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Entrevista a Félix Díaz: "El aislamiento profundizó las problemáticas en las comunidades indígenas"

El presidente del Consejo Consultivo de los Pueblos Originarios se refirió a las dificultades económicas que enfrentan con las medidas de la cuarentena y el flagelo de la droga que amenaza a los más jóvenes, con una fuerte preocupación por complicaciones en la salud y la inseguridad, fundamentalmente en el norte del país.

“El aislamiento social profundizó las problemáticas por las que están pasando las comunidades indígenas, en especial en el norte argentino”, aseguró Félix Díaz, presidente del Consejo Consultivo y Participativo de los Pueblos Indígenas Argentinos, quien hizo referencia no sólo a los problemas económicos y de salud por los que atraviesan los miembros de estas comunidades sino también al flagelo de la droga que, señaló, ha ingresado y afectado en gran medida a los jóvenes.

El referente de los pueblos originarios sostuvo que cada vez llega menos ayuda y que el acompañamiento que brinda el Estado es prácticamente nulo. Esto se agrava con la imposibilidad de los indígenas de poder comercializar los productos de carpintería o artesanía que elaboran, y en varias de las comunidades ni siquiera llega el agua que llevan en camiones para sus aljibes.

“La situación de los pueblos indígenas está cada vez más difícil, es un contexto complejo en todos los aspectos, por lo que estamos muy aislados. Este aislamiento obligatorio profundizó la problemática en las comunidades, en especial en la zona norte, en todos los aspectos, porque las poblaciones desde hace tiempo conviven con la droga, que ha ingresado y gran parte de la juventud está muy afectada”, sostuvo Díaz, y destacó: “Se están muriendo jóvenes por este flagelo, a algunos los matan, otros se suicidan, muchos se mueren por el efecto de la droga, y lo más triste es que la Policía y muchas iglesias evangélicas que funcionan en la zona, les prohíben hacer ceremonias religiosas pero habilitan los lugares donde se venden drogas y alcohol sin decir nada”.

Sostuvo que muchos jóvenes se reúnen en estos espacios y que se conoce perfectamente quiénes son los que introducen las sustancias a las comunidades, pero que las fuerzas de seguridad no hacen nada para evitarlo. “Los gendarmes saben quiénes son, pero no los detienen, porque es una estrategia de exterminio, de dañar a la juventud y que no piense, que no defienda sus derechos”, indicó Díaz sobre la problemática que afecta a estas comunidades.

- ¿Se están organizando para encontrar ayuda para los que están más afectados?

- Es muy difícil, porque no se nos permite viajar. Yo estoy varado en Buenos Aires desde hace tiempo, sin poder moverme, y allá en las comunidades tampoco, tienen que tener sus permisos y declarar a qué van de un lugar a otro. Es un control muy estricto a los que quieren ir a ayudar, pero allá adentro no se controla nada.

Señaló, en tanto, que muchas comunidades no tienen agua, “porque los municipios no pueden llevar agua por la cuarentena de los empleados; antes se llevaba con camiones el agua a los aljibes en los sectores que tenían el suyo, pero no es igual para todos”, indicó y agregó: “El hambre también está muy presente y hay mucha muerte por enfermedades como tuberculosis y neumonía”.

- ¿Cuáles son los sectores más afectados?

- Las provincias de Salta, Chaco y Formosa, fundamentalmente, donde habitan muchos pueblos indígenas. En Formosa tenemos pueblos qom, wichí, nivaclé y pilagá; en Chaco hay wichí, qom y mocoví, y en Salta hay más de 14 pueblos indígenas, que son los más vulnerables, aislados. Para que se den una idea, la mayoría son beneficiarios del IFE de Nación, pero para cobrarlo deben trasladarse hasta Salta capital, que les queda a 500 o 600 kilómetros de distancia y esto significa que ir a buscar el dinero les cuesta la totalidad del dinero. No hay excepciones en la política social hacia los pueblos indígenas. Están excluidos, para que los indígenas no se manifiesten, no reclamen, pero es una realidad que no puede sostenerse.

Díaz explicó que muchos de los habitantes de estas comunidades viven de la producción de carbón y otros con la elaboración de muebles, pero no pueden comercializar sus producciones. “No los dejan, porque dicen que no tienen la habilitación del Ministerio de Medio Ambiente, que no tiene nada que ver con lo que hacen, con la excusa de proteger el bosque, y les decomisan el poco trabajo que quieren vender, se quedan sin nada”, comentó el dirigente, mientras que aseguró que las bolsas de alimentos que les entregan son muy pequeñas y no les alcanza para alimentarse: “Tienen solamente 5 productos muy básicos, aceite, azúcar, yerba, arroz, y no es suficiente, más pensando que en una casa indígena viven dos o tres familias, es decir, 13 a 15 personas, en un rato se termina todo, no hay una política especial para los pueblos indígenas”.

Flagelo de las drogas

El presidente del Consejo Consultivo se refirió también a las problemáticas derivadas del ingreso de las drogas a las comunidades, como es el caso de la inseguridad y la delincuencia: “Es un problema grave, porque a los chicos adictos no les importa nada, les roban a sus padres o sus hermanos, lo venden o cambian por droga, y los políticos consideran estratégicamente que el culpable es el indígena, no el que vende las sustancias; el consumidor es el que se muere, el que va preso, y el vendedor no”, indicó.

Además del daño que genera en las familias el consumo de drogas, indica que se da una gran dificultad para llegar a la Justicia desde las comunidades. “Nadie nos recibe y los que más sufren son los padres y las madres, que son los más golpeados por esta situación”, comentó el dirigente.

- A esto se suma la ausencia de la ayuda que llegaba antes desde distintos puntos del país con el trabajo de las organizaciones.

- Es que todo está frenado, y las perjudicadas son las comunidades. La gente que siempre colabora tampoco puede hacer nada, porque también se les aprietan los recursos, porque antes sobraba algo, pero ahora hay que cuidar. No se sabe cuándo va a terminar la cuarentena, si no se tiene un sueldo fijo es imposible sostenerlo. Es desesperante, te enferma psicológicamente y no se sabe cómo seguir adelante porque nadie te va a ayudar. Es lo que sufrimos los pueblos indígenas, y no tenemos una institución donde podamos canalizar nuestro reclamo, ni siquiera el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que no nos responde porque dice que los empleados están en cuarentena y los funcionarios trabajan administrativamente desde sus casas sin contestarnos.

- ¿Qué sucedió con los agentes que habían sido apartados de la Policía por las agresiones y abusos a la familia de la comunidad qom en Chaco?

- Nos enteramos de que el mismo gobernador y la ministra de Seguridad decidieron que estos agentes fueran cesanteados y les sacaran los sueldos, que no pudieran estar más en las fuerzas. El jefe de la Policía se enojó y renunció a su cargo, por lo que consideramos que es algo positivo para frenar en parte la violencia que hay contra las comunidades. Habían pedido reincorporarlos a su actividad, pero eso implicaba que la zona de los pueblos se convirtiera en una zona liberada por parte de la Policía.