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La maquinaria ya no marcha sobre ruedas

Tienen ventas confirmadas a seis meses, pero los recientes conflictos por importaciones y neumáticos pone en dudas su cumplimiento

La maquinaria agrícola era hasta aquí uno de los sectores que más empujaba el andamiaje industrial argentino, apalancada en una serie de variables, algunas de orden local y otras internacional, como el valor de las commodities.

De hecho, en 2020 y 2021 el sector creció 20% anual, concretando inversiones y ampliando la contratación de personal. Pero el ruido de las últimas semanas por las trabas a las importaciones y el más reciente faltante de cubiertas le pusieron una luz amarilla a la marcha de la maquinaria.

El cordobés Eduardo Borri, presidente de Cafma (Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola) advirtió que pasó un agosto muy complicado con caída de ventas de entre el 30 y el 50 por ciento, y un septiembre que, aunque fue algo mejor, cerrará por debajo del mismo mes del año pasado.

Pero además puso el foco en dos temas de coyuntura al señalar que el dólar soja no traccionó ventas en el sector y cuestionó la fuerte suba de tasas que atenta contra la adquisición de nueva maquinaria. “Fue un tiro en el pié para el sector”, advirtió el empresario en diálogo con Tranquera Abierta.

“En el tema de los neumáticos nosotros conocemos una precuela de esta serie porque el año pasado nos tuvimos que sentar con el Gobierno porque se pensaba que podíamos comprar el 100% de los neumáticos localmente y entonces no nos habilitaban las importaciones. Cuando le mostramos y le hicimos entender que los neumáticos del agro eran especiales y que había sólo algunos que sí podíamos comprar localmente, empezaron a habilitarnos y dejamos de tener problemas de suministro”, recuerda Borri.

Pero advirtió que “de todos modos, las empesas de maquinaria agrícola empezaban a sentir que los fabricantes de neumáticos no les estaban entregando al ritmo que se habían comprometido”.

¿Cuánto compran afuera y cuánto en el país?

Aproximadamente el 80% de las cubiertas que usa el sector son importadas y el 20% restante son de fabricación nacional. Por eso el tema puntual de las cubiertas no es tan complejo para nosotros como puede ser para la industria automotriz que trabaja “just in time” y tiene apenas unos días de stock. En nuestro caso tenemos semanas y hasta meses de stock porque el que se quema con leche ve la vaca y llora. Y los fabricantes que pasaron complicaciones el año pasado dijeron “otra vez no me agarran” y entonces, crédito que se tomaba del cliente porque había monetizado alguna operación, se volcó directamente a comprar insumos, entre ellos neumáticos.

Esto complementa la dificultad para importar...

Este fenómeno que surgió en Capital con este gremio que parece tan combativo nos tapó el verdadero problema que tenemos de fondo y es que si nos falta un tornillo nosotros no podemos terminar de fabricar una máquina. Y hablamos de una actividad que agrega muchísimo valor porque el 70% de los componentes son locales, pero si nos falta algo del 30% no se puede completar la máquina. Y no es que en ese caso bajamos un 30% la facturación; directamente no podemos facturar porque la máquina no se entrega.

¿Y cómo es la situación hoy?

En este momento el sector tiene prácticamente la venta asegurada por seis meses. Son pedidos que están en ejecución y que necesitamos el 100% de los componentes para que salga la máquina. Por lo cual, si pasara algo comercial, si la venta cayera, recién lo vamos a notar de acá a seis meses. Tuvimos un agosto bien complicado con bajas de venta de enre el 30% y el 50% debido a problemas climáticos, por la sequía que no permitió entrar a sembrar, y un tema no menor que son las tasas. En Expoagro, hace seis meses, teníamos tasas del 30% y hoy tenemos en el otro extremo tasas del 120% para quienes tienen más del 5% de su producción en el campo. Esto fue un tiro a los pies para el sector. El Gobierno apagó así uno de los motores que venía traccionando en esta economía, lamentablemente.

¿Cómo fue el impacto?

Es una luz amarilla, todavía no roja porque como tenemos 6 meses de ventas al impacto lo vamos a ver más adelante. Pero estamos a tiempo de considerar esto de que un bien de capital nunca se va a comprar de contado, aunque pensaron que con el dólar soja eso iba a ser posible. Para la maquinaria agrícola se requiere crédito, sino nadie va a invertir de contado en algo que se amortiza en 5 años.

¿Se terminó el viento de cola?

La bonanza de la maquinaria agrícola tenía varios padres. El precio de los commodities es importante. Que haya precios altos de los granos es positivo; sería mejor si en vez de un dólar de 140 fuera de 200 porque elevaría el valor de esos granos. El cepo al dólar hizo que la maquinaria agrícola sea un refugio de valor importante. También la administración del comercio que la Argentina vino haciendo y que ante la escasez de dólares debió optar muchas veces entre comprar insumos o bienes terminados y optó por lo primero; aunque finalmente también se quedó sin dólares para eso. Pero priorizar los bienes que se producen en Argentina es un punto a favor del Gobierno. Y el acceso a créditos a tasas razonables era el otro padre de la criatura; bueno, se nos acaba de morir un padre. El otro motor que estamos tratando de encender es el de la ley de maquinaria agrícola porque si hay 100 pesos en crédito del Banco Nación por ejemplo, 50 van a la nacional y 50 a la importada. Y si no podemos poner tasas razonables para los 100, pongámoslas en los 50 que terminan derramando más beneficios en la economía local. Hay que diferenciar nacional de importado.

¿Cómo marchan las exportaciones de maquinaria?

Venimos creciendo bien, pero con el dólar al nivel que estamos somos casi inviables con la exportación. Pensemos lo de los neumáticos y el compromiso que asumimos de comprar localmente una parte: por ese motivo pagamos 60% más caro un neumático producido en el país que un importado. El tema es que si ese diferencial de precios lo tenemos al comienzo de la cadena de valor imaginemos lo que pasa al final, cuando la máquina está terminada, vamos acumulando ineficiencias. Por eso más de un asociado a la Cámara pensó en pedir un dólar diferencial, un “dólar maquinaria”. No se si es razonable, pero con este dólar y con esta ineficiencia que se acumula es bastante difícil exportar a pesar de que vamos a cerrar con 120 millones de dólares de exportación y que sigue creciendo.

Es un dólar que fomenta importaciones y dificulta exportaciones...

Es así. Si traemos un bien terminado de afuera da un dólar de 150 pero si lo componemos de a partes en el país no nos da ese valor, da más. Y hay algo aún más ridículo porque como fabricantes planteamos que hay que sustituir importaciones y ahora con este conflicto de los neumáticos y esta crisis vamos a terminar sustituyendo fabricación nacional porque ese 20% que comprábamos localmente lo vamos a tener que traer de afuera. Entonces, si el país es voraz cobrando impuestos comparado con un vecino, si los fabricantes queremos ganar más de la cuenta y si el sindicato presiona como lo hace el de los neumáticos, todo hace que seamos inviables. Hay que meterle razonabilidad a todo esto.

¿Hay diálogo con el Gobierno?

En el último tiempo me llamé al silencio con el tema de pedir reuniones porque siento que nuestro sector, que es importantísimo, no lo es más que otros. Si cada uno va a pelear por lo suyo queda algún otro sector afuera. Estoy convencido que el Gobierno sabe lo que tiene que hacer y no necesita que nosotros le digamos qué hacer. Si no lo hace es porque debe tener alguna dificultad y de repente lo que buscamos es comunicar sí lo que nos ocurre. Las cosas que están bien y las que no. Creemos que hay cosas que ya no son razonables, tenemos una canasta de dólares cada vez más amplia. El secretario De Mendiguen viene de la Unión Industrial y sabe perfectamente lo que necesitamos. Pero si cada uno le va a ir a pedir de forma particular algo, lo que logramos es restarles tiempo para que hagan lo que tienen que hacer.

¿Después de la caída de agosto, cómo cierran el año?

Septiembre mejoró un poco pero no llega a ser como el del año pasado. Hay que repensar estrategias, sumar financiamiento caído y esperemos que se vaya acomodando todo.