La ofensiva comandada por Moscú desde el 24 de febrero destruyó ayer el aeropuerto de Vasylkiv, unos 40 kilómetros al sur de la capital, donde un depósito de combustible se prendió fuego, según el alcalde de esa ciudad.
Los suburbios del noroeste de la capital, como Irpin y Busha, llevan días bajo las bombas rusas, mientras los blindados de Moscú avanzan por el eje del noreste.
Las autoridades de Kiev ofrecen transporte para que los habitantes de los alrededores lleguen a la urbe e iniciaron un acopio de productos de primera necesidad para evitar faltantes antes de que se complete el cerco de las fuerzas rusas.
"La capital, cerca de la cual continúan los combates, se prepara para la defensa. Seguimos reforzando los puntos de control, creando reservas de productos, medicamentos y bienes de primera necesidad", aseguró ayer el alcalde Vitaliy Klitschko en su cuenta de Telegram.
Atacados en plena evacuación
Los servicios de emergencia ucranianos indicaron que siete personas, entre ellas un niño, murieron el viernes en un bombardeo ruso, cuando estaban siendo evacuadas cerca de Kiev.
El Ejército ucraniano indicó que las tropas rusas centran sus esfuerzos en la capital, en la ciudad portuaria de Mariupol y en varias localidades en el centro como Krivoi Rog, Kremenchuk, Nikopol o Zaporiyia.
Medios locales indicaron también la activación de las sirenas antiaéreas en Odesa, Dnipro y Jarkov.
Después de 12 días de asedio, gran parte de la atención se centra en Mariupol, a orillas del mar de Azov, donde los habitantes están incomunicados, sin agua, gas o electricidad e incluso se pelean para conseguir alimentos, según contaron desde el terreno la Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras.
"Las tropas rusas no dejaron entrar nuestra ayuda a la ciudad", afirmó el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, prometiendo que intentará nuevamente enviar suministros.
"Mariupol, asediada, es actualmente la peor catástrofe humanitaria del planeta: 1.582 civiles muertos en doce días, enterrados en fosas comunes como ésta", dijo ayer el jefe de la diplomacia de Ucrania, Dmitro Kuleba, en un tuit acompañado por la foto de una zanja con cadáveres.
El gobierno ucraniano denunció ayer que una mezquita de Mariupol, en la que había refugiados unos 80 civiles, incluidos ciudadanos turcos, había sido bombardeada, pero la información fue desmentida luego por una autoridad religiosa.
El Gobierno prevé evacuar civiles de Mariupol a través de un corredor humanitario hasta Zaporiyia, 200 kilómetros al noreste.
Hasta ahora fracasaron todos los intentos para evacuar de forma masiva a los civiles, con acusaciones cruzadas entre las partes de haber violado la tregua necesaria para permitir la salida de vehículos particulares y micros.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso afirmó ayer que la situación humanitaria se está degradando "rápidamente" en Ucrania y que algunas ciudades, en particular Mariupol, vivían una situación "catastrófica".
El general Mijail Mizintsev, del Centro de Control de Defensa Nacional ruso, acusó a "nacionalistas" ucranianos de sembrar minas en zonas residenciales y destruir infraestructuras, entre ellas carreteras y puentes, dejando a la población sin electricidad, agua, comida y medicamentos.
En tanto, el presidente ucraniano les pidió ayuda a Francia y Alemania para liberar al alcalde de Melitopol, supuestamente secuestrado por las fuerzas rusas que ocuparon la ciudad, horas después de que unas 2.000 personas salieran a las calles a reclamar lo mismo.
En una conferencia de prensa ayer en Kiev, Zelenski destacó de todos modos que Rusia adoptó un "enfoque fundamentalmente diferente" en las negociaciones y que Moscú ya no se limita a "dar ultimátums", por lo que se siente "feliz de recibir una señal de Rusia", luego de que Putin dijera que vio "pasos positivos" en las últimas negociaciones bilaterales.
Bajas militares ucranianas
Zelenski confirmó que al menos 1.300 militares ucranianos murieron desde el comienzo de la invasión rusa al país. El balance es una de las primeras estimaciones concretas proporcionadas por el Ejecutivo sobre el número de bajas provocadas por la ofensiva rusa.
Además, dijo que 12.000 militares rusos fallecieron, una cifra que ya había dado horas antes el Estado Mayor ucraniano, aunque no está confirmada por el Kremlin.
El 2 de marzo, el Ejército ruso afirmó haber perdido, por su parte, a 500 soldados, una cifra que no actualizó desde entonces.
En tanto, en la ciudad de Mikolaiv, en el sur del país, un hospital fue alcanzado por un bombardeo y muchos de los residentes tuvieron que huir, según la denuncia de las autoridades ucranianas.
"Están atacando zonas civiles, sin ningún objetivo militar", describió el jefe del hospital, Dmitro Lagochev.