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El clasicismo de Spielberg vs. la audacia de los Daniels por el Oscar a la mejor dirección

Los realizados comparten terna con Martin McDonagh, Todd Field y Ruben Östlund

En la recta final rumbo a la 95ta. edición de los premios Oscar que se entregarán este domingo en Los Ángeles, una de las categorías principales es la de Mejor Director, que este año enfrenta al veterano Steven Spielberg, con un realizador dueño de una exitosa carrera en teatro y luego en el cine como Martin McDonagh, otro como Todd Field que hace 16 años que no se ponía detrás de las cámaras, también al sueco Ruben Östlund y su habitual mirada irónica y despiadada, y por último a un dúo de cineastas formados en la industria musical como Daniel Kwan y Daniel Scheinert, “Los Daniels”.

“Los Fabelman” (Spielberg), “Los espíritus de la isla” (McDonagh), “Tár” (Field), “El triángulo de la tristeza” (Östlund), y “Todo en todas partes al mismo tiempo” (Kwan y Scheinert), son las películas que muestran el trabajo de cada uno de realizadores y que la Academia de Hollywood consideró que los hacía merecedores de figurar en la selecta lista de apenas cinco lugares, de donde saldrá el Oscar al Mejor Director.

De lo que se trata entonces es de plantear cuál es el criterio para asignar el mayor premio de la industria del espectáculo y en ese interrogante, como hipótesis posible, está el cine de toda la vida (no confundir con el del pasado) que representa Spielberg, con la inmersión en su propia vida, de la que se desprende una película sentida que aborda momentos luminosos y otros no tanto de su historia en un relato que sobre todo plasma su amor por el séptimo arte.

Y en el otro extremo, el trabajo de Daniel Kwan y Daniel Scheinert, con un cine rabiosamente del presente, que se ríe de los géneros y los subvierte para entretener y que incluso, se reserva una cuota de emoción en el vértigo de la historia.

En “Los Fabelman” (siente nominaciones, incluidas Mejor película), el director de “E.T.”, “Inteligencia Artificial” y “La guerra de los mundos” -solo para citar algunos de sus títulos que abordan la infancia-, habla de su familia, de su padre ingeniero que interpreta Paul Dano, y su madre pianista a cargo de la actriz Michelle Williams, dos maneras de ver el mundo que influirían en el pequeño Steven para manejar como pocos los aspectos técnicos y artísticos del cine.

Claro, también está el malentendido gigantesco con el que creció Spielberg a partir del fin del matrimonio de sus padres y algunas certezas que se desvanecieron cuando conoció ya de adulto las razones del divorcio y por último, el antisemitismo, con el que tuvo que lidiar en sus años de formación. De todas estas etapas -que comienza con una primera vez para ver nada menor que “El espectáculo más grande del mundo”, de Cecil B. DeMille- da cuenta “Los Fabelman”, que deja sentado claramente que muy tempranamente encontró en una cámara, el recurso indispensable para atravesar situaciones difíciles y también para experimentar el goce por contar historias durante más de 50 años.

Por su parte Daniel Kwan y Daniel Scheinert, en “Todo en todas partes al mismo tiempo” (que compite como Mejor Película entre sus 11 nominaciones) es como si los directores tuvieran como premisa el carácter lábil de la atención de los espectadores actuales y se hubieran propuesto captar su interés a toda costa, recurriendo a buena parte de las herramientas del cine -históricas y actuales-, para sostener el relato.

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La historia de Evelyn Wang (Michelle Yeoh), dueña de una lavandería al borde de la bancarrota, con un marido (Ke Huy Quan, recordado por su papel en “Indiana Jones y el templo de la perdición” cuando era un niño ) que quiere terminar con el matrimonio, una hija a la que no comprende por su elección sexual (Stephanie Hsu),un padre que la cuestiona permanentemente (James Hong) y a superar una auditaría impositiva a cargo de una implacable funcionaria (Jamie Lee Curtis casi irreconocible), conforman un panorama de drama familiar.

Sin embargo, la protagonista se entera de que su vida es una de los centenares posibles en los diferentes estadios de mundos paralelos, así que el núcleo del relato es el llamado “Multiverso”, que los Daniel se deciden a explotar descomponiendo con una coherencia admirable la cantera creada por Marvel, en donde hay lugar para las peleas de artes marciales, el drama familiar y el cine como espectáculo inigualable.

Entre Spielberg y el dúo Kwan-Scheinert, sin abrir un juicio de valor negativo en tanto al menos este año, la competencia por el Oscar presenta una terna bastante equilibrada con los otros tres realizadores y sus obras.

Comenzando por el cineasta y dramaturgo británico de origen irlandés Martin McDonagh ("Escondidos en Brujas", “Tres anuncios por un crimen"), que con la comedia negra "Los espíritus de la isla" luchará por el premio por primera vez, un filme centrado en el devenir de la ruptura de una amistad entre dos hombres (Colin Farrell y Brendan Gleeson) , que le valió otras ocho nominaciones en los galardones, entre ellas la de Mejor película.

La historia cuenta la relación entre el ingenuo y querible Pádraic (Farrell) y el reflexivo violinista Colm (Gleeson), quienes pasan los días yendo y viniendo del pub de la islita irlandesa y ficticia de Inisherin, hasta que, de forma repentina y sin explicación, Colm decide ponerle fin a su amistad.

Con el trasfondo de la Guerra Civil local de los años 20 como metáfora del cariz y de la dinámica que adopta la situación, Pádraic pide ayuda a su hermana, Siobhán (Kerry Condon) y al problemático Dominic (Barry Keoghan) para intentar reparar la relación: sin embargo, a partir de ese momento el incordio avanza sin parar hasta tomar un rumbo oscuro y violento que McDonagh logra balancear con las dosis de humor justas a lo largo de la película.

Los 16 años que pasaron desde su anterior película, “Secretos íntimos”, le sirvieron a Todd Field para madurar "Tár", un drama protagonizado de manera extraordinaria por Cate Blanchett en el rol de una directora de orquesta de fama mundial cuya carrera se derrumba al recibir acusaciones por acoso y abuso sexual.

Pulcro y calculado, el estilo de Field, el diseño de una estética como el ambiente por momentos asfixiante y misterioso en el que discurre la trama centrada en Lydia Tár, una de las más célebres directoras de orquesta del mundo, que ve cómo todo su estatus se desintegra en un contexto marcado por los debates sobre machismo, la deconstrucción y la cultura de la cancelación.

En la competencia por el Oscar al Mejor Director se encuentra también el realizador sueco Ruben Östlund y su sátira social "El triángulo de la tristeza", que narra las desventuras de una pareja de jóvenes modelos e influencers cuyo crucero de lujo naufraga en una isla.

Ganador en dos oportunidades de la Palma de Oro del Festival de Cannes, Östlund llega a los Oscar con un relato que combina la comedia negra con la sátira social, para plantear tópicos gruesos como los roles sociales de ambos sexos, la opulencia y trivialidad de los millonarios, el ejercicio del poder en manos de la clase baja y hasta una batalla discursiva, con una muy graciosa borrachera de por medio, entre comunismo y capitalismo, que enmarca a las anteriores temáticas.