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El rigor de Schiaretti y el mapa que ya se perfila en Río Cuarto

Mientras todavía está en juego el escenario nacional, en la ciudad ya empezó a disputarse la elección municipal de 2024

uan Schiaretti tuvo que hacer un ejercicio de disciplinamiento para tenerlos a todos sentados en la Rural de Palermo. Ahí estaban, escuchando su discurso de relanzamiento para las generales de octubre, incluso el ministro de Finanzas, Osvaldo Giordano, que había coqueteado con Patricia Bullrich en los días previos, y Natalia de la Sota, que se mostró cercana a Sergio Massa y que integró la comitiva oficial en un viaje a Brasil.

Schiaretti necesitaba mostrar capacidad de encolumnamiento por dos razones. Primero, porque así evidenció que continúa conduciendo el peronismo cordobés aunque haya otro gobernador electo y el reloj siga marchando rumbo al 10 de diciembre;segundo, porque debía despejar las dudas sobre la persistencia de su candidatura a presidente. Patricia Bullrich le había pedido pocos días antes que se bajara para liberar esos votos que, parece suponer, irían a Juntos por el Cambio.

“Que se baje ella que participó en los fracasos de De la Rúa y de Macri”, tronó Martín Llaryora, quien volvió a ejercitarse en levantar temperatura desde un palco.

El peronismo cordobés -o al menos el que conforma el oficialismo- está convencido de que la elección de octubre es clave no porque Schiaretti tenga alguna chance sino para generar un bloque en Diputados que le permita entrar en la discusión que viene. Las encuestas les aseguran que Javier Milei es casi inevitable y creen que conservar un bloque propio de legisladores será determinante para negociar en mejores condiciones para Córdoba.

Por eso, la directiva que salió desde el Panal es que en todos los distritos se juegue a fondo la elección de octubre. Es estratégicamente determinante aunque de una enorme complejidad en términos prácticos porque la figura del voto útil suele acrecentarse entre las primarias y la general y es probable que ese fenómeno que se produce en todas las elecciones se intensifique particularmente en esta. Si así fuera, iría en detrimento de Schiaretti.

“Sabemos que es ultracomplicada la que tenemos por delante, peor que las Paso, pero la instrucción es que salgamos a hacer la mejor elección que se pueda”, indicaron en el Palacio Municipal.

Es decir, será otra ocasión en la que el peronismo cordobés pondrá a sus principales referentes a tratar de traccionar votos. De ahí el protagonismo de Llaryora en la nueva etapa de la campaña.

Y Juan Manuel Llamosas tampoco podrá sacarle el cuerpo en Río Cuarto, aunque el resultado se adivine desfavorable.De hecho, el intendente estaba sentado en primera fila en el relanzamiento de Schiaretti en Buenos Aires.

Llamosas viene de ser protagonista en la elección provincial -encabezó la lista de legisladores- y, aunque Llaryora ganó la gobernación, en Río Cuarto el resultado fue adverso. En ese punto, el gobernador electo tuvo definiciones en los últimos días que apuntaron a atenuarle al riocuartense la carga de aquella derrota: en un encuentro en el PJ, dijo que el escenario era muy desfavorable en la capital alterna meses antes de la votación y que terminó con una diferencia de 5 puntos. “Fue bastante menos que en otros distritos”, señaló Llaryora.

Al gobernador electo seguramente no le agradó, ni mucho menos, el resultado en RíoCuarto:sólo busca alivianar el peso sobre la espalda de Llamosas porque desde el 10 de diciembre necesita de una nueva referencia en el sur provincial. Y, hasta ahora, los indicios apuntan hacia el jefe comunal.

Sin embargo, todavía hay una fecha clave, más allá de lo que ocurra en la presidencial, que determinará con cuánto volumen político real estrenará el intendente su categoría de dirigente provincial:la elección municipal del año próximo.

El intendente venía insistiendo con que no quería instalarse en Córdoba el 10 de diciembre sino quedarse a estructurar el proceso electoral en el PJ, un criterio que Llaryora terminó avalando. Llamosas pretende que en 2024 el peronismo retenga el poder en la ciudad e irse así revalidado:especula con que una victoria le dará un mayor volumen en el futuro elenco llaryorista. Si pierde, obviamente, ocurriría lo contrario.

Llamosas ya ha planteado que apoyará al candidato que esté mejor posicionado en las encuestas. Pero hará todo lo posible para que surja de su propio equipo y no de alguno de los otros grupos que conforman el universo del peronismo riocuartense.

Hoy, los nombres que se impulsan desde el gobierno municipal son dos: Agustín Calleri, secretario de Deporte y Turismo, y Guillermo de Rivas, secretario de Gobierno y Participación Ciudadana. De hecho, el intendente dio instrucciones para que comiencen a visibilizarse especialmente las acciones de esos dos funcionarios.

En el Palacio entienden que esos dos nombres no son excluyentes. Con el paso de los meses se definirá quién llega mejor pero dicen que cada uno tiene sus fortalezas. Calleri mide más en las encuestas pero tiene un perfil más débil para el cargo de intendente, una cualidad que encaja más en la imagen de De Rivas.

¿Qué pasa con el resto de los precandidatos?Adriana Nazario, por ejemplo. En el equipo del intendente admiten que la exdiputada tiene un alto índice de conocimiento pero no la sienten propia. Su grupo forma parte de la gestión pero no del equipo político.

“Hay que ver qué quiere hacer Adriana. Todavía no lo sabemos. Además, su grupo funciona raro: algunos están con Massa y otros con Schiaretti.En algún momento tendrán que definirse, sobre todo porque es contradictorio y porque atenta contra la estrategia del peronismo en Río Cuarto, donde el gobierno nacional tiene el 85 por ciento de imagen negativa”, evaluaron cerca de Llamosas.

El intendente, que además preside el PJ, tiene definido no dar las internas que viene reclamando Mauricio Dova porque entiende que pueden ser perjudiciales.

En el Palacio no sólo miran lo que ocurre hacia adentro sino también cuáles son las cartas de sus adversarios. Dentro de una semana, el próximo domingo, el radicalismo irá a las urnas para elegir a su candidato a intendente. Allí hay una disputa de tres:Gabriel Abrile, que ya fue precandidato y candidato, Gonzalo Parodi y Gonzalo Luján.

En el oficialismo aseguran que no intervendrán en la interna abierta - “No vamos a alimentarla”, dijeron- pero consideran que el resultado para ellos no será neutro. Evalúan que Abrile es el candidato más fuerte y que si se imponen Parodi o Luján el escenario para el peronismo luciría más despejado.

En la interna del radicalismo hay algunos aspectos por considerar más allá del resultado. Por ejemplo, la participación. ¿Cuántos irán a votar en un contexto en el que la política no está precisamente en su mejor momento de relacionamiento con la sociedad? Es una de las incógnitas. En el radicalismo especulan con que los votantes podrían ser entre 8.500 y 11.000. Si la cifra se cerrara en 10.000 sería un número interesante, que además validaría al ganador.

Otro elemento que también gravitará es qué consecuencias puede dejar la interna:a nivel nacional, Juntos por el Cambio viene de un proceso traumático, que desgastó tanto a los dirigentes como al espacio político en sí.

No parece ser el caso en RíoCuarto. La campaña transcurrió casi en la invisibilidad y esa es una de las razones que contribuyó a que no se perciban, al menos a simple vista, heridas de consideración. Aunque habrá que esperar para saber si desde el lunes posterior a las elecciones existe un encolumnamiento real detrás del candidato.

¿Quién llega mejor posicionado? Por rodaje, es de esperar que Abrile tenga más chances, aunque las internas son una instancia particular. Principalmente porque si la participación de los votantes independientes no es masiva, la capacidad de movilización puede ser central. Y, en ese punto, más que el camino previo gravitará lo que cada candidato y su grupo puedan hacer durante las horas de ese domingo.