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"Un panorama estable es saludable; las personas necesitamos sí o sí una rutina"

Lo aseguró la licenciada en Psicopedagogía y especialista en Psicoanálisis Mariela Cerioni al analizar el retorno a la presencialidad plena en las escuelas y a la casi normalización de las actividades tras dos años de pandemia

La licenciada en Psicopedagogía y especialista en Psicoanálisis Mariela Cerioni se refirió al retorno a la presencialidad plena en las escuelas a partir de marzo después de dos años de idas y venidas por la pandemia de coronavirus y sostuvo que, a nivel general, tener estabilidad es saludable, ya que las personas necesitan una rutina.

“La vuelta a clases es un cambio necesario y positivo, tanto para los niños del primario y los adolescentes del secundario como para los estudiantes del nivel universitario. El estar retirado de las aulas y de la presencialidad ha impactado afectivamente. Las personas de cualquier edad no aprendemos únicamente porque nos dan un contenido. Es decir, se aprende porque afectivamente es significativo ese contenido. Y, para que sea significativo, se necesita establecer un vínculo con el que le enseña a uno. Ese vínculo ha quedado bastante excluido con la no presencialidad”, opinó Cerioni.

“En los niños de primer grado se ha notado más, teniendo en cuenta que las maestras no han podido llegar a dar un contenido procesado. No han podido estar al lado de los alumnos para que aprendan paso a paso. Por eso, la vuelta a la presencialidad plena va a tener un impacto positivo, aunque va a llevar un tiempo para que todo vuelva a funcionar. Los niños más pequeños, sobre todo, se han acostumbrado mucho a estar con mamá y papá y les cuesta separarse. El niño se resiente en esa separación cuando ha estado muy pegado”, agregó.

A todo esto, la licenciada Cerioni sostuvo que se vienen cambios que se deben incorporar a lo que ha ocurrido.

“Creo que no se va a volver igual. Vienen cambios y hay que pensarlos como buenos y positivos. Se los tiene que incorporar a lo que pasó y aprendimos. De hecho, en dos años aprendimos mucho”, manifestó.

-Imagino que es positivo el hecho de tener mayores certezas respecto a que se espera un año relativamente normal. Es decir, más allá de que la pandemia sigue entre nosotros, hoy contamos con las vacunas y, pese a que crecieron los casos, las actividades no se han restringido…

-Sí, eso genera un sentimiento de estabilidad. Sucede, por ejemplo, con los estudiantes universitarios que tienen que alquilar departamentos porque vienen desde otras localidades. En un momento, por la pandemia, tuvieron que desalquilar y regresar a sus pueblos. La incertidumbre con la que se vivió afecta a nivel general, no solamente el aprendizaje. Inclusive, afecta a los padres, debido a que tienen que planificar sus actividades laborales. No es lo mismo que yo deje a mi hijo en la escuela y en sus actividades extraescolares a que lo tenga en casa. Hubo una inestabilidad afectiva y laboral. Tener todo el tiempo a los padres en casa generó una confusión en el psiquismo de los chicos. Evidentemente, tener un panorama mucho más claro y más estable es saludable, porque las personas necesitamos sí o sí de una rutina.