Un recorrido de 120 kilómetros en kayak y dos días de travesía fue lo que le llevó a Alberto Maina unir el sector del río Piedras Blancas con la ciudad de Río Cuarto. En total fueron unas 20 horas de remo constante hasta que visualizó el puente carretero y los azudes, el destino final del desafío.
Según relató el ingeniero agrónomo a PUNTAL, “es la primera vez que se realiza una navegación” en este curso de agua.
El hombre de 65 años salió desde Piedras Blancas entre el jueves y viernes pasados y logró completar el trayecto el sábado.
En referencia a la distancia que recorrió, explicó que si bien “la poligonal, si uno sigue el recorrido, en total son unos 70 kilómetros, como es un río con meandros hace toda una serie de curvas que mínimamente representan 20 kilómetros más, y dentro de la ‘S’ que hace el río, uno tiene que ir buscando el cauce así, que son otros 20 kilómetros. Son entre 120 y 150 kilómetros en total”.
-¿Cómo fue que decidió realizar este desafío?
-Desde que soy chico lo intento hacer y nunca pude porque no estaban los medios necesarios. Antes intentábamos en cámaras de tractor y camión, botes, pero no funcionaba. Estos kayak que hay ahora, de última generación, pueden navegar hasta en 10 centímetros de agua, gracias a esto se puede hacer.
-¿Cómo fue la experiencia?
-Son 20 horas de remada constante en dos días y la navegación es ardua porque, además de la remada permanente, la posición en la que uno va es igual durante muchas horas. Además fui solo, no conseguí a nadie que quisiera ir, ahora que ya lo hice quieren todos hacer lo mismo. La parada que realicé fue a la orilla del río, allí puse mi bolsa de dormir, hice una especie de corral y me protegí con el kayak, en esa zona hay bastante hacienda. Pero fue una experiencia muy linda.
-¿La travesía es muy compleja o la puede concretar cualquiera?
-Lo que yo recomiendo es que el recorrido lo haga con alguien que sepa realmente cómo es. Tiene que tener un mínimo de estado físico y también actitud positiva. Hay gente que ante la primera dificultad se rinde y eso no va en esto, hay que lucharla porque tenés remansos, muchas veces se te da vuelta el kayak. En el recorrido me topé con dos alambrados eléctricos, los encaré de golpe porque no los vi y me electrocutaron por todos lados, me dejaron mal por un rato bastante largo. Es un shock que te pega y no podía salir de eso, por suerte pude dar vuelta el kayak, me metí abajo del agua y pude pasar. También hay alambrados que cruzan el río, si te enganchas ahí te pueden lastimar. Otro problema que hay es que en las orillas hay árboles caídos y el agua pasa hacia abajo, si uno no lo prevé antes para evitarlos -sortear el obstáculo-, si te engancha el agua y te mete abajo, cuesta salir. Por eso lo conveniente es que la gente que lo haga le gusten este tipo de cosas y esté predispuesto a todo, pero no alguien que piense que es sólo un paseíto.
-¿Cuánto llevó prepararse para el desafío?
-Toda la vida hice deportes náuticos y para esto estuve haciendo entrenamiento con yoga durante un año. La profesora me ayudó a hacer toda la gimnasia necesaria para la experiencia. Intenté hacer este recorrido el año pasado y no pude. Este año apenas se dieron las condiciones fui. Hay que tener en cuenta que si no ha llovido bien en las sierras, arriba en la zona de Las Albahacas no hay mucho caudal de agua y no es navegable, entonces hay que esperar que haya agua para poder recorrer.
-¿Qué les diría a los que quieren hacer la travesía?
-Es hermoso porque significa un contacto con la naturaleza pleno, uno está solo ahí con toda una fauna muy rica, un paisaje muy lindo que va cambiando de a poco; entre barrancas, galería de árboles, zona de playa, realmente vale la pena hacerlo.
- ¿Hay nuevos objetivos, va a repetir la experiencia?
- Sí, ahora voy a llevar a amigos por sectores que son muy lindos. Hay gente que me llamó de varios lugares interesados en hacer este recorrido, hay gran cantidad de personas que les gusta hacer este deporte. En el río Cuarto, sobre todo en la zona que va desde Piedras Blancas a Paso del Cuco, hay cursos rápidos y de remansos, y para el que le gusta el kayak eso es ideal, lo disfruta plenamente.
El hombre de 65 años salió desde Piedras Blancas entre el jueves y viernes pasados y logró completar el trayecto el sábado.
En referencia a la distancia que recorrió, explicó que si bien “la poligonal, si uno sigue el recorrido, en total son unos 70 kilómetros, como es un río con meandros hace toda una serie de curvas que mínimamente representan 20 kilómetros más, y dentro de la ‘S’ que hace el río, uno tiene que ir buscando el cauce así, que son otros 20 kilómetros. Son entre 120 y 150 kilómetros en total”.
-¿Cómo fue que decidió realizar este desafío?
-Desde que soy chico lo intento hacer y nunca pude porque no estaban los medios necesarios. Antes intentábamos en cámaras de tractor y camión, botes, pero no funcionaba. Estos kayak que hay ahora, de última generación, pueden navegar hasta en 10 centímetros de agua, gracias a esto se puede hacer.
-¿Cómo fue la experiencia?
-Son 20 horas de remada constante en dos días y la navegación es ardua porque, además de la remada permanente, la posición en la que uno va es igual durante muchas horas. Además fui solo, no conseguí a nadie que quisiera ir, ahora que ya lo hice quieren todos hacer lo mismo. La parada que realicé fue a la orilla del río, allí puse mi bolsa de dormir, hice una especie de corral y me protegí con el kayak, en esa zona hay bastante hacienda. Pero fue una experiencia muy linda.
-¿La travesía es muy compleja o la puede concretar cualquiera?
-Lo que yo recomiendo es que el recorrido lo haga con alguien que sepa realmente cómo es. Tiene que tener un mínimo de estado físico y también actitud positiva. Hay gente que ante la primera dificultad se rinde y eso no va en esto, hay que lucharla porque tenés remansos, muchas veces se te da vuelta el kayak. En el recorrido me topé con dos alambrados eléctricos, los encaré de golpe porque no los vi y me electrocutaron por todos lados, me dejaron mal por un rato bastante largo. Es un shock que te pega y no podía salir de eso, por suerte pude dar vuelta el kayak, me metí abajo del agua y pude pasar. También hay alambrados que cruzan el río, si te enganchas ahí te pueden lastimar. Otro problema que hay es que en las orillas hay árboles caídos y el agua pasa hacia abajo, si uno no lo prevé antes para evitarlos -sortear el obstáculo-, si te engancha el agua y te mete abajo, cuesta salir. Por eso lo conveniente es que la gente que lo haga le gusten este tipo de cosas y esté predispuesto a todo, pero no alguien que piense que es sólo un paseíto.
-¿Cuánto llevó prepararse para el desafío?
-Toda la vida hice deportes náuticos y para esto estuve haciendo entrenamiento con yoga durante un año. La profesora me ayudó a hacer toda la gimnasia necesaria para la experiencia. Intenté hacer este recorrido el año pasado y no pude. Este año apenas se dieron las condiciones fui. Hay que tener en cuenta que si no ha llovido bien en las sierras, arriba en la zona de Las Albahacas no hay mucho caudal de agua y no es navegable, entonces hay que esperar que haya agua para poder recorrer.
-¿Qué les diría a los que quieren hacer la travesía?
-Es hermoso porque significa un contacto con la naturaleza pleno, uno está solo ahí con toda una fauna muy rica, un paisaje muy lindo que va cambiando de a poco; entre barrancas, galería de árboles, zona de playa, realmente vale la pena hacerlo.
- ¿Hay nuevos objetivos, va a repetir la experiencia?
- Sí, ahora voy a llevar a amigos por sectores que son muy lindos. Hay gente que me llamó de varios lugares interesados en hacer este recorrido, hay gran cantidad de personas que les gusta hacer este deporte. En el río Cuarto, sobre todo en la zona que va desde Piedras Blancas a Paso del Cuco, hay cursos rápidos y de remansos, y para el que le gusta el kayak eso es ideal, lo disfruta plenamente.
Luciana Panella