Una de las ventajas de la llegada de la primavera, no es solo el aumento de la temperatura que nos aleja de los gélidos días del invierno, sino que todo a nuestro alrededor se brota de colores que nos trasmiten vitalidad y mayor energía. Los días son mas largos y nos invita a disfrutar mucho más del estar afuera. Al mismo tiempo, la primavera trae consigo la certeza de que muchas plantas florecen y nos regalan sus aromas y colores, lo que resulta un verdadero deleite para la vista y el olfato. Entre todas las especies de plantas que florecen en esta época, hay algunas que además de ser vistosas, tienen propiedades y nos brindan varios beneficios.
La lavanda es una planta aromática, de la familia de las lamiáceas, originaria de la región del norte de África y las áreas montañosas del Mediterráneo, y es muy valorada por su agradable fragancia y su tono violáceo que destaca en cualquier jardín. Su floración alcanza su esplendor de cara al verano, en donde en la extremidad de sus tallos se forma la flor que se destaca por su aroma y por su color característico. Sus flores vistosas, de color violeta, son utilizadas para extraer un aceite esencial muy cotizado en la industria cosmética y en la medicina natural tradicional. Hoy te invitamos a conocer más sobre las propiedades y beneficios que ofrece esta planta y muchas formas sobre como podés utilizarla en tu hogar.
Propiedades
La lavanda es una planta destacada en la aromaterapia y en la medicina tradicional, ya que, debido a sus propiedades, se utiliza para aliviar dolencias y malestares gracias a sus características sedantes, calmantes, antiepilépticas, carminativas, diuréticas y cicatrizantes. Su aroma atrae mariposas y abejas, así como también ahuyenta mosquitos, alacranes y pulgones, siendo uno de los remedios naturales más efectivos para prevenir la aparición de insectos en el hogar. Según los expertos, esta planta tiene varias propiedades gracias a sus componentes. Entre estas se destacan:
- Antisépticas y antiinflamatorias: alivia la piel en caso de picaduras de insectos y quemaduras menores.
- Digestivas: se dice que el té de espliego puede ayudar a calmar las náuseas, los gases y dolores de estómago.
- Relajantes: su aceite ayuda a la relajación y, por lo tanto, es muy buena para calmar los ataques de ansiedad. Del mismo modo, la lavanda tiene propiedades excepcionales para la concentración, pues si las personas inhalan su aceite podrán mejorar su memoria. Ayuda a aliviar la ansiedad, el nerviosismo, el estrés y el insomnio.
Uso de la lavanda
La lavanda puede utilizarse de forma natural realizando diferentes elaboraciones. Dependiendo de cómo se prepare, la lavanda tiene extraordinarias propiedades cosméticas, aromáticas y medicinales. Ya sea como infusiones, en tés, pomadas o esencias, la lavanda es una gran aliada.
Aromaterapia: La fragancia natural de esta planta ayuda a controlar las alteraciones del sistema nervioso ya sea en aceite esencial o la flor seca. El aroma del aceite de lavanda contribuye con la relajación en caso de estrés y ansiedad. Los aceites esenciales son extractos naturales obtenidos de las plantas, que contienen sus activos. Con ellos se puede realizar masajes, inhalaciones, baños relajantes de cuerpo, difusores de ambientes o en un vaporizador para aromatizar tu hogar. También puede acompañar el ritual para sahumar. El aroma de la lavanda también espanta a los insectos y ayuda a aliviar las molestias que producen sus picaduras.
Infusión: Las infusiones de lavanda son excelentes para tratar problemas digestivos y dolores estomacales o menstruales y para tratar problemas diuréticos. Se recomienda consumirlo en hebras o directamente con las flores secas, 30grs. de la flor por litro de agua. Se consiguen en herboristerías o en dietéticas. La lavanda también puede colocarse en el mate.
Productos de higiene personal: Los productos para la higiene y el cuidado personal que contienen lavanda contribuyen con la salud de la piel, puesto que tienen propiedades astringentes. Las lociones y cremas que la poseen actúan como un tónico hidratante y antiinflamatorio. Gracias a sus propiedades, la lavanda ayuda a cuidar e hidratar la piel de forma sana y natural. Se puede aplicar en la rutina diaria, incluso en pieles más sensibles. Funciona muy bien para curar cicatrices.
Lavanda en casa
Conversamos con la Ingeniera Agrónoma, Florencia Lisciotto, quién nos contó cuales son los cuidados y atenciones que esta planta necesita. “La lavanda es una planta que no requiere muchos cuidados, muy por el contrario, es una planta fácil de cuidar. Se puede plantar en cualquier espacio exterior que tenga mucha luz solar o al menos asegurarnos de que reciba unas cinco o seis horas de sol al día. Es una planta que le sientan bien los climas cálidos, por ende, si la plantas en suelo directo, es necesario protegerla de las bajas temperaturas”, destacó.
La planta de lavanda puede plantarse en suelo directo en nuestro patio como así también en una maceta. “Si se cultiva en interior, lo ideal es colocarla cerca de una ventana en una maceta que tenga entre 30 y 40 centímetros de diámetro y es clave que cuente con agujeros en la parte inferior para garantizar un buen drenaje”, indicó.
Frente a la consulta sobre el riego que debe propiciarse, declaró “el riego debe ser moderado ya que es una especie que no tolera el exceso de agua. Se sugiere regar una o dos veces por semana en verano siempre que la tierra esté seca para no inundar las raíces y reducir la frecuencia del riego durante el invierno. Es importante destacar que, al momento del riego, se evite mojar las ramas y flores para evitar así la aparición de hongos”, resaltó.
Con respecto a la época de floración de la lavanda, la profesional manifestó, “la floración de la lavanda depende de la variedad de lavanda, la ubicación y el clima. La mayoría de las variedades de lavanda florecen una vez al año durante la temporada de verano. En climas más cálidos, la floración puede comenzar a mediados o finales de primavera y durar hasta principios de otoño, en tanto que en climas más fríos puede retrasarse hasta finales del verano”, concluyó la profesional.
Por Julieta Varroni