En medio de la polémica por la intervención de un padre que defendió a su hijo de 3 años de un perro y provocó accidentalmente la muerte del animal, se conoció ayer que las mordeduras de las mascotas son más frecuentes de lo que se cree: este tipo de incidentes genera al menos 30 denuncias por mes en Río Cuarto. En el 80 por ciento de los casos, los agresores tienen dueño pero se encontraban en la calle al momento de los hechos. Las lesiones son certificadas por médicos del sector público o privado, y a partir de allí interviene la dirección de Zoonosis del Ente de Prevención Ciudadana y Gestión Ambiental, que básicamente se ocupa de controlar que el animal no tenga rabia.
Si bien el número de denuncias por mordeduras de perros es variable, desde Zoonosis indicaron que oscila entre 30 y 40 por mes.
¿A qué obedecen esas variaciones? En gran medida, a la circulación de la gente en la vía pública: hay más perros en la calle y suben las denuncias y en invierno, la estadística baja.
Denuncia y certificación
“Cada una de esas intervenciones corresponde a mordeduras certificadas por médico clínico. El lesionado va a un centro asistencial, donde le hacen un certificado. Nosotros intervenimos para controlar que los perros no tengan rabia”, indicó Paulo Rizos, de Zoonosis del Ente de Prevención Ciudadana.
Zoonosis lleva a cabo la observación antirrábica de todos los animales denunciados como mordedores en la ciudad.
Este monitoreo se realiza durante 10 días y tiene la finalidad de definir si la persona que sufrió la lesión se tiene que vacunar contra la rabia. Ese procedimiento está regulado por una ley nacional.
Hace ya varios años que no se reportan casos de rabia urbana en Río Cuarto, pero el control se realiza de todos modos de manera preventiva.
Ahora bien, reclamos hay muchísimos más, de toda clase: perros sueltos, que corren a las motos, que muerden a otros perros o que son agresivos con la gente. ste tipo de reclamos suelen abundar engre las quejas que recibe telefónicamente en la guardia del Ente de Prevención Ciudadana, que funciona las 24 horas.
La intervención
Cuando un perro muerde a una persona, y el caso se denuncia tal y como corresponde, interviene el Municipio.
“Nosotros hacemos el trabajo de ‘levantar’ a los perros que muerden y no tienen dueño, y los derivamos al Centro de Reinserción Canina. Con los que tienen dueño, el procedimiento es diferente, porque ahí se notifica a los dueños, intimándolos a tenerlos dentro de su casa, como indica la ordenanza”, explicó Rizos.
Si el propietario del animal no se ajusta a la norma, se le da participación a la Fiscalía Contravencional y se le puede aplicar una multa. Si es reincidente, hasta se le puede retirar la tenencia de la mascota, con la intervención de la Policía.
“La idea es que cada propietario se haga responsable de su animal. Pero hubo casos de desobediencia de los dueños, en los que se han retirado perros mordedores”, agregó Rizos.
Por ordenanza, no puede haber perros en espacios públicos
La ordenanza 1.330 del año 2020 regula la convivencia de animales domésticos dentro de la ciudad. La norma prohíbe expresamente, en su artículo 14, “la circulación y permanencia de animales sueltos, sin registro o identificación” en la vía pública, dentro del ejido urbano de Río Cuarto, salvo aquellos que lo hagan acompañados por sus dueños en las condiciones exigidas.
En casos de incumplimiento, establece que las mascotas podrán ser retiradas en casos de incumplimiento, “depositándolos en lugares designados a tal efecto, a costa y riesgo de quienes acrediten ser sus propietarios”.
Paulo Rizos, de Zoonosis del Edecom, explicó que “los perros no deben estar en la vía pública, pero la realidad indica que los esfuerzos por lograrlo, a través de la castración y la adopción, son a largo plazo. En el caso que se hizo público, al tratarse de un espacio público, el perro no debería haber estado ahí”.
Rizos indicó que suelen tener problemas con la gente que se opone al traslado de los animales. “Se resisten y no quieren que se lleven a los perros de la calle al Centro de Reinserción. Eso nos complica el trabajo”, señaló el profesional.
“Lo más importante de todo esto es la conciencia y la responsabilidad de la gente. Creo que tenemos una falencia para que la gente realmente lo comprenda”, agregó.
Por otro lado, indicó que, hasta el momento del incidente, nadie había denunciado al perro del restorán del oeste de la ciudad por agresivo ni por mordedor.
“A nadie le molestaba. Después de lo que pasó este lunes, ya nos llamaron para que vayamos a buscar a los perros comunitarios o callejeros que quedaron. Porque ya no los quieren más, y porque necesitan que los saquemos. Vamos a llegarnos al lugar para determinar si algún vecino de los que los alimentan se van a hacer cargo de ellos y, si no, irán al Centro de Reinserción”, declaró.