Opinión | Juntos por el Cambio | Javier Dieminger | PJ

El foco en el territorio

Después de la fecha, el PJ y Juntos por el Cambio están enfocados en lograr que los intendentes peguen las elecciones a la provincial. Las complicaciones de Cambiemos. Las internas en el oficialismo

La elección de La Falda puede haber sido un aviso. La escasa participación, que apenas superó el 51 por ciento del padrón, despertó las alarmas. ¿Y si fue un síntoma?¿Si no fue una particularidad sino una anticipación de un fenómeno de mayor alcance? Javier Dieminger, el intendente que fue reelecto con más del 70% de los votos, 24 horas después no estaba festejando sino analizando qué había pasado, por qué tanta gente no había ido a votar.

Y sólo se trató de la primera de la larga serie de elecciones que se amontonan en el calendario electoral de este año.

Días después de la votación de La Falda, dirigentes radicales de la provincia se reunieron con cuatro consultores por separado y de todos obtuvieron el mismo diagnóstico: impera un sentimiento negativo hacia la política, de rechazo y bronca. Esa negatividad hará que se profundice un rasgo que suele darse en las elecciones: prevalecerá la emotividad y ese hecho será clave en la configuración de las campañas. El malestar podrá expresarse por dos vías: por la estructuración del voto -la alternativa de que crezcan quienes atizan la bronca- o por los bajos índices de participación.

Córdoba ya tiene fecha de elección: votará para gobernador el 25 de junio. Y el estado anímico de la población, fogoneado sobre todo por la crisis nacional y la angustia constante y creciente que genera la economía, también tendrá su impacto en el proceso provincial. Por eso, en Juntos por el Cambio hay quienes señalan que no será determinante que Luis Juez, el candidato oficializado, haga propuestas sólidas o trate de despejar las dudas que genera a la hora de imaginarlo como gobernante, sino que active y capitalice el clima de época.

La principal fuerza opositora de Córdoba desató su nudo más endiablado, el que lo inmovilizaba, pero no es el único. La encuesta que le dio 0,9 punto de ventaja a Juez sobre Rodrigo de Loredo entró en el podio de los instrumentos menos creíbles de dos actividades ya de por sí desacreditadas como son la política y los sondeos de opinión. Despertó de todo menos credibilidad: no hay dirigente de Juntos por el Cambio que reprima una sonrisa socarrona cuando habla de esa encuesta.

Sin embargo, le reconocen una virtud: sirvió de excusa para evitar el mal mayor de una ruptura. Pero, a la vez, dejó irresueltos aspectos centrales de la organización electoral: ¿cómo se definirán ahora las listas?¿Qué pasará en cada uno de los 427 pueblos y ciudades que tiene Córdoba y que elegirán intendente?

Mañana habrá dos hechos importantes en Juntos por el Cambio: se inscribirá la alianza y habrá una reunión de la cúpula del Foro de Intendentes Radicales con Juez y De Loredo para tratar de hilvanar una estrategia conjunta con los jefes comunales. No será sencillo.

Hoy, antes de que empiece la campaña propiamente dicha, la disputa está planteada en el plano territorial. Los intendentes pueden ser claves en una elección como la que se viene en Córdoba.

Al menos en la previa, a Juntos por el Cambio le está costando unificar la tropa: es histórico que los jefes comunales privilegien sus reelecciones o los triunfos en sus pueblos antes que la elección provincial. Y ahora no parece ser diferente. A la Provincia ya llegaron decretos de mandatarios radicales que adelantan la convocatoria para el 4 o el 11 de junio. Y en el radicalismo admiten que cada intendente analizará su situación: muchos le temen a la boleta única y a la posibilidad de que un resultado adverso para Cambiemos el 25 de junio los condene en sus pueblos. Por ejemplo: La Falda, que votó el domingo, y Hernando, que vota hoy, son territorios radicales que buscaron preservarse. La anticipación de las elecciones suele leerse como un mal signo: los jefes comunales salen a buscar sus propios votos y después no se comprometen especialmente.

Hacemos por Córdoba se encuentra en un proceso similar. Con una diferencia: como siempre, el hecho de ejercer el gobierno facilita el poder de convicción. Actualmente, 80 intendentes ya enviaron decretos a la Provincia en los que confirman que sus elecciones municipales irán pegadas a las provinciales. Y el comando de campaña del PJ está dedicado por estos días, como prioridad absoluta, a hablar con cada intendente para tratar de que todos -o la gran mayoría al menos- se encolumnen. La fecha límite para convocar para el 25 de junio es el 3 de abril.

Una de las características principales que ha desarrollado Hacemos por Córdoba en los 24 años que lleva gobernando es que se ha convertido en una maquinaria de poder. Puede perder, por supuesto, pero no deja casi nada librado al azar. Por ejemplo, la fecha del 25 de junio es una complicación para el adversario.

Un día antes, el 24 de junio a las 12 de la noche, vence el plazo para inscribir las candidaturas a nivel nacional. Es decir, Juntos por el Cambio, que no es precisamente una fuerza ordenada a la hora de discutir los lugares en las listas, estará enfrascado en una negociación descarnada mientras afuera se vivirán los últimos días de la campaña para la gobernación. “Ese es un problema. Pero también tenemos que tratar de evitar que las internas que se están dando a nivel nacional se trasladen a Córdoba y nos enrarezcan todo. Acá la gente en 2019 nos castigó por vivir enroscados en peleas internas”, indicó un dirigente de Cambiemos de primera línea.

En Juntos por el Cambio admiten que el PJ cordobés no tendrá ese problema: la lista de diputados será potestad principalmente de Schiaretti.

El oficialismo provincial eligió el 25 de junio también por una razón adicional: el proceso electoral cordobés quedará afuera del contexto de las Paso nacionales. Un día se inscribirán las listas en el país y a las pocas horas se votará en la provincia. Esa simultaneidad apunta a quitarle a Juntos por el Cambio un argumento: “No van a poder decir que nosotros estamos con algún candidato de la grieta a nivel nacional. Tenemos a nuestro propio candidato: Schiaretti. Esa es nuestra apuesta para la Presidencia y no pueden encerrarnos ni en el Frente de Todos ni en Cambiemos”.

Así, el PJ cordobés busca disipar una acusación omnipresente en cada campaña electoral: que Hacemos por Córdoba es un socio eventual del Frente de Todos y que esconden un acuerdo que se reflota por necesidad mutua.

Por lo tanto, la precandidatura a presidente de Schiaretti opera en un doble plano: a nivel nacional el gobernador persigue el objetivo de integrar el esquema de poder que se configurará desde este año; por otro lado, y principalmente, aspira a ser un instrumento que contribuya a preservar el poder en Córdoba.

El oficialismo cordobés, si bien hacia afuera aparece más ordenado y estructurado, tampoco está exento de internas. Está inmerso en un proceso de posicionamientos y desconfianzas. En ese marco se definirán las listas de legisladores y, por supuesto, la candidatura a la vicegobernación.

Cuando Schiaretti y De la Sota se turnaban en el poder, uno y otro se ocupaban por instalarse reaseguros: es decir, condicionamientos que les garantizaran que uno no podía librarse fácilmente del otro. Por supuesto, el actual gobernador hará lo mismo en esta ocasión: aspirará a conservar su cuota de poder.

En ese contexto, surgió con fuerza en los últimos días la versión de que Alejandra Vigo, la esposa de Schiaretti, podría ser la candidata a la vicegobernación. Desde el Panal señalan, de todas formas, que todavía no hay una decisión tomada y que la definición quedará para más adelante.

En la grilla de anotados y de posibles candidatos está JuanManuel Llamosas, que se ha movido con habilidad y que ha encarado un proceso político que le rindió frutos. Sin embargo, a la vez cometió un error: desde que manifestó su aspiración a ser el vice, se pegó a Martín Llaryora, el candidato a gobernador, para mostrar que está en la misma sintonía y que no se trata de un rival sino de un aliado incondicional. Pero si lo que busca Schiaretti para ese puesto es más una garantía para él que un nombre confiable para Llaryora, entonces Llamosas perderá puntos en la carrera.

En Juntos por el Cambio, el candidato a vice también es una incógnita. En las últimas horas volvió a cobrar fuerza la versión de que De Loredo podría intentar la doble candidatura: ser el compañero de fórmula de Juez y a la vez candidato a intendente de Córdoba. Si así fuera, como el PJ despegaría esas dos elecciones pero no tanto, habría algunos días que el diputado sería candidato a dos cargos. Riesgoso en tiempos en que la política no despierta precisamente sentimientos indulgentes.