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IFK Sports, la fábrica de camisetas que nació en el potrero y apunta a la Primera

Con diez años de historia y una identidad forjada entre costuras, pasión y barrio, esta marca cordobesa se ganó su lugar en el ascenso y sueña con llegar a los vestuarios más emblemáticos del país.

En cada rincón del país, el fútbol late como una pasión que se teje entre sueños, camisetas y abrazos de gol. En Córdoba, esa pasión tomó forma de fábrica: IFK Sports, una marca que nació entre amigos, se afianzó en el ascenso argentino y hoy sueña con dar el salto definitivo para vestir a los grandes equipos de la Primera División.

La historia de IFK comenzó hace una década, entre torneos amateurs y equipos barriales. Lo que al principio fue una necesidad de conseguir ropa deportiva personalizada, se transformó con el tiempo en un proyecto sólido que hoy emplea a 75 personas y cuenta con una planta propia de 1.200 metros cuadrados. “Nosotros este año cumplimos 10 años con la empresa. Arrancamos siempre con torneos de amigos y equipos de torneos amateurs. Hace tres años que nos metimos en el fútbol profesional”, cuenta Gastón Cardone, socio gerente de la firma, en exclusiva con Puntal.

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Desde su fábrica en Córdoba, IFK ya viste a 10 equipos del fútbol profesional, entre ellos, se destacan Deportivo Maipú, Midland, Excursionistas, Sacachispas, Sportivo Belgrano, Cipolletti, Huracán Las Heras, Deportivo Las Parejas, Defensores de Villa Ramallo y Estudiantes de San Luis. Todos ellos militan en las categorías del ascenso argentino.

Pero el objetivo no se detiene ahí. IFK sueña con dar un paso más. “El objetivo está en salir al mercado internacional, buscar algún club de Latinoamérica y agarrar algún club grande de Argentina en cuanto a hinchas. Me gustaría que sea de Primera División”, confiesa Cardone, con la ambición intacta de llegar al máximo nivel del fútbol argentino.

La propuesta de la empresa se apoya en una lógica distinta: producir en su propia planta y trabajar codo a codo con los clubes en el diseño de cada camiseta. “Le bonificamos toda la ropa del plantel profesional al club. Laburamos mucho los diseños en conjunto. Tenemos un gran equipo de diseño enfocado puntualmente a esto”, explica.

Hoy, IFK produce el 100% de lo que entrega y comercializa. “A lo largo de los años, fuimos incorporando muchos procesos que antes terciarizamos. Hoy están dentro de la empresa. En este rubro, no hay muchas marcas de ropa que tengan fábrica. No terciarizamos nada, solo el proceso de confección. Todo es interno. Eso nos hace ser más competitivos en cuanto a precio y lo que le ofrecemos a los clubes”, detalla.

La camiseta promedio que visten los equipos ronda los $65.000, y si bien la marca surgió con el fútbol como eje, su expansión alcanzó otros deportes: “Vestimos vóley, handball, básquet, hockey y queremos meternos de lleno en el rugby”. En paralelo, IFK mantiene una fuerte presencia social, donando indumentaria a comedores, asociaciones y fundaciones. “Siempre estamos donando indumentaria que esté sobrando para lugares que hagan falta”, agregó Cardone.

Con raíces bien plantadas en Córdoba, una década de recorrido y el sueño intacto de ver una camiseta IFK en una cancha de Primera, la marca sigue creciendo con la misma pasión con la que nació: en el potrero, entre amigos, y con la ilusión de jugar en las grandes ligas.