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Por el congelamiento de los precios, las estaciones de bandera blanca no reciben nafta

Son unas 1.500 distribuidas en todo el país, según el último censo de la Cámara que las agrupa. Advierten que siempre operan como la primera alerta cuando el valor queda retrasado. De persistir, luego llega el cupo para las que tienen marcas de petroleras

Muchos advirtieron en las últimas semanas que los controles de precios suelen generar en el mediano plazo dificultades de abastecimiento. Lo mencionaron cuando el Gobierno anunció el congelamiento de 1.432 productos de la canasta básica hasta el 7 de enero. Pero antes que eso, dispuso que los combustibles no aumentarían al menos hasta fin de año. El punto de partida fue mayo y ahora son las estaciones de servicio las que señalan dificultades en el abastecimiento del segmento denominado “bandera blanca”, que son aquellas que no tienen identificación con ninguna petrolera.

Desde las estaciones no sólo alertan sobre esta situación que alcanza a 1.526 comercios de combustibles de todas las provincias, sino que también anticipan que el próximo paso que suele darse en estas circunstancias es que el resto de las expendedoras comienzan a recibir cupos de entrega por parte de las petroleras. Ante esto, se encendió la alarma.

Pasaron 6 meses desde el congelamiento y no sólo influyó el proceso inflacionario interno en ese retraso de precios que señalan las estaciones -y las petroleras-, sino que también está impactando la escalada internacional del precio del crudo. En mayo, el barril se comercializaba a 65 dólares y en los últimos días tocó los 85 dólares, fruto de la reactivación económica en el mundo, las dificultades de logística vigentes en el comercio mundial y cierta expectativa en la producción de los hidrocarburos. Si se quisiera alinear ese valor del barril con el precio del surtidor argentino, sería necesario un ajuste del 35% y así se alcanzaría la “paridad de exportación”. Un porcentaje que nadie está pensando hoy en Argentina porque se sabe que un ajuste de ese calibre en los combustibles sería un impulso fuerte para los precios de la economía en general.

“Hay un atraso del 10% y el 12% en los precios, en un contexto en el que todos los costos para el estacionero van en aumento. A raíz de este escenario, en el que las petroleras no actualizan los valores, ocurre que luego dejan de enviar productos al mercado, principalmente en las de línea blanca, lo que produce esta situación de desabastecimiento”, indicó Gabriel Bornoroni, presidente de Cecha, bastante más ajustado en sus cálculos. Desde la entidad se mostró preocupación por los primeros signos de desabastecimiento del mercado luego de un encuentro realizado en los últimos días, el primero presencial después de un año y medio de pandamia.

Subas, por ahora no

Por ahora la posibilidad de que aumenten los combustibles no aparece entre los planes del Gobierno, al menos hasta después de las elecciones del 14. Es que, junto con el dólar oficial y las tarifas, los combustibles intentaron utilizarse como anclas para desacelerar el proceso inflacionario. Hasta acá la estrategia no dio resultado y se fue acumulando un atraso en esos tres bienes que posiblemente comiencen a actualizarse a inicios de 2022.

Para los empresarios del rubro no hay dudas que la falta de combustibles que revelan las estaciones de bandera blanca “está estrechamente relacionado al congelamiento de precios vigente”.

Ante esta situación, la comisión directiva de Cecha planteó la necesidad de acceder a nuevas líneas de crédito para ayudar al sector, que se vio particularmente afectado por la pandemia y las restricciones. “El 80% de las estaciones de servicio tuvo que endeudarse durante 2020 para seguir funcionando y sobrevivir. Ahora, en un contexto no ideal pero más promisorio, es importante poner en orden las cosas”, explicó Bornoroni.

Un sector atomizado que reclama mejora en la rentabilidad

El congelamiento de precios sin un freno en la suba de los costos de las estaciones de servicio llevó al sector a un escenario de dificultades crecientes que puede convertirse en conflictivo si no hay actualizaciones en los valores del combustible que comercializan.

En el país hay 5.002 establecimientos operativos, según el último relevamiento de la Confederación de Entidades del Comercio de los Hidrocarburos (Cecha).

De ese total, el 61 por ciento ofrece sólo naftas y gasoil (3.094), el 26,9 por ciento son duales (1.346) y el 11,2 por ciento, únicamente GNC (562).

Por otra parte, el 31,1 por ciento de las estaciones de servicio embanderadas (1.555) llevan la imagen de la petrolera YPF, el 14,5 por ciento son Shell (800), el 11,2 por ciento AXION (562) y el 12,7 por ciento (633) se reparten entre Puma, Gulf, DAPSA, Refinor y Voy con Energía.

El 30,5 restante (1.526) constituyen el segmento de las denominadas blancas, que son aquellas que no mantienen acuerdos de exclusividad con ninguna empresa y son las que muestran siempre las primeras dificultades de abastecimiento de producto.

Pymes familiares

En este contexto, el 92 por ciento del universo expendedor está conformado por pymes familiares, en tanto que el 8 por ciento son operadas directamente por las petroleras o una subsidiaria de estas.

En lo que respecta a las compañías, sólo YPF y AXION son integradas, es decir que completan la cadena hidrocarburífera desde el pozo al surtidor.

Shell y Puma, por su parte, refinan y comercializan, mientras que Gulf y DAPSA revenden.

Respecto al mecanismo de comercialización que adopta cada una, YPF lo hace consignando sus productos y el resto los vende a su red de estaciones de servicio.

Gonzalo Dal Bianco. Redacción Puntal