Lunes 2.- Más cuestionamientos a las visitas a Olivos durante la etapa más dura de la cuarentena.- Aunque estamos seguros de que esta historia de los ingresos y egresos a la Residencia Presidencial va a terminar por desinflarse como la de cuando el presidente era Mauricio, luego de que quedara claro que los jueces invitados concurrían estrictamente para jugar al tenis, por ahora el fárrago informativo da lugar a cierta confusión:no se sabe si en Olivos había clandes con distanciamiento nulo y promiscuidad galopante o complejos actos de gobierno que demandaban la presencialidad de funcionarios y funcionarias esenciales como el paseador de Dylan o la asesora de vestuario y protocolo de Fabiola. Ya sabíamos, a partir de sus besuqueos y apretujones con Moyano, Insfrán y algún otro, que Alberto no es tan fanático de cuidarse a él mismo como lo es de cuidarnos a nosotros, pero a algunos les cuesta reconocer generosidad y desprendimiento en la orden de mantenerse guardado, a pesar de ser propia de un gobierno para el cual, fija, la Patria es el otro. Nos conmueve, en particular, eso de que haya estado trabajando hasta las dos, tres de la mañana, en su propio cumpleaños y en el de la primera dama. Suponemos que de eso vendrán las ojeras y el aspecto desmejorado de los respectivos días siguientes, en fin, son facturas que le pasa su pelea incansable para que volvamos a ser felices.
Martes 3.- El kirchnerismo quiere echar del Congreso al diputado Fernando Iglesias.- Sin resentimientos contra la traidora que cerró trato con el Grupo Clarín por un puñado de dólares y la exposición que le daba un programa de Tinelli un poco menos degradado que la versión actual, el ejército nac & pop en pleno salió en defensa de Florencia Peña, la más incomprendida y castigada de los doce mil visitantes de Olivos. Es que debemos ser implacables y mantener la coherencia:si a un senador que usó su cargo y su despacho para violar a una colaboradora que aparte era su sobrina lo suspendimos a la espera de que todo se olvide, lo menos que podemos hacer con un diputado que trató de “trola y petera” (no lo dijo, pero según Florencia seguro que lo estaba pensando) a una actriz del palo es echarlo sin contemplaciones. En cualquier caso, la oposición ha cerrado filas con Fernando, demostrando la confianza que le tienen al permitir que se defienda solo. Nos imaginamos lo agradecidos que deben estar de que haya convertido un debate sobre los privilegios que se concedía a sí mismo el Presidente mientras obligaba a la gente a morirse sin ver a sus familiares en un debate sobre la insensibilidad de la oposición en cuestiones de género. Todos debemos unirnos a Florencia para frenar la violencia simbólica, que no es ninguna pavada como, por ejemplo, tratar de criminales e irresponsables a los que pedían que los chicos volvieran a las escuelas mientras le contaba cara a cara a Alberto lo dura que venía la mano para los actores.
Miércoles 4.- Un empresario de origen chino quedó en el centro del escándalo por las visitas a Olivos durante la pandemia.- Parece que a algunas de las quichicientas visitas de Sofía Pacchi, la amiga de Fabiola que había sido la principal fuente de bardo antes de que Fernando le hiciera tomar la porta a Florencia Peña, la chica llevaba al novio, un muchacho del que no sabíamos nada y ahora conocemos un poco más como portador de esa sonrisa ingenua tan propia de los rostros orientales: no es para menos, con una novia como Sofía y 19 contratos con el Estado conseguidos después de una visita que según los registros de Olivos terminó a las tres de la mañana, quién no estaría así de feliz... Como era de imaginar, tanta felicidad no iba a ser pasada por alto por la prensa hegemónica, que enseguida empezó a buscarle el pelo al huevo y a ver fantasmas donde no los hay. Lástima que con el tema no se prendió el diputado Iglesias para sugerir que en las visitas intercambiaban parejas o algo así, como para que estuviéramos despotricando contra la violencia de género y el racismo de la oposición en lugar de especular sobre un posible negociado oficialista. Pero Alberto ya aclaró todo, a Chen Chia Hong ni lo conoce, para él es “El Chino”, y los contratos con el Estado los debe de haber conseguido legítimamente, tal como todos los empresarios consiguen en la Argentina los contratos con el Estado. Y sospechar que él pudiera estar hablando del tema con “El Chino” que ni sabe cómo se llama es tan falso, insidioso, destituyente y absurdo como sospechar que los jueces tenistas hablaban con Macri de las causas que llevaban adelante con imparcialidad e independencia absolutas y de sus probables futuros ascensos que tales imparcialidad e independencia iban a facilitar.
Jueves 5.- Celebran la eliminación de seis ceros en la moneda de Venezuela.- En realidad, íbamos a congratularnos por la inminente solución al problema de la pandemia que Alberto se preparaba para anunciar al día siguiente, pero nos pareció oportuno en cambio dejar de mirarnos el ombligo por un minuto y sumarnos a otra celebración, la de otro logro de la gesta bolivariana. Es cierto, no es como si fuera la primera vez que le sacan ceros al bolívar, en realidad han acumulado en menos de dos décadas devaluaciones que a nosotros, que no somos precisamente quedados en la materia, nos costó medio siglo alcanzar. Pero convertir de un saque un millón en uno da cuenta de un salto cualitativo que justifica el jolgorio manifestado, entre otras figuras señeras del chavismo, por la canciller Delcy Rodríguez:“Esta es una política que consolida nuestra moneda y facilita las transacciones, sobre todo en aquellos sectores donde más se haga difícil la digitalización”. Felicitamos a nuestros hermanos venezolanos. Nada opaca que compartamos la alegría que imaginamos que sienten ante la consolidación de su moneda, ni siquiera la envidia, porque ya sabemos que, aunque vayamos un poco a la zaga, estamos en el camino correcto para tener una moneda tan consolidada como la de ellos.
Viernes 6.- Anuncian un esquema de aperturas sostenidas y progresivas.- Ahora sí, nuestra propia fiesta. Tan preocupados que estábamos con el inminente desembarco de la famosa variante Delta, tanta advertencia de que si aflojábamos con la vigilancia íbamos a volver para atrás, de repente Alberto nos informa que está viendo “un nuevo horizonte” así que llegó la hora de que los chicos vuelvan a las aulas, los artistas den espectáculos masivos, el público retorne a las canchas, los varados vuelvan más rápido y la gente empiece a viajar de un lado a otro subsidiada y sin miedo. Nos alegra mucho que este nuevo horizonte haya aparecido justo un mes antes de las Paso, mirá vos si esa parte de la ciudadanía que cree que el Presidente se la pasa de fiesta en fiesta en Olivos, que hubo favoritismo en el reparto de las vacunas, que los negocios con la Sputnik y la AstraZeneca salieron torcidos, que nos pasamos meses encerrados inútilmente para terminar abriendo todo cuando era menos oportuno, que el Aspo y el Dispo terminaron siendo peores que el bicho en sí y que este garrón no lo vamos a terminar de digerir nunca, termina equivocándose a la hora de poner el voto. Un voto que debe ser de agradecimiento, por vacunarnos contra el coronavirus y contra el pesimismo, y habilitar una fuerte mayoría parlamentaria que permita empezar a luchar contra la verdadera tragedia que afecta al país, que como todo el mundo sabe pasa por la maldición de ser un país exportador de alimentos, la violencia simbólica misógina que circula por las redes sociales, la herencia de la pandemia macrista y, sobre todo, la conspiración mediático judicial para desprestigiar por medio del lawfare a los líderes y las líderas nacionales y populares que ya vislumbran en el “nuevo horizonte” su justa reivindicación.