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Navidad en tiempos globalizados

Se acerca fin de año y con él, las fiestas comienzas a ser un tema de conversación recurrente. En los últimos años el sentido de la celebración de la navidad ha mutado, dándole paso a nuevas formas y costumbres

Cada año, al comenzar a transitar el mes de diciembre, un sinfín de eventos se proyectan frente a nosotros. Es que no solo es la llegada del último mes, sino que comenzamos a organizarnos para las fiestas de fin de año. Estas fechas son tan señaladas en nuestras agendas, porque combinamos el espíritu navideño con la ilusión de lo que vendrá. El armado del árbol de navidad cada 8 de diciembre, parece ser el primer evento que nos pone en contacto con las fiestas y con él la llegada de la Navidad, una de las fiestas favoritas del año. Estos días son especiales por sus tradiciones. Durante esta época del año el clima festivo inunda el ánimo de todos y se contagia, sin lugar a dudas un crisol de sentimientos encontrados.

El verdadero sentido

Es así. Diciembre, tiene olor a Navidad. Es una de las fiestas más importantes que tiene el cristianismo. Derivado del término en latín ‘nativitas’ que significa en nuestro idioma Nacimiento, es junto a pentecostés y pascua de resurrección una de las más celebradas, considerándose la conmemoración del nacimiento de Jesucristo en la ciudad de Belén. La Navidad es una fiesta en donde se reflexiona sobre el milagro de la presencia de Dios en nuestra vida. Sin embargo, el sentido de la Navidad se ha ido diluyendo en las últimas décadas, dándole paso a nuevas formas y costumbres. En cualquier rincón del mundo, incluso el más pequeño, millones de personas celebran estas fiestas marcadas por la tradición y las creencias religiosas y que con el tiempo han llenado cada país con sus ritos, su música, sus preparativos y sus costumbres propias.

Navidad vs globalización

No es novedad que vivimos en un mundo globalizado en donde constantemente nos enfrentamos a cambios culturales. El libre acceso a la información y la apertura de mercados que significó la globalización, también repercutió en las tradiciones y festejos. Son muchas las maneras de festejar que surgen de la combinación de las costumbres cristianas con las tradiciones propias de las distintas culturas. Hoy en día la Navidad aparece teñida por otras costumbres legadas desde otros países, por ejemplo, la presencia de Papá Noel o de figuras mágicas como los duendes y los renos. Al mismo tiempo se les da mucha importancia a los regalos rindiendo tributo al consumo material durante las fiestas navideñas. Para la mayoría es una época de gastos y consumo y, con la irrupción de las redes sociales, vivimos en una constante comparación social.

La industria ha llevado a que en estas fiestas cobre importancia gastar buena parte del sueldo para comprar decoración y regalos para la nochebuena, haciendo que se convierta en una necesidad, transformando esta fecha festiva en una fiesta materialista.

Las redes sociales en Navidad

Las nuevas tecnologías vienen a cambiar nuestra manera de vincularnos, esto es muy positivo siempre y cuando vengan a sumar a nuestra vida y no que terminemos siendo presas de lo virtual, algo que esto nos impida conectar con nuestros deseos y sentimientos. Es muy importante tener en claro y separar la realidad virtual de la realidad que elegimos vivir.

Un estudio de la Universidad de Copenhague, advirtió que usar las redes sociales en Navidad, especialmente Facebook e Instagram, disminuye nuestro estado de ánimo y nos genera tristeza. Las comparaciones con las vidas poco realistas de los demás usuarios son las que hacen que aumente esta sensación. Por ello, los investigadores aconsejan utilizar lo menos posible las redes y en caso de hacerlo evitar la comparación y optar por una actitud positiva.

Hoy las redes sociales son un recurso muy utilizado. Sin embargo, muchas de las publicaciones que por allí desfilan nos muestran una realidad que la gran mayoría, no compartimos en la vida diaria. La perfección que se muestra dista mucho de la realidad y por estas fechas no será la excepción. Vivimos en un mundo en donde valen más los likes que el evento en sí. Se está más pendiente de la aceptación a través de la pantalla, que el disfrute en el tiempo y lugar presente. Quizás en este mes que tenemos por delante podemos desandar el camino de estar más presentes física y emocionalmente y no evadirnos en las realidades que la virtualidad nos ofrece.

Las redes tienen esta noción de “ajustarse a un ideal de perfección” y de mostrar vidas perfectas, mesas perfectas, regalos perfectos, etc. Mientras que la vida real está muy alejada de lo que ocurre en la web y nada mas alejado de ese montaje, que el verdadero sentido de la Navidad, en donde la introspección, la reflexión y el agradecimiento deberían de ser “leitmotiv”.

Tradiciones que perduran

Durante este mes, llegan con fuerza las comidas copiosas. Aparecen en escena productos navideños, que solo disfrutamos en este breve lapso, como lo son los turrones o pan dulces. Se imponen los banquetes abundantes, a pesar del que el clima nos invita a comer platos más livianos. Son días de reunión, de emociones, días especiales en los que compartir momentos e instantes disfrutando con los nuestros. Comienzan las fiestas navideñas y, se celebren como se celebren, no hay nada como vivirlas y disfrutarlas porque la magia que transmiten es, simplemente, inexplicable.

Celebrar con amor

Sería importante volver sobre nuestros pasos y vivir esta festividad como lo era en otros tiempos, tiempos donde se expresaban los sentimientos de paz, de amor, sinceridad, alegría, comunicación con las otras personas, de cantar, de bailar, también de perdonar y de estar unidos juntos a quienes queremos. Es una época de reconciliación con los seres queridos y con la conciencia propia. Nadie niega que el regalarle a un ser querido algo, también es un acto de amor, pero ese regalo puede ser un detalle, algo muy sencillo, en donde el valor este puesto no en el regalo en sí, sino en la persona que lo entrega.

Más allá de la cultura, para muchos de nosotros es una posibilidad de encontrarnos con gente querida, de tener un momento de reflexión, otros irán a misa y para muchos será una excusa para comer cosas ricas y típicas de esta fecha. Pero también, entre tantas cosas, puede ser un motivo para mirar a nuestro alrededor, agradecer y estar verdaderamente presentes. Que este día sea para pasar junto a quienes amamos y a disfrutar de las bendiciones recibidas.

Por Julieta Varroni