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Río Cuarto: hay 11.000 personas con necesidades básicas insatisfechas

Según la estadística, es la cantidad de riocuartenses que no tienen cubiertas cuestiones alimentarias y de ropa que son básicas. La crisis económica golpea fuerte en los hogares argentinos y la ciudad no es la excepción

En la ciudad de Río Cuarto, hay 11.000 personas con necesidades básicas insatisfechas.

Según la estadística oficial, es la cantidad de riocuartenses que no tienen cubiertas cuestiones alimentarias y de ropa que son básicas para vivir.

La crisis económica golpea fuerte en los hogares argentinos y la ciudad no es la excepción.

El impacto del ajuste nacional en el bolsillo de las familias es duro y hace que muchos ciudadanos no tengan acceso a los alimentos básicos ni a la vestimenta que se necesita para paliar el frío.

“Las personas que vienen a nuestro merendero para llevarse las viandas también piden ropa”, señaló a Puntal la coordinadora de una ONG local.

Yañadió:“Se han caído las changas y los ingresos diarios no alcanzan. O comen o se visten”.

A medida que la crisis se profundiza, se desnuda un nuevo aspecto de la cruda situación por la que atraviesan muchos vecinos.

Tener necesidades básicas insatisfechas significa integrar “los grupos de pobreza estructural, más allá de la simple insuficiencia de ingresos y se basa en la evaluación de carencias en áreas como alimentos, vestimenta, vivienda, servicios sanitarios, educación y capacidad de subsistencia”, de acuerdo con la sociología.

En las ciudad, hay aproximadamente 11.000 personas con necesidades básicas insatisfechas que dependen de las changas y de la ayuda del Estado.

En esos hogares, “hay miembros que se saltean comidas para que puedan comer sus hijos y en promedio tienen tres comidas al día y no cuatro”.

En ese marco, “existen casos en los que comen una, dos o tres veces al día y en contadísimos casos, cuatro”.

Los merenderos locales se ven desbordados porque no sólo concurren las personas que habitualmente lo hacen, sino también los llamados “nuevos pobres”, es decir integrantes de clase media que nunca fueron y hoy tienen esa necesidad.

Y además se suman jubilados que van a comer porque no les alcanzan sus haberes.

Por último, el Municipio, las ONG y la Iglesia asisten alimentariamente a estas personas, pero siempre la ayuda resulta insuficiente por el fuerte crecimiento de la demanda social.