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Chasqui: la mejor recopilación, con lo más picante de la semana

Las dos caras de una moneda es lo que se está viviendo en la ciudad de Río Cuarto, con dos operativos claves para seguir dándole batalla al Coronavirus.

Por un lado, está el multitudinario proceso de vacunación que se está llevando a cabo en el Polideportivo N° 2 y, por el otro, los centros de testeos (tanto el fijo en el Galpón Blanco del Andino, como en los móviles del operativo Identificar que va por los distintos barrios de la ciudad).

En el Polideportivo N° 2, los centenares de miles de riocuartenses que han concurrido a recibir la dosis de su vacuna se encuentran con una organización impecable, un lugar sanitizado y acorde a las bajas temperaturas que comenzaron esta semana en la región; un distanciamiento social apropiado para cumplir con los protocolos sanitarios y una celeridad constante que hace que, en el peor de los casos, los concurrentes estén en el lugar solo media hora.

La situación es inversamente proporcional en los centros de testeos (uno de los eslabones fundamentales de la lucha contra el Covid para poder detectar el virus y de esta manera cortar su circulación), donde las personas que llegan para realizar su testeo se encuentran con un panorama verdaderamente inentendible. Largas colas a la intemperie, muchas horas de espera para poder acceder a su turno y un número reducido de pruebas que hacen que siempre se queden afuera de los testeos muchas de las personas que en algunos casos pasaron en la cola más de 4 horas.

“Estuve varias horas en la cola, con este frío, y luego me hicieron ingresar a un camión de 2 metros por dos metros donde habían pasado centenares de personas. La verdad es que me voy con más dudas que certezas. Por un lado, el test me dio negativo, pero me quedó la sensación de que me expuse más en la cola y dentro del camión que en otro lado”, le dijo un vecino a este diario luego de haberse realizado su prueba.

¿Qué pasa con los testeos en Río Cuarto? ¿Quién organiza los operativos? ¿Quiénes los realizan? ¿Quiénes los controlan? ¿Quiénes los pagan? Un sinnúmero de preguntas que se repiten y aun no tienen respuestas oficiales.

Lo que sí es una certeza es que ya llevamos más de 15 meses de pandemia y no podemos seguir improvisando. La gente que concurre a realizarse los testeos no puede ser sometida de esta manera a largas colas, sin lugares para sentarse y arriesgarse no solamente a contagios del propio virus, sino a enfermedades comunes de esta época de bajas temperaturas.

Si esto no mejora en Río Cuarto, va a ser muy difícil que el ciudadano común siga respondiendo al pedido de las autoridades de testearse y, de esta manera, cortar con la circulación del virus.

Si el proceso de vacunación en Río Cuarto es un éxito en todas sus facetas, ¿por qué no replican lo mismo con los diferentes centros de testeos? Si tenemos clubes, vecinales y otros lugares, ¿por qué sometemos a la gente a ir a plazas y espacios abiertos?

¿No será tiempo de que cada uno asuma sus roles?

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El intendente renueva cada 15 días la foto de una “unidad” contra la pandemia, que lo único que hace es mezclar las funciones que cada una de las instituciones deben desarrollar para poder hacerle frente de la mejor manera al Coronavirus.

El intendente renueva cada 15 días la foto de una “unidad” contra la pandemia, que lo único que hace es mezclar las funciones que cada una de las instituciones deben desarrollar para poder hacerle frente de la mejor manera al Coronavirus.

En la vida en democracia las instituciones tienen una función fundamental dentro de la organización de la sociedad y los roles de las mismas no deben confundirse ni mezclarse para que el ciudadano común pueda sentirse protegido, con ámbitos para poder expresar sus necesidades y encontrar amparo si piensa que algunos de sus derechos están vulnerados por el Estado.

Con la necesidad de mostrarse fortalecido en esta lucha contra la pandemia, el intendente de la ciudad Juan Manuel Llamosas viene repitiendo una foto de unidad, en la que además de representantes de diferentes agrupaciones y asociaciones se ve a actores de la oposición y hasta al Defensor del Pueblo, como si su sola presencia en la imagen le diera un viso de legitimidad a las medidas que se van a tomar.

Queda claro que la pandemia no es una situación para hacer política partidaria y es sano que así lo entiendan nuestros dirigentes; pero tampoco se deben pasar para el otro lado y olvidar cuáles son sus roles dentro del armado de la sociedad.

Tanto los referentes de la oposición en el Concejo como el propio Defensor del Pueblo, Ismael Rins, pueden aportar desde sus roles y miradas muchas ideas y acciones para poder mejorar la lucha contra el Covid y brindarle a aquellos sectores que están viendo sus derechos vulnerados una herramienta para poder contenerlos y, en el caso de que sea necesario, poder defenderlos.

La foto por la foto misma no suma nada, ni al oficialismo, ni a la oposición, ni al Defensor del Pueblo, lo que suma es que cada uno cumpla sus roles con responsabilidad y madurez para poder sacar adelante esta dura situación.