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Menos nacimientos y mayor invasión tecnológica: ¿cuáles son los desafíos actuales de la Pediatría?

Con más de cuatro décadas en la especialidad, el doctor Juan Carlos Mollea analiza los profundos cambios en la infancia, la familia y el ejercicio de la profesión. En el marco del Día de la Pediatría, reflexiona sobre la disminución de natalidad, la decreciente elección de la especialidad y la urgente necesidad de recuperar valores y costumbres

Con 40 años de trayectoria, el doctor Juan Carlos Mollea (M.P. 12554/7 – 4609) describe la pediatría como una disciplina que no solo cuida la salud física de los niños, sino que acompaña a las familias en el desarrollo emocional y social de sus hijos.

“Somos quienes acompañamos a los niños desde que nacen hasta que se hacen adolescentes. En general, el pediatra los atiende hasta los 14 años, pero casi todos siguen viniendo hasta que terminan el colegio secundario. Acompañamos su alimentación, su desarrollo psicomotor, su lenguaje y el crecimiento en general. Y especialmente, con los padres primerizos, el vínculo es tan estrecho que terminamos siendo casi un miembro más de la familia”, explica el profesional en su consultorio de la Clínica Regional del Sud.

Consultado sobre la actualidad de la especialidad, Mollea admite que la pediatría atraviesa una etapa compleja. “No es una de las más rentables. Se requieren muchas horas de consultorio, y eso implica permanecer todo el día encerrado en un espacio pequeño. Por eso, cada vez son menos los jóvenes que eligen esta rama de la medicina”, señala.

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El pediatra advierte que a nivel nacional se viene alertando sobre la falta de nuevos pediatras. “Estamos ante un fenómeno que preocupa a las entidades médicas. A eso se suma el descenso sostenido de la natalidad, algo que no es exclusivo de Argentina, sino que se da a nivel mundial”, explica.

Para graficarlo, recurre a una comparación generacional: “Nuestros abuelos tenían ocho hijos en promedio, después se pasó a cuatro, luego a dos, y hoy estamos en 1,4 hijos por familia. Hay muchas parejas que deciden no tener hijos, y cada vez más hombres jóvenes se hacen vasectomías sin haber tenido descendencia. Son cambios sociales muy profundos”.

Tecnología, vínculos y nuevas infancias

Entre los cambios más visibles en la infancia, Mollea menciona el avance tecnológico dentro de los hogares.

“La tecnología ha invadido la familia, los colegios y a los niños. Lo último, y lo más preocupante, es el uso del teléfono cada vez a edades más tempranas. A veces entran dos hermanos al consultorio y cada uno está con su celular; casi no dialogan. Eso genera problemas en la socialización, aislamiento, sedentarismo y obesidad”, advierte.

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El pediatra resalta la función que cumplen los clubes en este contexto: “Propiciamos mucho la práctica deportiva, sobre todo los deportes grupales. Los clubes ayudan al desarrollo del niño y le ofrecen un nuevo grupo de amigos fuera del colegio. Además, favorecen la actividad física y contrarrestan el exceso de pantallas”.

Sobre las patologías más frecuentes, Mollea explica que la pediatría se rige fundamentalmente por fenómenos estacionales.

“En estos días hubo un brote de varicela en adolescentes y del virus boca-mano-pie en niños pequeños. Son cuadros virales que cursan con ampollas y fiebre, y aunque no son graves, generan mucho malestar”, detalla.

Recuerda también los grandes avances que trajo la vacunación, al sostener que “hace veinte años atendíamos muchas meningitis bacterianas. Gracias a la incorporación de nuevas vacunas, esas patologías prácticamente desaparecieron. El calendario de vacunación argentino está a la altura de los países del primer mundo, y en Río Cuarto el seguimiento es excelente. Si un niño no asiste a vacunarse, desde los centros de salud lo llaman por teléfono. Eso es algo para destacar”.

Otro cambio que menciona es la incorporación temprana de los niños a las guarderías. “Antes trabajaba solo el padre, pero hoy, ambos padres salen a trabajar y las guarderías cumplen una función esencial, pero también son un caldo de cultivo para virus respiratorios y gastrointestinales. Algunos sostienen que esos niños se inmunizan antes; otros dicen que se enferman más, y si bien son dos corrientes distintas, ambas tienen parte de razón”, reconoce.

Alimentación y tiempo familiar

Mollea destaca a la vez que los cambios socioeconómicos también llevaron a que se pierda el tiempo que antes se destinaba a la preparación de alimentos caseros para consumo familiar. “Por las largas jornadas laborales, muchas madres ya no tienen el tiempo ni las ganas para cocinar como antes. Se ha perdido el hábito de poner garbanzos o lentejas en remojo. La comida elaborada en casa es un acto de amor y de salud”, consideró.

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En ese sentido, brindó algunas recomendaciones: “Los papás deben fomentar el diálogo, volver a los juegos de mesa y reducir el tiempo frente a las pantallas. Los videojuegos son brillantes, pero sustraen la mente del niño durante horas. También hay que incentivar la lectura y mejorar la alimentación: tomar agua en la mesa, erradicar los jugos y las gaseosas, y sumar frutas y verduras de muchos colores. Mientras más colores tenga la comida, mejor nutrido estará ese niño. Tiene que haber olor a comida dentro del hogar”.

Respecto a la tecnología, Mollea considera que el acceso debería retrasarse lo más posible. “Lo ideal sería que un niño no tenga un teléfono de uso personal antes de los 10 años. No puede ser que un chico de siete años ya tenga un celular con todos los riesgos que eso implica. Hay que poner límites y acompañar”, sostiene.

Sobre el final, el pediatra advierte sobre un nuevo desafío que se asoma para los profesionales de la salud: la inteligencia artificial y la sobreinformación.

“Hoy, el avance tecnológico es vertiginoso. Mientras uno está dando un diagnóstico, la madre ya busca en Google qué significa esa enfermedad. Los médicos competimos con la información que circula en las pantallas, y a eso hay que manejarlo con cuidado. No toda la información es correcta ni está bien procesada”, afirma.

Mollea reconoce que el acceso masivo a datos médicos puede generar confusión y ansiedad. “Si alguien lee algo alarmante sin entenderlo, puede pasar de la preocupación a la angustia. Informarse está bien, pero hay que hacerlo con criterio. Los médicos seguimos siendo esenciales para interpretar la información y acompañar con empatía”, subrayó.

Con más de 40 años en el consultorio, el doctor Juan Carlos Mollea resume su mensaje con sencillez y sentido humano. “La pediatría es una vocación de acompañamiento. Cuidar la salud infantil es cuidar a la familia. Y aunque el mundo cambie, hay valores que no deben perderse: el diálogo, el tiempo compartido y el olor a comida en casa”, finalizó Mollea.

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