Milei es afecto a la hipérbole hacia adelante y hacia atrás:asegura que su gobierno está haciendo lo que jamás se hizo en la historia de la humanidad -y se jacta de los resultados- y que cambiará el país para siempre.
A pesar de toda la parafernalia vacía de contenido que el mileismo puso en escena en Tucumán, el episodio en sí mismo fue un acto de fuerte contenido político:mostró a 18 gobernadores, ninguno de los cuales pertenece al partido del presidente, poniéndole el cuerpo y la firma a un Pacto que en parte es una declaración de intenciones genéricas y casi obvias y, en parte, contiene elementos que, si no quedan sólo en una declamación, pueden reconfigurar el país.
Cada uno de los diez puntos del Pacto deberá convertirse ahora en algo más que en un simbolismo político:necesitarán plasmarse en leyes, en cuerpos normativos, que le otorguen un perfil específico a cada objetivo postulado ¿Qué implicará la reforma laboral? ¿Cómo se piensa promover el trabajo formal? ¿Qué harán con las jubilaciones, que deberán ser sustentables según el Pacto?¿Cuál será el sistema educativo útil y moderno que se propone? Seguramente Milei tendrá unas ideas con respecto a esos planteos y muchos de los gobernadores tendrán otras. El Presidente habla de destruir el Estado desde adentro, por ejemplo;hay mandatarios provinciales comoMartínLlaryora que reivindican discursiva, política y funcionalmente la participación estatal como un elemento equilibrador e indispensable.
Pocas horas después de firmar el Pacto de Mayo/Julio, el gobernador de Córdoba declaró en el departamento San Justo que “realizar obra pública es una buena manera de frenar la recesión”. Una recesión generada por la política contractiva de Milei y “el mejor ministro de Economía de la historia”, Luis “Toto” Caputo.
De ahora en más, una cuestión interesante es hasta dónde están dispuestos a llegar los gobernadores en la aprobación de las reformas que deberán surgir del Pacto. Su actitud final puede depender, entre otros factores, de dos datos:de cuánto apoyo popular pueda conservar el Presidente en medio de una recesión brutal, que se dispone a agravar con la promesa de secar aún más la plaza de pesos, y de las necesidades financieras que se vayan acumulando en sus propios distritos.
Por ahora, la foto de Milei en la Casa de Tucumán rodeado de gobernadores tuvo un impacto político, un significado. Pero, a la vez, como les suele ocurrir a los presidentes argentinos, el sentido y el peso gravitatorio del acto se diluyó rápidamente.
¿Por qué?Porque la señal de confianza que dieron 18 gobernadores, un territorio que le era hostil al Presidente, tuvo un movimiento contrario en un sector que, en teoría, el gobierno conoce e interpreta:el mercado. Mientras la política le daba apoyo, el mercado empezaba a retaceárselo. El dólar blue, planchado durante seis meses, se despertó definitivamente y comenzó a mostrar que los agentes económicos desconfían cada vez más del esquema que diseñó Caputo. Porque las reservas no crecen, porque el campo no liquida al ritmo que se prevía, porque la devaluación mensual del 2 por ciento va haciendo que el precio del dólar quede más retrasado y, fundamentalmente, porque descuentan que esa política es cada vez más difícil de sostener.
El gobierno y el propio Milei han venido asegurando que el blue en 1.500 pesos no los inquieta;sin embargo, si fuera verdad, ¿por qué comunicar una nueva medida cambiaria un sábado a la mañana? Normalmente, las conferencias económicas los viernes por la tarde suelen denotar nerviosismo y expectativa;un anuncio hecho un sábado parece implicar una vuelta de tuerca en esa lógica.
Más allá de la operatoria técnica, lo que aseguró Milei en una entrevista es que no habrá pesos en el mercado para que vayan al dólar;pero si no van al dólar tampoco lo hacen al resto de la economía, con lo cual lo que está anticipando el líder libertario es una profundización de la ya cruel recesión que padece el país.
Sólo hay que repasar algunos números para dimensionar la magnitud de la catástrofe económica que se está viviendo. En solamente seis meses se perdieron 137 mil empleos formales en el país;hay fábricas como Nissan yRenault que decidieron parar su producción por la baja de la demanda interna;y las ventas minoristas de las pymes cayeron un 21,9 por ciento en junio en la comparación internual.
“Comercialmente el semestre fue un desastre. Desde la pandemia no veíamos algo así”, detalló un comerciante riocuartense. En la ciudad, las cifras también son alarmantes: la actividad económica en su conjunto se derrumbó un 12,5 por ciento entre el último trimestre del año pasado y el primero de 2024. Esa situación empezó a impactar también, obviamente, en los Estados: la Provincia y el Municipio acusan bajas importantes en la recaudación real y, por lo tanto, empiezan a tener limitaciones presupuestarias.
Desde las entidades empresarias vienen señalando que muchas compañías se sostienen en pie porque tienen la expectativa de un inicio de reactivación. Pero esa reversión del ciclo económico no parece estar llegando; no hay datos que permitan avizorarla. Menos aún después de los anuncios que hicieron Milei y Caputo.
La pregunta ante la complejidad del cuadro de situación, que además y fundamentalmente deriva en un deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población, es cuánta capacidad de absorción política tienen el gobierno y el presidente Milei. Hasta ahora, en contra de casi todos los pronósticos, ha demostrado que mantiene un caudal de apoyo popular que le permite continuar con su política. Córdoba, en ese punto, es la estrella del universo mileísta, con un índice de imagen positiva que todavía supera el 66 por ciento.
Esos son los datos que miran los principales dirigentes cordobeses a la hora de posicionarse. Y, especialmente el gobernador Llaryora, que en los primeros meses se convirtió en un antagonista público de Milei pero que, ahora, oscila entre el apoyo y la diferenciación, en un intento por no contraponerse a la mayoría de su propio electorado pero, a la vez, no mimetizarse con el ideólogo y ejecutor de un experimento que es riesgoso y que tiene la potencialidad de no salir del todo bien.