser campeones de Córdoba, esto marcará y mucho a varias generaciones.

-Totalmente, la realidad es que no somos un club que ha ganado tantísimo en los últimos años. En el 93, cuando salieron campeones, hacía 35 años que no lo lograban, no es que veníamos acostumbrados al triunfo y ahora teníamos esa sequía. La realidad es esa pero también que hubo mucha gente que trabajó de una manera incansable, que le puso muchas horas y por un motivo u otro no se pudo dar el resultado. Lo conseguido es también mérito de toda esa gente que pasó a lo largo de estos años y aportó su granito de arena.

-Cambiando de tema, hace diez años que trabajás en el desarrollo de jugadores con los Pladar. ¿Cómo ves ese trabajo hoy?

-En la Argentina hace diez años que se viene trabajando realmente bien y están saliendo jugadores a los seleccionados para competir al primer nivel y ser bien competitivos. Lamentablemente, para Los Pumas este año en términos de resultados no fueron los esperados, pero la realidad es que los jugadores están en otro contexto, no se juega más el Superugby (luego de la pandemia Jaguares se extinguió) y que no puedan estar juntos afecta mucho el rendimiento. Pero el trabajo es buenísimo y mientras sigamos sacando jugadores año tras año y que aporten al seleccionado va a estar bueno.

-¿Cómo es la confección de los jugadores en ese camino?

-Es un camino largo, donde todos los jugadores tienen distintas características, pero siempre decimos que es tan largo y tanto el sacrificio, que el que termina llegando es el que tiene una cabeza distinta, con objetivos sumamente claros y que apuesta todo en pos de ese objetivo. La realidad es esa, una característica de todos los chicos que llegan, esa parte mental que la tienen muy clara hacia dónde van. Nuestra tarea es encontrar esos jugadores que tengan un físico determinado, una técnica determinada pero fundamentalmente gente que tenga esa cabeza especial para poder nutrirle y volcarle la parte técnica y física para ser competitivo. En el medio de todo esto es un trabajo donde pasan muchos chicos, los porcentajes que llegan después a Los Pumas es muy chico, hay que trabajar y pulir ese diamante en bruto que arranca a los 16 años para que puedan llegar. Y después en el medio pasan muchas cosas, muchos obstáculos. En Córdoba, en los últimos años tenemos jugadores que nos están representando y estamos muy orgulloso por ellos.

-En ese contexto Córdoba es cuna de grandes jugadores.

-Inclusive hay muchos chicos como Facundo Gigena (pilar ex Tala) que se sumó ahora, Eduardo Bello, ex San Martín de Villa María, lo propio. Siempre hay cuatro o cinco y ahora han apareciendo un poco más, más los que están con Los Pumas Seven. Algunos tienen que esperar un poquito más porque no es el momento o porque hay muchos jugadores en ese puesto y tienen que superar ese recambio. Hoy son muchos jugadores que pueden representarnos.

-Finalmente ¿qué te ha parecido el año de Urú Curé?

-La verdad que Urú siempre es un equipo extremadamente duro, gracias a Dios lo pudimos pasar bien, cambia mucho si jugamos de local o visitante. A la mayoría los conozco de memoria porque los he tenido en Pladar entrenándolos, esa camada 91, 92 y 93 que fueron la base del equipo campeón. Jugadores muy duros, con un pack muy picante. Si está teniendo alguno recambios o lesiones como Santiago Grippo, Juan Bernardini, que no pudieron jugar, va a seguir siendo duro porque es el juego que lo caracteriza.