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"Odio a los indiferentes"

Antonio Gramsci y el debate sobre el compromiso social que se les exige a los atletas

Antonio Gramsci fue un pensador y político italiano que combatió al fascismo en su esplendor. Esa afrenta la pagó con su vida. Actualizó el marxismo poniendo el acento en cuestiones sociales, educativas y cívicas, corriendo el eje de la explicación económica de la sociedad.

Desarrolló el concepto de "hegemonía" para explicar la dominación de una clase sobre la otra. El comando no se lleva a cabo sólo por el control de los medios de producción sino, por el manejo de aspectos culturales.

La hegemonía se construye a través de la circulación de sistemas de ideas y creencias. La clase dominante llega a su lugar porque logra imponer su visión de mundo a través de distintas instituciones, como por ejemplo las escuelas.

Para revertir esa hegemonía, es clave la figura del intelectual orgánico. Gramsci se desprende de la idea del "intelectual tradicional". Señala que una persona es siempre un ser pensante, por ende, es imposible distanciar al sujeto de la actividad intelectual. Cada hombre participa de la construcción del mundo.

Un intelectual tiene entre sus funciones la difusión de un sistema de creencias. No puede desprenderse de ese lugar. No puede elegir no comprometerse. Esa apatía solo contribuye a la manutención de un status quo. Gramsci, que no se quedó solo en las letras, sino que fue un activo militante, odiaba la indiferencia del que se autodefinía apolítico.

La hegemonía blanca en Estados Unidos no solo está dada por las desigualdades económicas. Hay cuestiones culturales muy arraigadas, sobre lo que significa ser negro y ser blanco en ese país.

"I can´t breath" dijo el afroamericano George Floyd antes de morir asfixiado por la presión que ejercía sobre su cuello la rodilla del policía blanco Derek Chauvin. El homicidio ocurrió en Minnesota, en el norte de Estados Unidos y sumió al país en protestas de todo tipo. Entre ellas las de muchos deportistas negros.

"Veo a aquellos que permanecen en silencio, algunos de ustedes son grandes estrellas, pero permanecen en silencio en medio de la injusticia. No hay una señal de nadie en mi industria que, por supuesto, es un deporte dominado por los blancos. Soy una de las únicas personas de color que está allí, pero estoy solo", escribió el multicampeón de la Fórmula 1 Lewis Hamilton "Veo a aquellos que permanecen en silencio, algunos de ustedes son grandes estrellas, pero permanecen en silencio en medio de la injusticia. No hay una señal de nadie en mi industria que, por supuesto, es un deporte dominado por los blancos. Soy una de las únicas personas de color que está allí, pero estoy solo", escribió el multicampeón de la Fórmula 1 Lewis Hamilton sobre la reacción del automovilismo ante el crimen de Floyd. La joven tenista estadounidense Coco Gauff posteó en las redes un mensaje tan claro como directo: "¿Seré la próxima?". El futbolista Marcus Thuram aprovechó la vidriera de la Bundesliga para protestar. Su padre, Lilian, campeón del mundo con Francia en el ´98, uno de los deportistas más activos en visibilizar la problemática, decía hace un tiempo: "Cuando eres neutral ante el racismo, quiere decir que lo respaldas".

Cómo será de profundo el problema, que hasta el "apolítico" Michael Jordan se pronunció. "Estoy con todos aquellos que denuncian el racismo arraigado y la violencia contra las personas de color en nuestro país. Ya hemos tenido suficiente", remarcó en su comunicado, quién hace algunos años atrás se negó a participar en una campaña que procuraba frenar al senador racista Jesse Helms. Incluso, "su majestad" lanzó la frase: "Los republicanos también compran zapatillas".

Lebron James es comparado con Jordan en muchos aspectos. Si hay uno en el que es diferente es en su compromiso político. Detractor de Donald Trump, "The King" fue uno de los primeros en reaccionar al caso Floyd. Lo hizo recordando al deportista que volvió a exponer en la gran pantalla al racismo extremo en Estados Unidos: Colin Kaepernick.

El jugador de fútbol americano empezó a hincar su rodilla al escuchar el himno norteamericano en la previa de los partidos a modo de protesta. Fue tildado de "antipatriota" y ningún equipo volvió a contratarlo. En 2017 cansado de ver protestas de este tipo, Donald Trump les dijo a los jugadores: "Cállense y jueguen". La respuesta llegó unos días después, con más 200 protagonistas arrodillados en horario central de televisión.

Aquella protesta ha vuelto hoy sobre el tapete. Un ejecutivo de la NFL (Liga Nacional de Fútbol) dijo estar arrepentido de formar parte de aquella decisión de no volver a contratar a Kaepernick. La figura del futbolista tomó fuerza al convertirse en la imagen de Nike. Su opinión hizo que se modificara un diseño de una zapatilla de la marca, que contenía una versión de la bandera de Estados Unidos relacionada con los tiempos de la esclavitud.

Esta no es la primera vez que el deporte reacciona ante el racismo. Los estadounidenses Tommie Smith y John Carlos, oro y bronce respectivamente en los 200 metros llanos de los Juegos Olímpicos de México 1968, subieron al podio con el puño en alto envuelto en un guante negro, símbolo del "Black Power". La respuesta del racista y ultraconservador presidente del COI, Avery Brundage fue tajante. Sus carreras quedaron truncas y recibieron amenazas de todo tipo al regresar a su país. El australiano Peter Norman -segundo de aquella final- también sufrió las consecuencias. Accedió a acompañar a los dos atletas en la protesta y terminó sus días olvidado.

El caso más conocido es el de Muhamud Ali. Si bien pudo volver a boxear, el castigo por negarse a ir a combatir a Vietnam no sólo fue perder su título, sino también estar abajo del ring en los que podrían haber sido sus años de plenitud. Menos difundido, es lo que vivió la patinadora Sunrya Bonaly. Su historia, retratada por la serie "Losers" de Netflix, muestra como fue mirada de reojo por los jueces debido a ser negra y no coincidir con el estereotipo de las "princesas del hielo".

En Argentina una muestra histórica de la responsabilidad social de los deportistas es la larga lista de atletas que figuran entre los más de 30 mil desaparecidos durante la última dictadura militar. Actualmente, ese compromiso lo demuestran las protagonistas de las ramas femeninas de varios deportes, como el fútbol y el rugby. Sobre todo en las campañas del "Ni una menos".

El debate sobre el compromiso de los deportistas en las causas políticas y sociales ha ido creciendo con el correr de los años. ¿Debe un deportista meterse en esos temas? ¿Se le pude reclamar que lo haga? ¿Está bien criticarlo por ser indiferente ante los avatares de la realidad? En términos de Gramsci, entendiéndolos como intelectuales en las sociedades de este siglo, la respuesta es clara. La indiferencia no es una opción.

Agustín Hurtado. Redacción Puntal