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"La sociedad necesita dar una discusión sobre las consecuencias de la guerra"

Ana Fraile y Lucas Scavino son los realizadores de un documental que se estrena esta semana, sobre las heridas que dejó el conflicto bélico de 1982. Retratan la experiencia de la familia Bustos de La Plata, que -a través del arte y del trabajo con grupos- generó una red de contención para todos los que tenían un ser querido en las islas

Esta semana, se estrena en la plataforma cine.ar el documental “Buenas noches Malvinas”, una película de Lucas Scavino y Ana Fraile. Retrata la experiencia de una familia ante el conflicto de Malvinas, las heridas que dejó la guerra y las formas alternativas de hacerle frente a lo traumático, como es la historia de la familia Bustos en La Plata. Con el uso del arte y la contención, ante esas marcas que dejó el enfrentamiento bélico de 1982, la historia que retratan los cineastas maravilla por la fuerza que tantos tuvieron en ese duro contexto. El objetivo de los realizadores es llevar el largometraje a las escuelas, para que se puedan enseñar otras realidades de lo que fue la guerra.

“La película trata sobre una familia durante la guerra de Malvinas, el núcleo familiar, cómo recuerda la experiencia cada integrante y qué hizo durante el conflicto. Como los padres, que son psicodramatistas y trabajan mucho con actividades en grupos”, comentó Scavino, quien agregó: “Durante la guerra hicieron eso, grupos, se juntaron con otros padres y madres de soldados que estuviesen en la misma situación que ellos, porque saben que la única manera de aliviar la angustia que produce una situación como esa es compartiéndola con otros. Pusieron un aviso en el diario de La Plata y tuvieron muy buena respuesta de la gente, llegaron a ser más de mil personas en el club Estudiantes de La Plata, compartiendo la experiencia, las noticias, las angustias y las alegrías, y fue una experiencia de contención ante la situación aberrante de la guerra”.

- ¿Cómo llegaron a la historia de la familia Bustos?

- No somos de la ciudad, Ana estudió en La Plata, pero llegamos a la familia a partir de una licitación que habíamos hecho para canal Encuentro por el 30° aniversario de la guerra, en 2012. Uno de los personajes propuestos a entrevistar era el padre, Dalmiro. Lo llamamos y quedamos fascinados por su figura. Nos maravilló que tuviera un libro escrito, que se llama “El otro frente de guerra”, y que tiene que ver, justamente, con la experiencia de los padres en La Plata. Con su esposa Elena y los otros padres, llegaron a coordinar el correo de toda la ciudad, una experiencia increíble de autogestión, para agilizar la comunicación, las noticias y dar contención a las familias cuando tenían que darles una mala noticia.

- Encima todo esto sucedió en una época en la que todavía el escenario político se desarrollaba en el marco de la dictadura militar.

- Sí, es algo increíble. A partir del relato de Dalmiro empezamos a conocer a Fabián, que es el hijo mayor que fue a combatir a Malvinas y que en el momento de filmar estaba internado en una clínica por las secuelas psicológicas de la guerra. Cuando estuvo en las islas, trabajó en el correo en Puerto Argentino, recibiendo las cartas para entregárselas a los soldados, de algún modo era el otro extremo de la comunicación. A la vez, Fabián escribió un libro de crónicas estando en la lista, algo que también nos maravilló, con mucha distancia de lo que estaba sucediendo, a modo de protección del horror. Ahí, fue cuando decidimos incorporar el punto de vista de un hijo, del hermano Javier y de la hermana María Elena, así que fuimos integrándolos y la película se transformó en la historia de la familia Bustos.

- ¿Cómo fue el viaje a filmar a la isla?

- En 2018 viajé con el director de fotografía y Javier, el hermano menor de la familia, quien de alguna manera recorrió las huellas de Fabián en la isla. Fue una experiencia increíble, yo no conocía el lugar. Poder estar allí fue algo muy fuerte, fue cotejar todo con el niño que yo era en 1982, más todo lo que eran los archivos y los discursos de la dictadura con el “Vamos ganando”, al igual que todo el discurso postguerra, con lo de no hablar del asunto e ignorar a los pibes. Hubo muchas etapas, como pasó con los veteranos. La película es una invitación a reflexionar sobre esos discursos preestablecidos, sobre Malvinas, sobre lo que sucedió y por qué llegamos a una guerra con Gran Bretaña, cómo se usó el conflicto. Hay mucho hecho a nivel audiovisual, pero poco transitado del conflicto a nivel social o grupal, de qué manera quedan las huellas, cómo conviene hablarlo.

- ¿Han tenido alguna repercusión por parte de los grupos de ex combatientes?

- Recién ahora abrimos el juego a que la vean, organizando una red de contactos, porque la intención es difundirla más allá de lo que será en la plataforma, para llegar a los soldados que fueron a la isla, e inclusive difundirla en las escuelas, para que las generaciones de nuestros hijos puedan construir puentes de comunicación y experiencia compartida, que es lo mejor para hacer en función de un conflicto tan fuerte, como el de una guerra. También, buscaremos llegar a todos aquellos lugares abiertos a hablar sobre el tema, queremos encontrar reflexión, disposición. Mostraremos la historia, que siempre fue el objetivo de la película.

Por su parte, Ana Fraile señaló que la experiencia de filmar fue “algo único, cada película arma un universo construido con los personajes del documental, desde 2011 armamos un mundo de ‘Buenas noches Malvinas’ y lo compartimos con la familia Bustos. Fue una experiencia transformadora, porque en estos años pasaron muchas cosas, y la película pasó a ser parte de nuestra vida”. En tanto, sobre la realización, indicó que junto con Lucas pensaron cómo armar la estructura del relato de esta historia, “leímos mucho sobre Malvinas y las consecuencias de la guerra, el psicodrama, las terapias relacionadas con el teatro espontáneo para tratar los traumas de la guerra, y todo nos ayudó a contar la historia”, comentó.

Además, destacó que hubo un desafío desde la producción, “la película nos puso frente a un proyecto de andamiaje, distinto a otras que hicimos, y aprendimos mucho sobre cómo hacer una película en otro país o cómo vincularnos con quienes nos acompañaron en la producción”, indicó.

- ¿Creen que hay todavía una deuda desde la sociedad con estas familias que siguen con las heridas que dejó el enfrentamiento?

- Creo que la sociedad necesita ,dar una discusión respecto de las consecuencias de una guerra y lo que queda después, no sólo en los excombatientes, sino también en sus familias y la sociedad en su conjunto, en particular esta que fue pensada y dirigida por genocidas. Desde ese punto de vista, creo que hay una disputa de narrativas: la hegemónica, que armó un discurso que se mantiene; y muchas otras, que cuestionan lo oficial de la guerra. Nosotros venimos a aportar un granito de arena a esta discusión, que me parece importante porque no sólo muestra que no está resuelto el conflicto, sino que es un trauma que vivimos y que necesita transitarse. Es una madeja toda anudada que necesita desarmarse para ver con claridad las responsabilidades, quiénes son las víctimas y los victimarios.

- Uno de los proyectos es llevar la película a las escuelas, ¿consideran que es clave que las nuevas generaciones sepan qué pasó en el conflicto y luego de la guerra?

- Hablamos bastante de cómo sería el circuito de exhibición de la película, creo que las salas de cine ahora quedan en suspenso. La plataforma de cine.ar nos permitirá llegar a todas las casas donde quieran verla, lo que nos abre las puertas para encontrarnos con una audiencia que quizás en las salas de cine no hubiésemos encontrado. La idea es proponerla a escuelas primarias y secundarias, porque quienes fueron a la guerra capaz son los padres, tíos o abuelos de estos chicos, y las películas son una herramienta de reparación -simbólica- de las heridas, y que permite discutir sobre lo sucedido en Malvinas. Poder usar el documental en espacios educativos da cuenta de cómo el arte tiene una importancia en la construcción política de la sociedad, y esperamos hacer una contribución desde ese lugar.